Tiempo de vilezas
Entre 1940 y 1944 se instal¨® en Vichy -la famosa ciudad-balneario francesa- la capital de un r¨¦gimen auspiciado por Hitler al que se llam¨® sin iron¨ªa Francia Libre, por oposici¨®n a la Francia ocupada por los alemanes. En este escenario se mueven los protagonistas de la ¨²ltima novela de Fernando Schwartz, Vichy, 1940.
Literalmente la novela relata el encuentro y la pasi¨®n de un ex diplom¨¢tico espa?ol, Manuel de S¨¢, y una joven periodista parisiense de origen jud¨ªo, Marie Weisman. Simb¨®licamente habla del compromiso pol¨ªtico en tiempos de guerra, de las elecciones tr¨¢gicas que pueden marcar una vida y de los amores perdidos. De S¨¢, narrador y protagonista, comienza recordando c¨®mo le sorprendi¨® la noticia de que la peque?a ciudad donde tomaba las aguas iba a convertirse en capital de la nueva rep¨²blica francesa. Este narrador se retrata como un hombre c¨ªnico, maduro y de convicciones ligeras. Su esnobismo, el engreimiento de ser rico y fino, adem¨¢s del hecho de haberse nacionalizado franc¨¦s, no le convierten en un personaje simp¨¢tico. Pero es que el documentado retrato de Vichy parece sacado de un h¨ªbrido entre Lubistch y Rohmer: una ciudad de opereta llena de personajes rid¨ªculos que no cesan de tener conversaciones interminables sobre la situaci¨®n pol¨ªtica. Hasta este punto en la novela prima la di¨¦gesis sobre la m¨ªmesis: hay m¨¢s discurso que acci¨®n.
VICHY, 1940
Fernando Schwartz
Espasa. Madrid, 2006
451 p¨¢ginas. 22,90 euros
La aparici¨®n de Marie, si
no supone un cambio radical, al menos acelera el ritmo y cataliza la principal peripecia. La acci¨®n llega cuando De S¨¢ participa junto con ella en el intento de pasar a la zona no ocupada a una disidente alemana perseguida por la Gestapo. Desafortunadamente, cuando a De S¨¢ se le presenta la posibilidad de renunciar a su miseria espiritual, una esperanza que alentaba en buena parte de la novela, no lo hace. El lector ni se sorprende por ello ni puede condolerse por las consecuencias de su propia vileza. Tal vez se trate de una representaci¨®n realista, s¨ª, pero quiz¨¢ por ello menos conmovedora y po¨¦tica de lo que hubiera sido aconsejable.
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