Matta-Clark, el artista destructor
Hace unos meses, el patronato y la direcci¨®n del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sof¨ªa tomaron la decisi¨®n de cerrar al p¨²blico el jard¨ªn interior del edificio Sabatini, en l¨ªnea con la creciente y preocupante tendencia de los museos a hacer usos privativos de espacios p¨²blicos. Pues bien, si Gordon Matta-Clark asistiese el pr¨®ximo martes 4 de julio a la inauguraci¨®n de su exposici¨®n no le quepa a nadie la menor duda de que, con medios pac¨ªficos o violentos, con la metodolog¨ªa diligente y expeditiva que le caracterizaba, proceder¨ªa a la apertura del referido jard¨ªn para devolv¨¦rselo a sus leg¨ªtimos propietarios: los ciudadanos.
Gordon Matta-Clark estudi¨® arquitectura en la Universidad de Ithaca en el Estado de Nueva York y literatura en Par¨ªs, pero decidi¨® ser artista y no ser ni ejercer de arquitecto. Como tal, desarroll¨® entre 1970 y 1978 el corpus de obra m¨¢s complejo del ¨²ltimo tercio del XX, abrumadoramente no objetual, y trabaj¨® como ning¨²n otro en la urgencia de los cambios econ¨®micos, pol¨ªticos, sociales y culturales que la crisis sesentayochista hab¨ªa evidenciado. Se trata de un artista poli¨¦drico, energ¨¦tico, din¨¢mico, explosivo, extremadamente inteligente e intuitivo, que cuando a finales de los a?os sesenta irrumpe en la esfera art¨ªstica de Nueva York, lo hace con los t¨ªtulos y avales de propiedad de primer beneficiario de la herencia de los a?os sesenta: pop, minimalismo y conceptualismo. Sobre la base que configuraron esos tres grandes movimientos construye un entramado reticular, pol¨ªtica y art¨ªsticamente articulado, de cr¨ªtica institucional, generando experiencias colectivas en el interior del espacio p¨²blico.
Su obra, que ¨¦l se encarg¨® de definir como 'hermen¨¦utica marxista', posee la belleza convulsa de un tiempo de crisis vivido desde la lucidez
Matta-Clark busc¨® en la arquitectura espacios internos m¨¢s all¨¢ de la geometr¨ªa construida
Su trabajo refleja desde sus
comienzos su preocupaci¨®n por los nuevos modos culturales en la vida cotidiana y por las nuevas subjetividades e identidades pol¨ªticas posteriores a 1968: trabajando con basuras, ofreciendo ox¨ªgeno a los transe¨²ntes de Nueva York, abriendo un restaurante gestionado y dirigido por artistas, poniendo en tela de juicio la propiedad privada del suelo... o subi¨¦ndose a la Clocktower para, colgado de su reloj, proceder a afeitarse, ducharse y lavarse los dientes.
Todas esas acciones ten¨ªan lugar en tiempo real, acotado y preciso, fuera de los sacralizados recintos de galer¨ªas o museos, pero previo a ellas realiz¨® miles de dibujos, anotaciones y libretas de trabajo que, a la manera poussiniana, implican que conceb¨ªa el dibujo como la imagen interior del proyecto. Del mismo modo, pr¨¢cticamente todas sus acciones e intervenciones en edificios fueron fotografiadas, filmadas o grabadas en v¨ªdeo, y el modo en que las registraba estaba en perfecta coherencia con el discurso general que trataba de construir.
En donde realmente Matta-Clark dio el gran salto fue en sus trabajos con la arquitectura y el espacio. No ve¨ªa en los edificios m¨¢s que unas esculturas con tuber¨ªas y, en una sucesi¨®n de met¨¢foras dentro de otras, busc¨® espacios internos m¨¢s all¨¢ de la geometr¨ªa construida. "La aut¨¦ntica naturaleza de mi trabajo con edificios est¨¢ en desacuerdo con la actitud funcionalista, en la medida en que esa responsabilidad profesional c¨ªnica ha omitido cuestionar o reexaminar la calidad de vida que se ofrece".
