T¨²nel negociador en el S¨¢hara
El 31 de mayo, el pleno del Ayuntamiento de Madrid aprob¨® por unanimidad de sus tres grupos una resoluci¨®n de urgencia condenando la represi¨®n marroqu¨ª en el S¨¢hara Occidental y apoyando el derecho del pueblo saharaui a elegir libremente su futuro "en el tantas veces aplazado refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n, para que pueda vivir en paz en su patria, el S¨¢hara Occidental".
El lenguaje pol¨ªtico, tanto el oficial como el de las oposiciones solidarias, est¨¢ lleno de clich¨¦s y de expresiones parad¨®jicas. Imposible, en el tema del S¨¢hara, no acordarse de aquel incongruente concepto del "refer¨¦ndum confirmativo" acu?ado por Hassan II para defenderse de su oposici¨®n tras su volte face de Nairobi en 1981. En la resoluci¨®n de la corporaci¨®n madrile?a est¨¢ tambi¨¦n condensado otro prejuicio que identifica autodeterminaci¨®n e independencia: un pueblo, una patria. Eso s¨ª, al sur del Estrecho de Gibraltar.
Pero un refer¨¦ndum tan complejo como el del S¨¢hara Occidental no se resuelve como en aquellas salidas de las colonizaciones en los a?os sesenta, en donde la independencia acaparaba el voto un¨¢nime de las poblaciones, puesto que no cab¨ªa marcha atr¨¢s en la historia. Por oportunismo y errores pol¨ªticos de los gobernantes del final del franquismo, la descolonizaci¨®n del S¨¢hara deriv¨® hacia una ocupaci¨®n del territorio por los dos pa¨ªses lim¨ªtrofes, creando una situaci¨®n, enquistada en el tiempo, de m¨¢s compleja soluci¨®n. Timor-Leste ya ha dado prueba de las dificultades de salir de una ocupaci¨®n prolongada.
Los procesos de paz exigen negociaciones largas y complicadas y admiten, sin duda, salidas pactadas en las que las dos partes pretenden salvaguardar aspectos esenciales de sus intereses. Hay todo un t¨²nel negociador que queda fuera de la vista p¨²blica, pero donde los ajustes de los puntos de mira se van perfilando. El conflicto del S¨¢hara tambi¨¦n ha tenido su t¨²nel negociador sin que se entrevea una salida.
En marzo pasado, el semanario marroqu¨ª Le Journal hebdomadaire public¨® la transcripci¨®n del encuentro negociador celebrado en septiembre de 1996 entre el entonces pr¨ªncipe heredero de Marruecos, hoy rey, y dos representantes del Frente Polisario, Bachir Mustaf¨¢ Sayed y Brahim Ghali, el actual director de la oficina de Madrid. Sacar a la luz el minutaje de aquel encuentro secreto provoc¨® la rasgadura de vestiduras de los partidos marroqu¨ªes, incapaces de entender lo que en aquella negociaci¨®n estaba en juego: la posible definici¨®n de una autonom¨ªa convincente para todas las partes.
Como en una verdadera negociaci¨®n, oferta y demanda se pusieron sobre la mesa, aunque conceptos vagos, como "descentralizaci¨®n", "regionalizaci¨®n", "autonom¨ªa" o "independencia en la interdependencia", requer¨ªan que se les rellenase de un contenido. La lectura de lo ocurrido en ese encuentro es especialmente interesante para ver todo el tiempo perdido en esta d¨¦cada transcurrida. Sorprende, en primer lugar, el nivel de confianza entre las partes.
Sayed habla de la brutalidad que supuso la ocupaci¨®n de 1975, pero habla tambi¨¦n de los sacrificios soportados y del valor manifestado por ambas partes, que podr¨ªan ser elementos para ayudar a salir de la situaci¨®n. Su proposici¨®n de "independencia en la interdependencia" evocaba -lo se?alar¨ªa Dris Basri, presente en el encuentro- la f¨®rmula que imaginara Edgar Faure en 1954 para intentar prolongar la presencia francesa en Marruecos, que no lleg¨® a concretarse. Pero en boca del dirigente saharaui trasluc¨ªa ante todo la necesidad de un reconocimiento del derecho a la autogesti¨®n para una poblaci¨®n espec¨ªfica como la saharaui. Era un punto de partida al que darle forma. El propio Bachir Mustafa Sayed lo deja entrever cuando, en un momento de la entrevista, pide propuestas concretas sobre el grado de autonom¨ªa que Marruecos estaba dispuesto a conceder. Como dir¨ªa, "su oreja se tranquilizaba m¨¢s ante la palabra autonom¨ªa que ante la de regi¨®n".
Diez a?os m¨¢s tarde, fracasado un proyecto de regionalizaci¨®n alicorto que convert¨ªa a los gobernadores civiles en cabeza rectora de las regiones, muerto el monarca que asegur¨® que en el S¨¢hara todo era negociable menos el sello y la bandera, Marruecos a¨²n no ha concretado su concepto de autonom¨ªa. Por m¨¢s que se le haya reclamado, desde los informes anuales del secretario general de la ONU o a trav¨¦s de los planes de su enviado especial, que proponga a los habitan-tes de la regi¨®n una sustantiva autonom¨ªa que permita formas de autogobierno para los saharauis, en espera de la soluci¨®n definitiva de la cuesti¨®n.
