Ignacio Padilla explora el misterio del Himalaya en 'La Gruta del Toscano'
En la historia de los grandes fracasos han ca¨ªdo por las cunetas y las laderas muchos h¨¦roes. Esa deslumbrante paradoja es una de las razones que ha empujado a Ignacio Padilla (Ciudad de M¨¦xico, 1968) a escribir La Gruta del Toscano (Alfaguara). "Cuando un gran fracaso resulta el colmo del hero¨ªsmo, me atrae", dice este escritor, inspirador junto a Jorge Volpi y unos cuantos del grupo del crack mexicano y autor de novelas como Amphitryon y Espiral de artiller¨ªa.
No sab¨ªa ¨¦l bien qu¨¦ arranque sienten algunos para subir las cumbres del Himalaya. Buscaba una respuesta al decidirse a escribir esta novela que explora en muchos sentidos, si los hay, el absurdo de las grandes haza?as. "?Por qu¨¦ alguien decide escalar el Everest si hay muchas posibilidades de morir en el intento?", se pregunta. La cuesti¨®n, asegura, sigue en el aire. "Pero escribimos para preguntarnos cosas", afirma el escritor. Quiz¨¢ por eso, Padilla ha elegido una frase de Gaston Rebuffat, explorador, para encabezar la novela: "Lachenal ten¨ªa raz¨®n, ?de qu¨¦ sirve conquistar la cumbre si para ello hay que perder los dedos?".
A lo mejor, entre las motivaciones de los que buscan pasar a la historia est¨¢ precisamente ¨¦sa, que alguien les dedique una novela, no un libro de viajes. "Este libro es m¨¢s un homenaje a las novelas de aventuras y una parodia del g¨¦nero de viajes, que es muy tramposo". Aunque ese gustazo no es lo que convencer¨ªa al sherpa Pasang Nuru, el protagonista de esta historia, un gu¨ªa viejo, esc¨¦ptico y desencantado que tampoco entiende c¨®mo estos se?ores occidentales arriesgan su vida por ello. "?l lo hace por dinero, como modo de vida. Entonces s¨ª, para m¨ª, tiene un sentido", asegura Padilla. No por hero¨ªsmo, no por egocentrismo, no por ansias de superaci¨®n, eso no le vale s¨®lo al escritor mexicano. "Por motivos de exploraci¨®n geogr¨¢fica tambi¨¦n lo entiendo".
Ha querido escribir una novela de aventuras, pero con distancia. "No he hablado con alpinistas, mis fuentes son literarias, siempre hago lo mismo. Evito los testimonios directos", asegura. Aunque el sudor fr¨ªo del miedo s¨ª ha llegado a sentirlo cuando fue reo de muerte en Tanzania. "Simularon un fusilamiento con nosotros. Fue en 1987. Ten¨ªan un conflicto con Sur¨¢frica, nos secuestraron unos soldados pensando que ¨¦ramos surafricanos blancos y nos hicieron formar en un pelot¨®n hasta que unos reporteros nos tomaron fotos. Luego nos llevaron a un bosque, dispararon al aire y nos soltaron sin darnos las gracias y sin pagarnos por nuestra m¨¢s que convincente actuaci¨®n", cuenta.
Despu¨¦s de aquellas aventuras volvi¨® a M¨¦xico y alent¨® el grupo del crack. "No somos una generaci¨®n, como ha dicho la cr¨ªtica. Somos un grupo, y mucho menos estamos en contra de Garc¨ªa M¨¢rquez, ni Vargas Llosa, ni Carlos Fuentes. Al contrario, los reivindicamos, como a Borges, como escritores a los que respetar y no como creadores del realismo m¨¢gico, que nosotros identificamos m¨¢s con lo que hace Isabel Allende, por ejemplo".
Cuando termine las promociones se meter¨¢ de lleno en sus cuentos y m¨¢s cosas. "Una novela para ni?os zurdos". ?C¨®mo? "Yo soy zurdo y como tal reclamo cuotas para zurdos. Somos un 10% de la poblaci¨®n, ?no? Pues tambi¨¦n en el Parlamento deber¨ªa haber una cuota de diputados zurdos". A lo mejor lo dice porque con el resultado apretado que se avecina en su pa¨ªs entre Calder¨®n y L¨®pez Obrador van a necesitar mucha mano izquierda. "Espero equivocarme, pero el que pensaba ganar, L¨®pez Obrador, ha encendido ya muchas hogueras que le va a costar apagar".
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