El fil¨¢ntropo que quer¨ªa ense?ar ingl¨¦s
Un empresario leg¨® 33 millones para que j¨®venes de una comarca gerundense estudien el idioma anglosaj¨®n
Los estudiantes de La Selva (Girona) que estos d¨ªas parten hacia EE UU o el Reino Unido con las becas de estudio financiadas con el legado de Joan Riera Gubau (Santa Coloma de Farners, 1906-1997) no acaban de entender las razones que impulsaron a su enigm¨¢tico benefactor, ex fabricante de calcetines, a dejar a la Generalitat de Catalu?a una fortuna secreta de 33 millones de euros para que los j¨®venes de la comarca, y ¨²nicamente los de la comarca, estudiaran ingl¨¦s y se formaran en EE UU. No son los ¨²nicos que no lo entienden. Por las calles de la poblaci¨®n, al cabo de tres a?os de conocerse su peculiar herencia, todav¨ªa hay quien discute si aquel empresario jubilado de vida austera y aparentemente anodina, que conduc¨ªa un viejo Seat 1430 y ni tan siquiera ten¨ªa casa propia, debe pasar a la historia como un fil¨¢ntropo, un exc¨¦ntrico, un bromista -con un generoso sentido del humor- o un devoto que abandona este mundo con una ¨²ltima buena acci¨®n.
El legado de Joan Riera es la mayor herencia que ha recibido nunca la Generalitat, y la fundaci¨®n est¨¢ entre las m¨¢s importantes de Espa?a
Ania Sim¨®n, de 16 a?os, considera realmente sorprendente que la fortuna de un desconocido le permita hacer un curso de ingl¨¦s en el extranjero. "Creo que deber¨ªa servir de ejemplo", a?ade. La mayor¨ªa de los j¨®venes agraciados con las becas no podr¨ªa costearse estos estudios. Fran Lucena, de 17 a?os, a punto de marcharse a Los ?ngeles, piensa que la generosidad de Riera no est¨¢ en consonancia con los tiempos en que vivimos. "El mundo cada vez es m¨¢s individualista. Si nosotros tuvi¨¦ramos todo ese dinero, habr¨ªa que ver si lo repartir¨ªamos", advierte. Pero m¨¢s que el hecho de dejar una herencia en beneficio de la comunidad, lo que m¨¢s sorprende a algunos j¨®venes es que Riera precisara en su testamento que el dinero deber¨ªa destinarse exclusivamente al estudio del ingl¨¦s en el extranjero y a la formaci¨®n acad¨¦mica en Estados Unidos. La explicaci¨®n que se ha dado a este designio es la frustraci¨®n que, en sus negocios en el extranjero, supuso para el empresario textil e inversor no saber ingl¨¦s.
Intuici¨®n err¨®nea
"Vaya, pues s¨ª que deb¨ªa de tener eso clavado muy dentro. Quiz¨¢ le estafaron alguna vez por no saber el idioma", bromea Fran. La intuici¨®n del muchacho no parece muy equivocada. Jacint Bosch, el padre de uno de las becados, trabaj¨® en la empresa textil de Riera. Recuerda que el sobrino del millonario le cont¨® que su t¨ªo siempre lamentaba haber perdido alg¨²n negocio en Am¨¦rica por el engorro de tener que usar un traductor. "Mientras ¨¦ste traduce, los otros tienen tiempo para pensar y timarme", les dec¨ªa.
Lo cierto es que quienes conocieron a Riera alaban su buen ojo para los negocios y le atribuyen un rapidez mental extraordinaria. Farners, la madre de una de las chicas becadas, tiene, como casi todos en el pueblo, an¨¦cdotas para agrandar el mito de Riera. Una vez cuentan que le oyeron decir: "Se hablar¨¢ m¨¢s de m¨ª cuando haya muerto". En otra ocasi¨®n, cuentan, regal¨® a un pariente, una ni?a de cinco a?os, un diccionario de ingl¨¦s. Lo cierto es que en el supuesto trauma con el ingl¨¦s, sumado al ¨¦xito empresarial que le hizo contemplar EE UU como una tierra de las oportunidades, pueden hallarse las claves de su sorprendente decisi¨®n.
