Algo m¨¢s que Shevchenko
Lucescu, t¨¦cnico del Shaktar Donetsk, analiza a la Ucrania de Blokhin
Oleg Blokhin (Kiev, 1952), ojos de helio l¨ªquido fijos en el horizonte, recuerda que lleg¨® a capit¨¢n del ej¨¦rcito rojo. Lo dice sin sonre¨ªr. Todas las preguntas le parecen impertinentes. "Preg¨²ntenle a Lippi, Totti es su problema, no el m¨ªo", replica. O, "d¨ªgaselo a Shevchenko. No s¨¦ si es un h¨¦roe nacional o no". Todo as¨ª, al contragolpe, como la selecci¨®n que dirige desde 2004.
Mircea Lucescu (Bucarest, 1945), el entrenador del conjunto campe¨®n de la liga ucrania, el Shaktar Donetsk, es todo lo contrario. Su m¨®vil circula de mano en mano. Es un hombre hablador, expansivo. Tiene bajo sus ¨®rdenes a seis de los concentrados con Blokhin. Sabe muchas cosas de Ucrania. Tantas, como para atreverse a hacer una definici¨®n global: "Mucha defensa, mucha organizaci¨®n y todo lo dem¨¢s es Shevchenko. Eso, en resumen, es Ucrania", zanja. Pero despu¨¦s se desmiente a s¨ª mismo y habla de un chico que no est¨¢ pasando inadvertido: Milevsky, del Dinamo de Kiev. S¨ª, el mismo que lanz¨® un penalti a lo Panenka en la ronda final contra Suiza en octavos. "No es a¨²n Shevchenko, pero est¨¢ muy cerca", le elogia Lucescu. Posiblemente Milevsky juegue en lugar del lesionado Voronin. Una p¨¦rdida que los t¨¦cnicos ucranios consideran "grave".
Milevsky asoma como la nueva figura de un equipo en el que no prima la fantas¨ªa
Blokhin tiene a sus jugadores concentrados bajo un r¨¦gimen espartano en el mayor centro de regatas de Alemania, en Postdam. Adem¨¢s de los entrenamientos propios de un equipo de f¨²tbol, obliga a los futbolistas a hacer tablas de gimnasia. Blokhin ha revelado que les ha pedido a los chicos que no jueguen por ellos mismos, sino "por la patria, por el pa¨ªs".
"En Ucrania no prima precisamente la fantas¨ªa", analiza Lucescu, que achaca a las "duras condiciones clim¨¢ticas" el que se prime "la parte f¨ªsica". Eso, en opini¨®n de Lucescu, tiene una sencilla traducci¨®n en el c¨¦sped: "Si se trabaja mucho el cuerpo se generan equipos defensivos; si se es imaginativo, el ataque". El que fuera entrenador del Brescia, el Inter, el Galatasaray o el Besiktas, prosigue en su argumento: "Est¨¢ en la naturaleza ucrania ser defensivos, prefieren su campo al contrario". Pero tambi¨¦n reserva alg¨²n elogio: "Son unos muchachos muy disciplinados, muy profesionales y con una buena comprensi¨®n t¨¢ctica", explica.
"Tendremos que jugar con mucho coraje para compensar cualquier defecto t¨¦cnico. Despu¨¦s de todo se trata de luchar por las semifinales de un Mundial con Italia", tercia Shevchenko, la figura donde todo "el pueblo" ucranio tiene depositada su confianza. Shevchenko no quiere ni o¨ªr hablar del esc¨¢ndalo del calcio. Ya no es cosa suya. Ha firmado por el Chelsea. "Nadie se acordar¨¢ de eso en el c¨¦sped", dice el delantero, que s¨ª admite que sus rivales pueden estar "distra¨ªdos" por la ca¨ªda desde una ventana del dirigente y ex jugador del Juventus, Pessoto.
Lucescu cuenta un secreto. Le ha recomendado a Mancini el fichaje de Timoschuk, al que califica del "Gattuso ucranio". Pero ya no es tan sencillo que los futbolistas ucranios se cambien de club. Sobre todo si est¨¢n en el de Lucescu, cuyo propietario es Rinat Akmethov, un magnate del que algunos sospechan que es a¨²n m¨¢s rico que Roman Abramovich.

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