Italia no se deja
En la tercera derrota consecutiva en las urnas de Silvio Berlusconi, los italianos han rechazado, con la contundencia de casi un 62%, la reforma constitucional de signo federalista que hab¨ªa dise?ado la mayor¨ªa de Gobierno de Il Cavaliere. Tras este no, la herencia de cinco a?os de estabilidad parlamentaria de Berlusconi es parca: esencialmente, dos leyes sobre trabajo y pensiones y otras para protegerse a s¨ª mismo de la justicia. Romano Prodi, actual primer ministro, a la cabeza de una coalici¨®n de centro-izquierda, sale reforzado y puede contemplar el futuro con cierta tranquilidad.
Se trataba de una doble reforma constitucional. Por un lado, para transferir las competencias en materia de educaci¨®n, sanidad y orden p¨²blico a las regiones, y por otro, reforzar la figura del primer ministro. A este ¨²ltimo respecto, nada revolucionario, pues se propon¨ªa que, como en Espa?a o en Alemania, el Parlamento no pudiera hacer caer a un primer ministro sino por medio de una moci¨®n constructiva, es decir, eligiendo antes a otro en su lugar. Pero incluso este cambio ha despertado sospechas.
Italia ha vuelto a demostrar que es una naci¨®n de ciudadanos. La alta participaci¨®n -53,6%- en un refer¨¦ndum de este tipo indica que los italianos se toman muy en serio su derecho. El resultado es el que auguraban las encuestas hace meses, antes de que el proyecto de ley saliera del Senado y de que Prodi triunfara en las elecciones generales y luego en las locales. El hecho de que el s¨ª haya ganado s¨®lo en Lombard¨ªa y el V¨¦neto, las dos regiones m¨¢s ricas del pa¨ªs, refleja el temor del Sur a ver reducidos sus fondos p¨²blicos con una reforma federalista, impulsada principalmente desde la inexistente Padania por la Liga Norte, socia de Berlusconi. Ahora, la Liga Norte buscar¨¢ un acuerdo con Prodi para volver a empezar una negociaci¨®n para la descentralizaci¨®n italiana, planteada ya desde los a?os ochenta. Pues a pesar del triunfo del no, Italia tiene pendiente una reforma constitucional, tanto respecto a su ordenamiento territorial como al parlamentario, especialmente para poner fin a un bicameralismo en el que la C¨¢mara y el Senado tienen iguales poderes.
Berlusconi pensaba que Prodi no durar¨ªa m¨¢s de a?o y medio, pero lo que puede saltar ahora por los aires es su propia coalici¨®n. El tercer varapalo electoral consecutivo al magnate de la prensa deber¨ªa llevarle a dirigirse hacia la puerta de salida de la pol¨ªtica y poner fin as¨ª a lo que ha representado: una anomal¨ªa.
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