?Visitar¨¢ el Papa las fosas comunes?

Benedicto XVI visit¨® las fosas comunes de los jud¨ªos exterminados por Hitler en Alemania. Benedicto XVI no visitar¨¢ las fosas comunes de los republicanos asesinados por Franco en Espa?a. Est¨¢n fuera de su homenaje a la familia todas las que vieron asesinados, por dem¨®cratas y/o por ateos, a sus abuelos, a sus padres, a sus hermanos y a sus hijos. Eran familias normales y comunes, preocupadas por conseguir un futuro de libertad para sus hijos, un futuro que se les rob¨®, aunque lo hayan logrado sus nietos tras la cuaresma de 40 a?os, que no 40 d¨ªas, que hemos sufrido en Espa?a. Familias sin padres, sin hermanos, sin primos, sin t¨ªos cuyo derecho a la educaci¨®n libre fue truncado por el asesinato impune, cuando no premiado.

Pero Benedicto XVI no visitar¨¢ esas fosas comunes, cuyo reconocimiento provoca la airada indignaci¨®n de muchos de los hijos y nietos de los que las llenaron. Benedicto XVI no se acercar¨¢ a las tapias de los camposantos donde fueron asesinados tantos miles de personas dejando tras de ellos una familia de infantes hu¨¦rfanos desasistidos y estigmatizados por ser "hijos de rojos" que, con sus impuestos, est¨¢n pagando este paseo papal en Valencia.

Por fortuna, nadie de mi familia fue asesinado en esa guerra. Por ello, libre de un leg¨ªtimo rencor personal, le pregunto a Benedicto XVI: ?por qu¨¦ les niegas a esas familias el homenaje de tu visita a una de esas fosas comunes o a esas tapias del cementerio que hay en Valencia tan a mano?

Aquellos dem¨®cratas espa?oles no merecen menos respeto que los dem¨®cratas jud¨ªos asesinados. Bastar¨ªa una visita en silencio, y que en silencio reflexionara si una actitud menos belicosa y profascista de la Iglesia cat¨®lica en Espa?a hubiera podido evitar el genocidio de la II Guerra Mundial; y de rebote, el que a¨²n ocurre en Palestina, que, como las cerezas, los errores se encadenan.