El pensamiento del otro
Emmanuel L¨¦vinas es un pensador con quien el tiempo -al que le dedic¨® buena parte de sus reflexiones- no ha sido nada generoso. Cuando, en 1951, public¨® su breve art¨ªculo ?Es fundamental la ontolog¨ªa?, el o¨ªdo filos¨®fico no estaba dispuesto a escuchar con atenci¨®n esa interrogaci¨®n. En la Europa continental de la posguerra, el pensamiento fenomenol¨®gico se hallaba decididamente orientado hacia la "pregunta por el ser" formulada por Heidegger en 1927, y hab¨ªa encontrado en El ser y la nada, de Sartre, su expresi¨®n m¨¢s adecuada a los tiempos. Al margen de esta corriente de pensamiento, solamente la ciencia o la historia parec¨ªan disputarle a la ontolog¨ªa su primado, pero en ambos casos desde un punto de vista marcadamente "antifilos¨®fico". L¨¦vinas, que hab¨ªa comenzado -como el mismo Sartre o Merleau-Ponty- por mirar hacia Alemania para "descubrir la existencia con Husserl y Heidegger" (seg¨²n reza el t¨ªtulo de uno de sus primeros textos), hab¨ªa emprendido en seguida un giro ¨¦tico que no era ajeno a su condici¨®n de jud¨ªo y a la significaci¨®n que ella adquiri¨® tras la Segunda Guerra Mundial. Pero esta inspiraci¨®n qued¨® eclipsada por el protagonismo de la discusi¨®n de sus colegas m¨¢s c¨¦lebres con el marxismo o el positivismo. En sus obras mayores, Totalidad e infinito o De otro modo que ser, L¨¦vinas cuestion¨® radicalmente la supremac¨ªa del ser en la filosof¨ªa occidental, desde su fundaci¨®n hasta su culminaci¨®n contempor¨¢nea, y denunci¨® el modo en que esa supremac¨ªa est¨¢ en la base del "olvido del Otro" que domina la reflexi¨®n europea, fundamentalmente egol¨®gica y centrada en el "s¨ª mismo" intransferible. Cuando desaparecieron las condiciones que hab¨ªan hecho inaudible su cuestionamiento salvo para un c¨ªrculo minoritario, otros discursos hab¨ªan ocupado ya el primer plano del pensamiento, y su voz se escuch¨® mediatizada por ellos: numerosas referencias a sus escritos en los textos de Blanchot, Derrida o Vattimo, en los debates sobre la "teolog¨ªa de la liberaci¨®n" o en la reedici¨®n de la pol¨¦mica sobre el "caso Heidegger" propiciada por V¨ªctor Far¨ªas. Y cuando, finalmente, la ¨¦tica se convirti¨® en la gran noticia de la escena filos¨®fica, se trataba ya de una ¨¦tica del consenso y de la simetr¨ªa (?y hasta del negocio!), que ten¨ªa poco que ver con la hermen¨¦utica de la alteridad y con la fenomenolog¨ªa del rostro humano en el cual L¨¦vinas crey¨® encontrar una encarnaci¨®n de ese mandamiento moral que es anterior a la ciencia, a la historia y al yo y su inquietud por s¨ª mismo, y que desborda toda posibilidad de consenso y de negocio. Esa obstinada indagaci¨®n, que se pregunta si no hay algo -alguien- capaz de sacarnos de la preocupaci¨®n circular por nosotros mismos, si no es posible rebasar nuestra ¨®rbita mon¨®tona en torno a nuestra vida y nuestra muerte (de cuya exclusividad nos sentimos tan orgullosos), sigue en buena medida pendiente de una relectura cien a?os despu¨¦s de su nacimiento. Pues, seg¨²n nuestro autor, s¨®lo si admitimos esa indigesta e improbable posibilidad de un Otro que no sea la repetici¨®n sim¨¦trica o especular del yo y que le precede incondicionalmente, podremos tener un futuro que sea distinto de la reproducci¨®n indefinida de nuestro presente asfixiante y sin porvenir.
A prop¨®sito del centenario del nacimiento del pensador franc¨¦s Emmanuel L¨¦vinas
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