La voluntad en deuda
La actividad legislativa en el Parlamento vasco brilla por su ausencia en la presente legislatura. Se?alar esto es, pr¨¢cticamente, un lugar com¨²n a estas alturas. El tripartito, (PNV, EA,y EB) un Gobierno con bandera de conveniencia, demuestra que la construcci¨®n de marcos legislativos que hagan avanzar pol¨ªtica y socialmente a la sociedad vasca, no es una prioridad para ¨¦l.
Los desencuentros internos, los desajustes entre los partidos que lo conforman, las discrepancias y, a veces, la bronca, obligan a la ciudadan¨ªa vasca a vivir con un Gobierno que frena la actividad del Parlamento para evitar la visualizaci¨®n de sus incapacidades pol¨ªticas.
Un buen ejemplo de todo esto es el proyecto de ley de Cooperaci¨®n Internacional para el Desarrollo. Parada desde hace m¨¢s de siete meses, vac¨ªa de contenidos avanzados, alejada de las reivindicaciones principales de las organizaciones de la sociedad civil y ajena al juego de mayor¨ªas de la propia C¨¢mara, ha sido condenada por el propio Gobierno vasco a quedar relegada al olvido.
La actividad legislativa en el Parlamento brilla por su ausencia en estos meses de la presente legislatura
El Ejecutivo vasco demuestra no querer activar una pol¨ªtica de cooperaci¨®n al desarrollo avanzada
El consejero del ¨¢rea, Javier Madrazo, ha dejado bien claro a todo el mundo en esta legislatura -al igual que en la anterior- que no est¨¢ por una ley moderna, a la altura de un pa¨ªs con altos recursos y capacidades de gasto, como es Euskadi, para regular la dimensi¨®n solidaria de la sociedad vasca con los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo, sus inspiraciones y sus objetivos, sus instrumentos y sus recursos, sus mecanismos de control.
La condena a muerte de la cooperaci¨®n al desarrollo en el Parlamento vasco contrasta de forma clara con la actividad del Congreso de los Diputados en todo lo relativo a esta materia. Dentro de la misma, y en los ¨²ltimos meses, el Congreso ha querido sumarse de forma notable a la nueva pol¨ªtica de cooperaci¨®n inaugurada por el Gobierno en el a?o 2004, con la tramitaci¨®n y debate de la Ley reguladora de la gesti¨®n de la deuda externa.
Como sabemos, la ayuda oficial al Desarrollo de un Estado como el nuestro est¨¢ conformada por los recursos destinados en los Presupuestos Generales del Estado, la cooperaci¨®n descentralizada -recursos de, principalmente, comunidades aut¨®nomas y ayuntamientos- y las operaciones de deuda. Dentro de este ¨²ltimo cap¨ªtulo, la actividad del Gobierno central ha dado como resultado una cifra superior a los 500 millones de euros (83.000 millones de pesetas) condonados en dos a?os.
El modelo de condonaci¨®n de deuda a cambio de desarrollo se ha convertido en una constante a lo largo de este bienio. La formula es sencilla: consiste principalmente en liberar cr¨¦ditos contra¨ªdos con Espa?a por terceros pa¨ªses por inversiones en prioridades de desarrollo en esos mismos pa¨ªses. Cuando la ley de deuda culmine su tramitaci¨®n en las Cortes Generales y entre en vigor, ¨¦ste o cualquier Gobierno futuro no podr¨¢ salirse de ese gui¨®n. No podr¨¢ condonar deuda por nada m¨¢s que por desarrollo.
No podr¨¢, por ejemplo, volver a hacer lo que hizo Aznar en la ¨²ltima etapa de su Gobierno; esto es, condonar deuda a los pa¨ªses que conformaron la Brigada Plus Ultra en Irak a cambio del env¨ªo de tropas.
Queda establecido, por tanto, un marco legislativo que vincula deuda con desarrollo, y operaciones de gesti¨®n de deuda con inversiones en desarrollo; que prima el tejido productivo local y que eleva los niveles de transparencia, control parlamentario e informaci¨®n p¨²blica, que establece din¨¢micas de armonizaci¨®n y corresponsabilidad y que parte de un ampl¨ªsimo consenso en el Congreso de los Diputados.
En resumen, la pol¨ªtica de condonaci¨®n de la deuda espa?ola se orienta, con esta ley, hacia el esfuerzo inversor del pa¨ªs deudor en su propio desarrollo mediante estrategias de reducci¨®n de la pobreza y sobre las prioridades de desarrollo establecidas en el Plan Director de la Cooperaci¨®n espa?ola.
En t¨¦rminos relativos, Espa?a es uno de los pa¨ªses m¨¢s activos en materia de conversi¨®n de deuda por inversiones en desarrollo. Con el impulso de este proceso legislativo, queda convertido en ley lo que hasta ahora hab¨ªa sido una demostraci¨®n de voluntad pol¨ªtica.
De forma complementaria, la ley incluye un mandato al Gobierno central para que env¨ªe al Congreso de los Diputados una propuesta de reforma de uno de los principales instrumentos generadores de deuda, el Fondo de Ayuda al Desarrollo (FAD). Se pretende que, antes de que finalice la presente legislatura, ¨¦ste se ajuste mejor a una nueva pol¨ªtica de cooperaci¨®n en claro proceso de modernizaci¨®n.
Con todo, hemos asistido a un gran paso de la cooperaci¨®n espa?ola que ha sido, en este caso, fruto de la voluntad pol¨ªtica de un parlamento unida a la ausencia de freno por parte del Gobierno a la regulaci¨®n legislativa de sus pol¨ªticas. El producto resultante es una ley situada por encima de todos los techos de regulaci¨®n alcanzados en los pa¨ªses de la Uni¨®n Europea.
Grandes diferencias, como vemos, con un Gobierno vasco que demuestra no desae ni querer activar en el Parlamento el punto de salida de una pol¨ªtica de cooperaci¨®n al desarrollo avanzada, moderna y sometida al control de las fuerzas pol¨ªticas y grupos sociales, regulada en su arquitectura legislativa y acorde con los recursos que nuestro pa¨ªs destina a la solidaridad internacional.
Aqu¨ª, como en otras cosas, el Gobierno vasco sigue muy lejos de los avances de otras administraciones en este tiempo pol¨ªtico, y en clara deuda con la sociedad vasca.
Eduardo Madina es portavoz de Cooperaci¨®n Internacional al Desarrollo del Grupo Socialista en el Congreso de los Diputados y secretario de Estudios Pol¨ªticos del PSE.
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