Las intervenciones en edificios (cort¨¢ndolos, seccion¨¢ndolos, troce¨¢ndolos, agujere¨¢ndolos, desplaz¨¢ndolos) le permitieron materializar ideas sobre el espacio que ¨¦l intu¨ªa desde una dial¨¦ctica personal (designar espacios, crear complejidad). Las dualidades que fue descubriendo, impecablemente reflejadas en sus montajes fotogr¨¢ficos (vertical/horizontal, interior/exterior, vac¨ªo/lleno) resumen en t¨¦rminos de experiencia est¨¦tica m¨¢s de 2.000 a?os de ideas filos¨®ficas sobre el espacio.
Esos cortes conforman una suerte de narraci¨®n gr¨¢fica y textual que explica tanto el proceso de la obra como su contexto interno. Sus viajes al subsuelo de la ciudad pretend¨ªan descubrir espacios sin nombre, lugares ocultos: "Tengo inter¨¦s en una expedici¨®n al subsuelo: una b¨²squeda de los espacios olvidados y enterrados bajo la ciudad... Esta actividad deber¨ªa sacar el arte de la galer¨ªa e introducirlo en las cloacas".
Su inter¨¦s por los espacios in
termedios, por los contenedores corporales y sociales, por la degradaci¨®n urbana y los edificios okupados le permitieron trascender el conflicto que mantuvo con la Instituci¨®n Arquitectura. Uno de los primeros episodios de dicho conflicto lo protagoniz¨® al ser invitado a participar en una exposici¨®n en la Cooper Union. En este caso, su obra consisti¨® en el desmontaje de las ventanas del lugar de la exposici¨®n para poner en su lugar fotograf¨ªas de las ventanas reventadas de edificios degradados del Bronx, y sucedi¨® que las ventanas fueron repuestas, la participaci¨®n de Matta-Clark cancelada y que Peter Eisenman le acus¨® indirectamente de nazi. Este conflicto contin¨²a hasta hoy y se hace visible cuando, por ejemplo, este artista sigue estando vetado en las bienales de arquitectura de Venecia.
Matta-Clark es el gran artista del espacio -¨¦ste fue su material de trabajo y proyecto-, de sus vac¨ªos, no s¨®lo del arte de las ¨²ltimas d¨¦cadas sino de lo que hoy conocemos como historia del arte. Muy inteligentemente estuvo al margen de las, a¨²n hoy, dif¨ªciles -por no decir imposibles- relaciones artista/arquitecto, operando directamente sobre los s¨®lidos construidos. "Los arquitectos construyen, los artistas destruyen", afirmaba Dan Graham a prop¨®sito de la obra de Matta-Clark.
En todo caso, su obra, que ¨¦l se encarg¨® de definir como hermen¨¦utica marxista, posee la belleza convulsa de un tiempo de crisis vivido desde la lucidez. Matta-Clark es un antih¨¦roe moderno y uno de los primeros artistas de la posmodernidad. ?l, en definitiva, transform¨® en arte lo que las organizaciones ciudadanas, partidos y sindicatos no quer¨ªan, no pod¨ªan u olvidaban hacer: perseverar en el proyecto moderno de emancipaci¨®n. M¨¢s que poner el dedo en la llaga, hundi¨®, con toda la generosidad imaginable, sus manos y su cabeza en las heridas sist¨¦micas del capitalismo tard¨ªo. Por eso es un artista ineludible a la hora de entender el arte de los ¨²ltimos cuarenta a?os.
A punto de inaugurarse la exposici¨®n que le dedicar¨¢ el Museo Reina Sof¨ªa y a pesar de que tres de las grandes exposiciones de Gordon Matta-Clark han pasado por Espa?a y de que toda su filmograf¨ªa ha sido tambi¨¦n proyectada en nuestro pa¨ªs, que nadie interesado en los momentos constituyentes de la contemporaneidad art¨ªstica se la pierda, pues podr¨¢ encontrar importantes claves para comprender nuestro presente.
Dar¨ªo Corbeira es artista pl¨¢stico y editor del libro ?Construir... o deconstruir? Textos sobre Gordon Matta-Clark (Ediciones Universidad de Salamanca). Gordon Matta-Clark. Museo Reina Sof¨ªa. Santa Isabel, 52. Madrid. Del 4 de julio al 16 de octubre.
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