Explosi¨®n de festivales
Los encuentros musicales aumentan en Espa?a. Muchos son plataformas de promoci¨®n municipal, y otros, un negocio millonario
Desde aquellos m¨ªticos encuentros en Woodstock (EE UU) y Glastonbury (Reino Unido) en los setenta, ha llovido mucho sobre los festivales de m¨²sica. A veces tanto que algunos de ellos se han hundido para siempre, como ocurri¨® aqu¨ª en Espa?a con el Esp¨¢rrago Rock despu¨¦s del diluvio de Jerez. Aunque, en ocasiones, tambi¨¦n ha habido otros que han emergido desde el subsuelo, como ocurri¨® el a?o pasado con el MetroRock de Madrid, que abandon¨® los andenes del metro y vuelve a celebrarse este fin de semana al aire libre.
Desde que el granjero americano Sam Yasgur y el brit¨¢nico Michael Eavis desplazaron a las vacas de sus tierras durante unos d¨ªas y convirtieron sus pastos en escenarios para las legendarias bandas setenteras, atrayendo a centenares de miles de hippies hastiados de las guerras y pregonando la paz y el amor libre aderezados con drogas y rock and roll... Desde entonces, las cosas han cambiado un poco en estos festejos.
En Espa?a hay decenas de ellos, y cada verano surge alguno m¨¢s. Crecen como setas. Y es que, detr¨¢s de la promoci¨®n de la cultura musical entre los j¨®venes, se oculta tambi¨¦n, o sobre todo, un negocio millonario y una forma de publicitar municipios y ciudades enteras, incluso de obtener votos entre los m¨¢s j¨®venes y fidelizarlos a productos que van desde refrescos y bebidas alcoh¨®licas hasta compa?¨ªas telef¨®nicas. Los festivales se han sofisticado y mercantilizado cada vez m¨¢s, o al rev¨¦s. Y la m¨²sica, por buena que sea, algunas veces es principalmente una excusa.
"Quer¨ªamos dar un salto en cuanto al turismo basado en la m¨²sica y empezamos a lanzar, junto a la promotora Musicfrog, el Natural Music Festival", explica Gerardo Palmero, concejal de Cultura del Ayuntamiento de El Ejido (Almer¨ªa), que a mediados de julio celebra la primera edici¨®n del festival. "Todo el mundo conoce Benic¨¤ssim, por qu¨¦ no va a poder ser conocido El Ejido por algo distinto a la agricultura. Esto nace con vocaci¨®n de continuidad en un emplazamiento playero de lujo".
Los festivales viven un momento de esplendor. Ofrecen multitud de conciertos en un momento en que el directo se cotiza m¨¢s que nunca y la gente, sobre todo los m¨¢s j¨®venes, se puede gastar el dinero que se ahorra en discos, al descargarse los temas de sus grupos favoritos de la Red.
"La m¨²sica sigue siendo un negocio. Caen las ventas pero no las ganas de asistir a conciertos. Mi verano ha pasado a estar bastante ocupado desde que hace tres a?os montamos la agencia", comenta Jos¨¦ Antonio Salinas, de la agencia de comunicaci¨®n Borderlinemusic, que se dedica a montar las p¨¢ginas webs y a llevar la prensa de muchos de estos eventos.
Ahora, en lugar de granjeros hay grandes promotoras musicales. En lugar de granjas hay explanadas o parques y c¨¢mpings o zonas de acampada con aparcamiento. En vez de pastos con cacas de vaca hay arena, o tierra en el peor de los casos y c¨¦sped en el mejor. En vez de actuaciones sorpresa, hay carteles que compiten entre s¨ª por llevarse al mejor grupo del momento o traerse al m¨¢s legendario, desorbitando los cach¨¦s de las bandas y reventando los mercados musicales. Los organizadores ya no tienen que combatir el recelo de las administraciones para asumir la llegada de miles de j¨®venes dispuestos a pas¨¢rselo bien a toda costa, sino que ayuntamientos, diputaciones y comunidades subvencionan generosamente estos eventos y les dan ubicaci¨®n. Ahora, la gran mayor¨ªa de estos festivales no son gratuitos ni casi, sino que oscilan entre los 20 y los 160 euros. Eso s¨ª, la fiesta (concepto primordial en espa?ol) est¨¢ asegurada.
