Profesores, profesoras e ideario
La situaci¨®n denunciada en este mismo peri¨®dico sobre el colegio Madre Sacramento FASTA de Torrent nos lleva a hacer unas cuantas reflexiones en torno al ideario o car¨¢cter propio de los centros concertados.
Desde la Federaci¨®n de Ense?anza de CC OO siempre hemos defendido un sistema educativo pluralista, integrador, nivelador de las diferencias, que no discrimine a nadie, y en el que nadie se sienta excluido. Por eso hemos mantenido siempre una postura reticente sobre el ideario de los centros, porque la gran mayor¨ªa tienen un prop¨®sito adoctrinador. Desde nuestro punto de vista no vemos inconveniente en proyectos educativos (podemos llamarlos idearios) basados en la educaci¨®n en valores tales como la responsabilidad, la igualdad, la equidad, el esp¨ªritu cr¨ªtico, la solidaridad, la honestidad, la defensa de los derechos humanos... proyectos en los que todos y todas (profesorado, alumnado, padres, madres y el resto de componentes de la comunidad educativa) puedan sentirse reconocidos y, lo m¨¢s importante, que no violenten las conciencias personales.
La legislaci¨®n vigente reconoce a los titulares de los centros privados (concertados o no) la posibilidad de establecer el car¨¢cter propio, "que en todo caso deber¨¢ respetar los derechos garantizados a profesores, padres y alumnos en la Constituci¨®n y en las leyes" (art. 115 de la LOE). Este car¨¢cter propio debe ser puesto en conocimiento de los distintos sectores de la comunidad educativa, los cuales, por su parte, deben respetarlo. Ni m¨¢s, ni menos. Respetarlo.
La insistencia que han demostrado siempre determinados sectores defensores de la llamada libertad de ense?anza en el car¨¢cter propio de los centros trasluce la suposici¨®n de que ¨¦ste constituye el elemento central de la educaci¨®n. Seg¨²n parece, una familia elige un centro educativo, y no otro, en funci¨®n de su car¨¢cter propio, tras un estudio concienzudo del mismo. Si esto es as¨ª, un cambio significativo en el car¨¢cter propio de un centro deber¨ªa ser abordado con mucha cautela porque puede modificar sustancialmente la orientaci¨®n de la educaci¨®n y las relaciones entre los miembros de la comunidad educativa.
Esto es lo que ha ocurrido en el centro Madre Sacramento: los padres y madres eligieron en su d¨ªa un centro de religiosas, con un car¨¢cter propio determinado, y de la noche a la ma?ana se encuentran con que el colegio es vendido, cambia de titularidad, y los nuevos titulares establecen un ideario con elementos castrenses de dudoso encaje dentro de un sistema educativo regido por los principios establecidos en el art¨ªculo 2? de la LOE, y de la propia Constituci¨®n. ?C¨®mo encaja, por ejemplo, eso de "Escudero yo me llamo, escudero de la FASTA", o "Yo hago milicia en cada batalla, milicia de Cristo, milicia de FASTA", por citar algunos ejemplos recogidos en EL PA?S del 20 de junio, con "la educaci¨®n en el ejercicio de la tolerancia y de la libertad dentro de los principios democr¨¢ticos de convivencia, as¨ª como en la prevenci¨®n de conflictos y la resoluci¨®n pac¨ªfica de los mismos" (LOE, art. 2, apdo. c); "la formaci¨®n para la paz, el respeto a los derechos humanos, la vida en com¨²n, la cohesi¨®n social, la cooperaci¨®n y solidaridad entre los pueblos..." (art. 2, apdo. e), o "la educaci¨®n en el respeto de los derechos y libertades fundamentales, en la igualdad de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres y en la igualdad de trato y no discriminaci¨®n de las personas con discapacidad" (art. 2, apdo. b)?
Los padres y madres tienen, al menos te¨®ricamente, la posibilidad de ejercer la libertad de ense?anza y cambiar a sus hijos e hijas de colegio, con todo lo que eso conlleva de trastorno para la familia entera.