Prometida para finales de abril pasado la concreci¨®n del proyecto auton¨®mico para el S¨¢hara, todo el mundo se sorprendi¨® ante la propuesta de Mohamed VI de crear un Consejo Consultivo Real para los asuntos de la regi¨®n, que aplazaba, una vez m¨¢s, la definici¨®n y puesta en pr¨¢ctica de la autonom¨ªa. Porque ese Consejo, el CORCAS, no era sino la tard¨ªa concreci¨®n de una instituci¨®n creada hace 25 a?os por Hassan II y que no lleg¨® a funcionar nunca, a la que el monarca actual quiso revitalizar, sin lograrlo, a su llegada al trono. Una instituci¨®n muy lejana de lo que cab¨ªa esperar, vistas las presiones internacionales que Marruecos recibe y el deterioro de la situaci¨®n en el interior de los territorios, con protestas continuadas de j¨®venes y otros sectores de la poblaci¨®n. Nada que ver con unos estados generales saharauis, que reunieran en un consejo las diferentes corrientes ideol¨®gicas, incluidas las independentistas, para permitirles un debate del que extraer las l¨ªneas maestras de un proyecto de convivencia y reconciliaci¨®n entre saharauis y marroqu¨ªes.
Para colmar las sospechas, se instala al frente del Consejo a la personalidad m¨¢s controvertida de toda la historia reciente del S¨¢hara: Jalihenna Uld Rachid. La persona a la que el secretario general del S¨¢hara, todav¨ªa espa?ol, recurriera en 1974 para encabezar una operaci¨®n de car¨¢cter neocolonial teledirigida desde Madrid. El joven saharaui estudiante en Madrid y transportado a El Aai¨²n se revelar¨¢ impotente para aglutinar en torno a un proyecto de Partido (PUNS) a las fuerzas vivas del territorio, acusado por el politizado ambiente de la ¨¦poca de ser instrumento de la potencia colonizadora. Apostando por el caballo ganador, se pasar¨¢ a Marruecos con la caja del partido, donde Hassan II lo convertir¨¢ en secretario de Estado y m¨¢s tarde ministro delegado de Asuntos del S¨¢hara.
Pero de nuevo es su figura de saharaui, su efigie, la que interesa al poder de turno. Los asuntos de verdad en el S¨¢hara han sido gestionados por el ministerio del Interior marroqu¨ª desde una perspectiva exclusivamente securitaria, que nunca tuvo en cuenta las necesidades ni los derechos de los habitantes. Eso s¨ª, se busc¨® crear una ¨¦lite local con personas adictas, como es el caso de Jalihenna. Al decir de la revista oficialista ?conomie & Entreprises (mayo de 2004), seis o siete familias influyentes de las tribus Rguibat o Izerguiyin han sido las beneficiarias de los grandes proyectos de la regi¨®n. Jalihenna entre ellos, desde su puesto de alcalde de El Aai¨²n, fomentando negocios como la exportaci¨®n de arena a Canarias que lleva a cabo su hermano Hamdi, teniente de alcalde de la capital saharaui y diputado en Rabat.
Figura controvertida -fuentes bien informadas cuentan que en su gesti¨®n de ministro se le retir¨® la firma para limitar sus competencias en materia financiera-, todo parece anunciar que a Jalihenna le resultar¨¢ dif¨ªcil hacer ahora lo que nunca consigui¨®: reunir sensibilidades, coordinar visiones diferentes, tender puentes, en suma, con una disidencia que es cada d¨ªa mayor y que probablemente se extienda a la pr¨¢ctica totalidad de los habitantes del territorio, seg¨²n expresan voces nada sospechosas que all¨ª viven. En el arranque de la instituci¨®n que ahora preside, el CORCAS, ¨¦l ha sido la ¨²nica voz para hablar como ha sido tradicional en las instancias del Majz¨¦n. Y sin embargo, en las ¨²ltimas semanas, los llamados a ser Beni Oui Oui, el amplio centenar de miembros del Consejo, parece que han debatido a fondo, eso s¨ª, a puerta cerrada, y sin que trascienda a la opini¨®n, con la mirada puesta en lo que ocurre en nuestra piel de toro. El refer¨¦ndum catal¨¢n, las autonom¨ªas de verdad, el proceso de paz en el Pa¨ªs Vasco, se han convertido en una referencia fuerte, conscientes todos de que sus sugerencias deben encontrar soluciones no para la galer¨ªa del Majz¨¦n, sino para llegar a quien pide cuentas, la comunidad internacional.
Una salida auton¨®mica, para ser cre¨ªble, debe contar, adem¨¢s, con una posible salida airosa para la otra parte, para los refugiados de Tinduf. Por todo ello, cuenta con numerosos enemigos en ese b¨²nker que se niega al cambio en Marruecos. De ah¨ª que no falten quienes utilizan el recurso de siempre, intoxicando el ambiente al difundir comunicados sobre el malestar en los campamentos de Tinduf, sobre maniobras militares en Argelia.
Verdaderos o falsos estos rumores, no es denunciando la paja ajena como se encontrar¨¢ una salida a la situaci¨®n, sino con di¨¢logo y negociaci¨®n que pasan por poner sobre la mesa proyectos convincentes que hagan posible, como anhelaba en el encuentro arriba referido el actual rey de Marruecos, "una soluci¨®n honorable para nosotros y vosotros".
Bernab¨¦ L¨®pez Garc¨ªa es catedr¨¢tico de Historia del Islam contempor¨¢neo en la Universidad Aut¨®noma de Madrid.
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