Dos poemas de 'Los campos El¨ªseos'
Oto?o en M¨¢laga
HU?SPED ligero el oto?o llega
silencioso hasta M¨¢laga. Yo rezo
por sus vendas ben¨¦ficas de lluvia
fajando el dulce coraz¨®n maltrecho
del verano y su carne. Beso llamas
en las murientes hojas del recuerdo.
Adi¨®s, fr¨ªa glorieta. Sobre el banco
extiende octubre harapos verdinegros.
Caen frutos y p¨¢jaros. La niebla
cicatriza los besos.
Gran V¨ªa
?EH, compa?ero! ?Buscas
al Cristo?, grit¨® alz¨¢ndose el mendigo
predicador en su hacienda de andrajos
del banco donde duerme,
a espaldas del ben¨¦fico Caballero de Gracia.
Tuve miedo en la noche, por si fuera
el Cristo mismo, ebrio, quien me hablara,
y lo negu¨¦ tres veces.
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