Opciones, necesidades y desaf¨ªos de la cohesi¨®n
"No hay que preguntarse ¨²nicamente lo que Europa puede hacer por vosotros; hay que preguntarse tambi¨¦n lo que vosotros est¨¢is dispuestos a hacer por Europa".
El proyecto europeo se ha construido en torno a pol¨ªticas que van evolucionando a la par que la integraci¨®n europea y que se han ido adaptando a las necesidades o a las exigencias de cada periodo. El concepto de cohesi¨®n econ¨®mica y social (que apareci¨® por vez primera en el Acta ?nica) es un ejemplo concreto de pol¨ªtica que ha sabido evolucionar al filo de las sucesivas ampliaciones de la Uni¨®n, reposando en la idea central de solidaridad y en el fortalecimiento de la cooperaci¨®n entre la Uni¨®n Europea, los Estados miembros y las regiones.
Hoy, esta pol¨ªtica, cuyos ¨¦xitos ya no es necesario demostrar, es esencial para llevar a t¨¦rmino las estrategias de Lisboa y Gotemburgo. Sus logros son rotundos tanto en t¨¦rminos de disminuci¨®n de las disparidades de desarrollo entre las regiones como por lo que se refiere al dinamismo de econom¨ªa. Tras la reciente ampliaci¨®n con el consecuente aumento de la desigualdad entre los niveles de vida de los Estados miembros, mantener ese instrumento resulta necesario para salvaguardar nuestro modelo europeo.
Mirando hacia el pasado no se puede sino sentir orgullo por los ¨¦xitos acumulados por una pol¨ªtica que en su primera fase de aplicaci¨®n parec¨ªa para los unos demasiado audaz y, por el contrario, para los otros, insuficiente.
Mirando hacia el futuro, debemos ser optimistas y visionarios a la hora de definir y llevar a cabo la Europa de nuestras ambiciones.
Por el momento hay que proceder a un an¨¢lisis sin a priori de las posibilidades, las necesidades y las oportunidades de avanzar, sabiendo que nuestras acciones comunes ser¨¢n el fruto de una amalgama productiva de compromisos y voluntades.
Las opciones no hace falta inventarlas. El camino recorrido ha mostrado claramente los ¨¦xitos, los resultados y los beneficios compartidos por aquellos que eran el "objetivo" de la pol¨ªtica de cohesi¨®n (en t¨¦rminos de desarrollo o de correcci¨®n de las disparidades) y aquellos que eran los donantes principales de fondos (en t¨¦rminos de exportaciones, de creaci¨®n de redes y de inversiones).
Al igual que en un equipo ganador, no se deben modificar los ingredientes del c¨®ctel del ¨¦xito, ni poner en peligro el efecto acumulativo adquirido al cabo del tiempo. Recuperando el gusto por el di¨¢logo sincero, debemos admitir los problemas vinculados a la coyuntura econ¨®mica en Europa y en el mundo, teniendo cuidado de no proyectar tal coyuntura en el futuro como si fuera una fatalidad hasta el punto de que toda programaci¨®n acabara resultando obsoleta.
Las necesidades no son solamente los "reto?os" de una nueva realidad que surge de una Europa en plena reunificaci¨®n, sino que tambi¨¦n -y eso lo sab¨ªamos antes de toda ampliaci¨®n hacia el este- derivan de la urgencia de encontrar, en el gran espacio com¨²n, un equilibrio entre los riesgos vinculados a la realizaci¨®n del mercado ¨²nico y el objetivo de promover un desarrollo armonioso de todas las regiones y eliminar las disparidades considerables de nivel de vida entre los Estados miembros.
?Las necesidades nos vienen tambi¨¦n impuestas por la realidad! No la realidad "estad¨ªstica", la realidad de las "cifras", que, a pesar de todo, provocan debates a menudo leg¨ªtimos, tanto hoy como ayer, sobre el reparto de los fondos o el umbral de elegibilidad. La que hay que considerar es la realidad que resulta de los problemas estructurales profundos, de la situaci¨®n econ¨®mica e incluso geogr¨¢fica, o de la transformaci¨®n del sistema econ¨®mico que deben afrontar los nuevos Estados miembros, al igual que los antiguos en algunas de sus regiones.
Nuestra voluntad y nuestra determinaci¨®n, en nombre de nuestra familia pol¨ªtica, son las de aprovechar las oportunidades que ofrece esta pol¨ªtica de cohesi¨®n econ¨®mica y social, para ofrecer a los ciudadanos europeos el espacio com¨²n donde puedan encontrar ambiciones, pragmatismo, solidaridad y logros de cara al presente y de cara a las generaciones futuras.
Ahora que los ministros de los 25 Estados miembros se han puesto de acuerdo sobre un presupuesto, cuya insuficiencia ha sido subrayada por el Parlamento Europeo, ahora que sabemos que aquellos acuerdos "excepcionales" (los que aprobaron los llamados paquetes Delors I y II) no se han podido repetir, hay que dar prueba de flexibilidad y de creatividad para consagrar los medios disponibles a acciones capaces de multiplicar los efectos positivos de esta pol¨ªtica: hacer de ellas, ahora m¨¢s que nunca, la clave de la innovaci¨®n, de la adaptaci¨®n, y de la creaci¨®n de riqueza. Los conceptos de simplificaci¨®n, de descentralizaci¨®n y de enfoque estrat¨¦gico probar¨¢n su eficacia indiscutible.
Sabemos que la pol¨ªtica estructural de la Uni¨®n, gracias a la cooperaci¨®n, a las redes creadas, a la visibilidad de los proyectos, a la programaci¨®n plurianual, al partenariado y a la concentraci¨®n de las acciones, aporta una plusval¨ªa al esfuerzo nacional e incluso local, directamente all¨ª donde el ciudadano afronta la realidad de un mundo interdependiente, a veces de un capitalismo en mutaci¨®n continua, sometido a los virajes y a la inestabilidad de una globalizaci¨®n sin control.
Sabemos asimismo que en el ajuar de los nuevos adherentes hab¨ªa tambi¨¦n rosas, y no s¨®lo problemas que resolver.
La pol¨ªtica de cohesi¨®n era y sigue siendo uno de los elementos "esenciales" para encontrar soluciones. Seguimos siendo fieles a los principios de la competencia que estimula, la cooperaci¨®n que fortalece y la solidaridad que une. Y es evidente que en el edificio institucional europeo, el Parlamento es el factor clave para relanzar con rigor y sentido de las responsabilidades y tambi¨¦n con realismo y firmeza las pol¨ªticas de la Uni¨®n que mejor sirven a los ciudadanos.
Pedimos, por lo tanto, a los dirigentes de nuestros pa¨ªses que no se planteen ¨²nicamente lo que Europa puede hacer por ellos, sino que se pregunten lo que ellos est¨¢n dispuestos a hacer por Europa.
Jacques Delors es ex presidente de la Comisi¨®n Europea y Martin Schulz es presidente del Grupo Socialista en el Parlamento Europeo.
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