Eleg¨ªa y belleza
Siempre ha sido Garc¨ªa Baena (C¨®rdoba, 1923) un poeta de resplandeciente andar lento. Incluso en los a?os duros para la est¨¦tica de C¨¢ntico -la revista de la que fue cofundador- dej¨® de escribir. La poes¨ªa viv¨ªa en ¨¦l, sin duda. Pero pensar¨ªa que no merec¨ªa la pena expresarla. El ¨²ltimo libro de poemas de Pablo, antes de ¨¦ste, fue Fieles guirnaldas fugitivas de 1991. Quince a?os elaborando otro libro no s¨®lo puede significar espera, sino primor tambi¨¦n. Y eso es lo que hallamos (trascendido en lenguaje pulcro y bello) en este Los campos El¨ªseos, donde la voz de Pablo s¨®lo puede ser la suya. Se ha dicho m¨¢s de una vez, y es cierto, que cuando un poeta tiene voz (ese tono y decir suyo, propio, que se convierte en ritmo y estilema) resulta absurdo -o muy raro- pedirle cambios en cada libro. Con matices, con adelgazamientos o fronda, con tinturas, nos ofrecer¨¢ s¨®lo -y es much¨ªsimo- un grupo de nuevos y altos poemas.
LOS CAMPOS EL?SEOS
Pablo Garc¨ªa Baena
Pre-Textos Valencia, 2006
71 p¨¢ginas. 11 euros
Eso es Los campos El¨ªseos: un conjunto (muy estructurado, en cinco partes m¨¢s una entrada, 'El concierto') de nuevos y altos poemas, donde el mundo de Pablo Garc¨ªa Baena brilla en cuajada plenitud. La primera parte (la m¨¢s larga) 'Obertura sobre XVII temas de viaje' es la m¨¢s impresionista tambi¨¦n, la m¨¢s de fino apunte, aunque haya poemas -en el viaje- donde aparece el pasado amor y la patria. Porque algo nuevo en Pablo -sin estridencias- ser¨¢ evocar, junto a su madre o a su abuela en C¨®rdoba, la idea de una patria que no ha sido feliz, o en la que no todos hemos podido serlo: "Patria y familia, t¨², en duelo representas", dice de la lejana abuela que pas¨® tantas guerras espa?olas. Quiz¨¢ la religi¨®n aparezca m¨¢s que otras veces en la obra de Pablo (catolicismo de im¨¢genes paganizantes y caridad universal) pero es una vivencia human¨ªstica, siempre tocada de dolor y hermosura como en 'Arca de l¨¢grimas', el poema que cierra el libro, donde una Virgen de "camar¨ªn de buganvillas y luces" recorre consoladora el desastre humano.
En otras partes del libro reaparecen temas queridos al autor: el arte y su pasi¨®n bella, el amor y la juvenil sensualidad de la carne (que el paso del tiempo no hace olvidar), rincones y vistas andaluzas, los sue?os de los libros y la vida, entremezclados, y la compasi¨®n por el desamparo -que tambi¨¦n es autocompasi¨®n- como en el hermoso poema corto 'Gran V¨ªa' donde el mendigo, el Cristo y tu miedo se identifican. Como parece natural con el decurso de la edad, abunda m¨¢s un tono elegiaco en el libro todo, mantenido siempre en exacta pulcritud, y con sorpresas como el poema 'Edad', acaso uno de lo m¨¢s bellos y originales del conjunto. La madurez -la vejez- so?ada primero como tiempo de tranquilidad y bonanza, se gira luego a un fogoso echar de menos el placer de la carne, las tribulaciones de toda juventud: "y amo a¨²n lo que apenas si recuerdo", "despertar con el alba y con el miedo / de no saber qui¨¦n duerme entre las s¨¢banas". Y como siempre en Pablo (aunque este libro sea algo menos manierista que el anterior) la pasi¨®n por la palabra hermosa, desusada a veces ("albogue", "torvisco", que es un tipo de flauta o caramillo y una planta de las timele¨¢ceas) y la rotundidad de versos magn¨ªficos donde ritmo, belleza y un sutil barroquismo se dan la mano. As¨ª: "los puentes arponando la escama de las aguas", "carnal rosa nocturna de los s¨²cubos" o "puls¨® el citarista la llovizna de cuerdas". Lo dicho: un libro bello con r¨²brica y voz. La perfecci¨®n de un maestro.
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