El Festival Internacional de Benic¨¤ssim -FIB- (Castell¨®n), el Festival de M¨²sica Electr¨®nica de Monegros, en Fraga (Huesca) y el Pirineos Sur de M¨²sicas del Mundo son tres de los m¨¢s veteranos de la Pen¨ªnsula. Vienen celebr¨¢ndose con decenas de miles de seguidores desde hace m¨¢s de una d¨¦cada. Pero tras ellos, han venido muchos m¨¢s: MetroRock (Madrid), Santander Summer Festival, Faraday (Vilanova i la Geltr¨², Barcelona), Creamfields (Villaricos, Almer¨ªa), Senglar Rock (Lleida), Etnosur (Ja¨¦n), y de reciente aparici¨®n: SummerCase (Madrid y Barcelona), Natural Music Festival (El Ejido-Almer¨ªa), Bilbao Live Festival (Bilbao)...
La lista es interminable, pero las propuestas no son siempre tan variadas. Este a?o, por ejemplo, Franz Ferdinand, que actuaron en Espa?a a finales del a?o pasado, son cabeza de cartel en MetroRock y Benic¨¤ssim. Sexy Sadie y The Charlatans act¨²an en el Santander Summer Festival y en el MetroRock. Tambi¨¦n en el Natural Music Festival (Almer¨ªa) y en el Bilbao Live Festival ac-t¨²an Guns N'Roses y Pretenders...
"Llamas a las agencias de Londres, ves qu¨¦ disponibilidad tienen los grupos y te haces tu festival a la carta, como quien dice. Si te interesa mucho un grupo, pues pujas", cuenta Pepe Rial, de la promotora Musicfrog. "Nosotros acabamos de empezar en esto y ese funcionamiento no lo hemos inventado nosotros".
"El verdadero negocio lo hacen los grupos con nosotros", dice Roberto Azor¨ªn, codirector de MetroRock. "Todos los festivales est¨¢n pujando por traerse a los mismos y, claro, van al que mejor paga. Por eso, a veces, hay anulaciones de grupos a ¨²ltima hora".
La guerra de festivales est¨¢ servida: a ver quien se lleva a la banda m¨¢s deseada, cueste lo que cueste ("de 100.000 euros para arriba", dicen). Al final, l¨®gicamente, son las promotoras grandes, o las que consiguen tener mayor presupuesto con la ayuda de las administraciones p¨²blicas que las contratan, las que se llevan el gato al agua a golpe de talonario. Y los festivales m¨¢s potentes aguantan. Y los m¨¢s peque?os sufren las consecuencias de no poder competir con tantos ceros. Vamos, nada nuevo: el pez grande se come al chico, aunque en este caso con la ayuda del dinero p¨²blico invertido por las administraciones que aprovechan la coyuntura para publicitar sus municipios o ciudades y ganar proyecci¨®n nacional e internacional.
"Casi todo el mundo conoce Benic¨¤ssim en Espa?a y en Europa por el festival. Este a?o esperamos a 15.000 ingleses, el 50% del aforo, que vienen a ver a sus grupos aqu¨ª", comenta Carlos D¨ªaz, hasta hace poco concejal del FIB, ya que exist¨ªa un edil exclusivo para eso. Y no es para menos, teniendo en cuenta que la inversi¨®n de las administraciones (Diputaci¨®n, Ayuntamiento y Generalitat) es de un mill¨®n de euros y los beneficios econ¨®micos para el municipio son astron¨®micos. A modo de ejemplo: los cajeros proporcionan tres millones de euros s¨®lo en esos d¨ªas.
Organizar un FIB puede suponer una inversi¨®n de ocho millones de euros y un MetroRock puede costar unos dos millones de euros, seg¨²n sus organizadores. El 40% de ese dinero sale de las administraciones y los sponsors -los primeros patrocinadores de los festivales son marcas como San Miguel, Heineken, Bacardi, Coca-Cola, Vodafone...-. Y el resto se supone que de la venta de entradas (el 10% se lo lleva la SGAE, que, por otra parte, ha retirado las subvenciones a los festivales de m¨²sica) y de las barras, que son el verdadero negocio, seg¨²n los organizadores.
"Es un negocio, pero de alto riesgo", dice ?lvaro Ruiz, de la organizaci¨®n del Festimad, que ahora vive un momento cr¨ªtico tras los problemas t¨¦cnicos del a?o pasado. El tiempo dir¨¢ qui¨¦n sobrevive en esta batalla, pero si depende de las ganas de fiesta de la gente...
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