Pero ?qu¨¦ puede hacer el profesorado del centro? Estas personas fueron tambi¨¦n contratadas con unas condiciones, se comprometieron en su d¨ªa a respetar el ideario inicial del centro, y de repente se ven inmersos en una situaci¨®n que no respeta sus convicciones m¨¢s ¨ªntimas, que violenta sus conciencias, cuando se ven obligados a adoctrinar a sus alumnos en unos principios y actitudes que no comparten en absoluto, o que sencillamente les resultan repugnantes. ?Qu¨¦ deben hacer? ?Abandonar su puesto de trabajo voluntariamente, sin derecho a indemnizaci¨®n ni a paro, o abrazar con entusiasmo el nuevo ideario? Porque el mero respeto a tal ideario no les es posible. Esta situaci¨®n es absolutamente insostenible para un docente. Un docente es una persona que debe transmitir valores, adem¨¢s de ense?ar matem¨¢ticas o lenguaje. Y es imposible transmitir valores en los que uno no cree, o intentar educar en un ambiente en el que los valores impuestos son incompatibles con las convicciones personales. Es cierto que el reglamento de ese centro reconoce derechos a los profesores, entre ellos se mencionan dos que debe ser ciertamente complicado ejercer: el "libre derecho de la funci¨®n docente en armon¨ªa con el car¨¢cter propio del centro", y "desempe?ar libremente de acuerdo con el car¨¢cter propio del centro, el proyecto educativo y el reglamento de r¨¦gimen interior, la actividad educativa...". Estos dos conceptos, la libertad y el car¨¢cter propio del centro, en ocasiones pueden ser muy dif¨ªciles de armonizar en la pr¨¢ctica.
Por su parte, y para complicarlo un poco m¨¢s, el Reglamento reconoce tambi¨¦n a los alumnos el derecho a que "se respete su libertad de conciencia, as¨ª como sus convicciones religiosas, morales o ideol¨®gicas de acuerdo con la Constituci¨®n, y su intimidad en lo que respecta a tales creencias o convicciones". ?C¨®mo se lleva esto a la pr¨¢ctica? ?Qu¨¦ debe hacer un profesor si en clase le sale alg¨²n alumno disidente, que defiende, por ejemplo, el matrimonio gay, o profesa otra religi¨®n, o simplemente ninguna? ?Debe el profesor respetar esa opini¨®n, o debe intentar convencerlo de que eso es una aberraci¨®n, teniendo en cuenta que una de sus obligaciones es "formar a sus alumnos transmiti¨¦ndoles los principios de la cultura cat¨®lica"? Podr¨ªa darse el caso de que ese docente, en el fondo, considere que ese alumno es un ejemplo de persona independiente, que tiene criterio propio, esp¨ªritu cr¨ªtico y la valent¨ªa necesaria para defender sus opiniones en un ¨¢mbito hostil, en lugar de una pobre oveja descarriada que debe ser sacada inmediatamente de su error. ?Puede ser sancionado el profesor no encauzar convenientemente al alumno, si la empresa considera que es excesivamente respetuoso con las convicciones del mismo?
Es evidente que as¨ª no es posible trabajar, y el resultado de esta tensi¨®n ha sido una cadena de bajas por depresi¨®n entre los profesionales del centro, m¨¢s la completa desmoralizaci¨®n de todo el profesorado contratado con anterioridad a la venta del colegio.
Los docentes reci¨¦n contratados no van a encontrarse con estos problemas, porque, seg¨²n el reglamento para la selecci¨®n del profesorado, los criterios son "los principios de m¨¦rito, identificaci¨®n con el car¨¢cter propio, pertenencia a la propia instituci¨®n titular, aptitud para asimilar el estilo que define el centro, titulaci¨®n id¨®nea y capacidad profesional y pedag¨®gica" (n¨®tese el orden de los factores: en ¨²ltimo lugar, la capacidad profesional y pedag¨®gica). Criterios que despu¨¦s se refuerzan mediante la formaci¨®n permanente, cuya finalidad no es, como cabr¨ªa suponer, la actualizaci¨®n profesional, pedag¨®gica y did¨¢ctica, sino "asegurar la constante aplicaci¨®n del car¨¢cter propio del centro".
Todo esto, que ser¨ªa preocupante en cualquier caso, adquiere el car¨¢cter de alarma social si se valora que el fundador de FASTA mantuvo en su d¨ªa unas excelentes relaciones con la dictadura argentina, y que es un ferviente admirador de Erich Priebke, ex presidente de la Asociaci¨®n Germano Argentina y nazi declarado. Esto no dejar¨ªa de ser una an¨¦cdota si se mantuviera en el ¨¢mbito privado del fundador de FASTA, pero adquiere otro car¨¢cter cuando es manifestado p¨²blicamente en las reuniones de esa fundaci¨®n, y lo convierte en un elemento central de su misi¨®n educativa.
Es grave que personas as¨ª dirijan un centro dedicado a la educaci¨®n de los ni?os y los j¨®venes, pero que adem¨¢s est¨¦ financiado con fondos p¨²blicos es un puro disparate.
Por eso, esperamos con impaciencia la actuaci¨®n de la Consejer¨ªa de Educaci¨®n, y esperamos que no se quede solamente en las posibles irregularidades econ¨®micas. Tambi¨¦n nos gustar¨ªa mucho ver si la Iglesia, como defensora de la familia, adopta alguna postura respecto a este movimiento que le est¨¢ haciendo tan flaco favor.
Pepa Ramis es secretaria de Ense?anza Privada de CC OO-PV.
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