Con su legado se ha puesto en marcha la Fundaci¨®n Privada Catalana para la Ense?anza del Idioma Ingl¨¦s y la Educaci¨®n en Ingl¨¦s, creada por la Generalitat con el objetivo de financiar estudios en todo el territorio catal¨¢n. No obstante, no se podr¨¢n utilizar los fondos de Riera para los dem¨¢s alumnos, puesto que ¨¦ste estipul¨® en su testamento que los l¨ªmites de su donaci¨®n eran los de la comarca. La fundaci¨®n inaugurar¨¢ en poco tiempo una sede en el municipio. "Ser¨¢ el Wall Street de Santa Coloma", comenta Ricard Dilm¨¦, portavoz de la fundaci¨®n. Para las 50 becas ofertadas en el primer a?o se han presentado 81 solicitudes. Las calificaciones y la situaci¨®n econ¨®mica familiar son factores determinantes a la hora de concederlas. La fundaci¨®n podr¨¢ trabajar con los intereses provenientes del fondo, que permanecer¨¢ intacto. Se repartir¨¢n aproximadamente unos 2,4 millones de euros anuales.
La comarca de La Selva, con unos 144.000 habitantes, tiene en la industria y el turismo las bases de su econom¨ªa. En la capital, Santa Coloma de Farners, hay una importante colonia de inmigrantes subsaharianos, perfectamente integrados, que fueron de los primeros en llegar a Catalu?a. Binta Jammeh, de 16 a?os y padres gambianos, es una de las agraciadas. Est¨¢ ilusionada con su viaje de estudios y es incapaz de hacerse una idea del dinero que ten¨ªa Riera. "Cuando tienes tanto dinero, creo que tampoco sabes muy bien qu¨¦ hacer con ¨¦l", opina. La premura en la primera convocatoria ha impedido que nadie se presentara a las cuatro becas para estudios de posgrado en EE UU, pero la fundaci¨®n no tiene ninguna duda de que en la pr¨®xima convocatoria tendr¨¢ bastantes aspirantes. Tambi¨¦n el pr¨®ximo curso se otorgar¨¢n becas para realizar estudios universitarios completos en EE UU en cualquier disciplina acad¨¦mica, incluidas la m¨²sica y las artes pl¨¢sticas, dram¨¢ticas y visuales.
El alcalde de Santa Coloma de Farners, Antoni Sol¨¤, cree que los agraciados todav¨ªa no son muy conscientes del privilegio que supone gozar de estas becas anuales y tiene el convencimiento de que dentro de unos a?os se recoger¨¢n los frutos en forma de una mayor preparaci¨®n y capacidad profesional de los j¨®venes de la comarca.El legado de Joan Riera es la mayor herencia que ha recibido nunca la Generalitat, y la fundaci¨®n a que ha dado origen se sit¨²a, por el volumen de los fondos gestionados, entre las m¨¢s importantes de Espa?a.
Un millonario secreto
CUANDO JOAN RIERA muri¨® a los 91 a?os, legando todos sus bienes a la Generalitat, parec¨ªa que su ¨²nica posesi¨®n era un desvencijado Seat 1430. Su necrol¨®gica se despach¨® en apenas cuatro l¨ªneas en la prensa local. Pero su testamento, en el que no detallaba la cuant¨ªa de su capital, ten¨ªa algunas inc¨®gnitas que deparar¨ªan grandes sorpresas. Tras una ardua investigaci¨®n del departamento de Finanzas de la Generalitat que se prolong¨® durante m¨¢s de cinco a?os, con la colaboraci¨®n de abogados americanos, en el a?o 2003 se hizo p¨²blico que Riera ten¨ªa una cuenta en el Chase Manhatan Bank del para¨ªso fiscal de las Islas Caim¨¢n con unos 42 millones de d¨®lares (33 millones de euros). Todos se quedaron at¨®nitos. Muchos recordaron entonces el boyante pasado empresarial de Riera, a quien apodaron El Coco por su visi¨®n en los negocios. Aunque la realidad se mezcla todav¨ªa con la leyenda, todos parecen coincidir en que su fortuna empez¨® a forjarse en los cuarenta, cuando abri¨® con su hermano una f¨¢brica de calcetines en Santa Coloma. R¨¢pidamente se convirti¨® en uno de los principales proveedores del Ej¨¦rcito espa?ol. Invirti¨® parte de sus beneficios en terrenos en Venezuela, donde una recalificaci¨®n -o el hallazgo de petr¨®leo, seg¨²n algunas fuentes- multiplic¨® su valor. En los cincuenta, un incendio destruy¨® su f¨¢brica. Forzado a vender los terrenos americanos, us¨® parte del dinero en reconstruir la f¨¢brica con el nuevo nombre de Yanky, dando ya claras pistas de su pasi¨®n americana. El resto del dinero fue a parar a fondos de inversi¨®n americanos que se revalorizaron extraordinariamente. Al parecer, mont¨® tambi¨¦n algunos negocios en Estados Unidos. Riera se retir¨® en 1970 y dej¨® a su sobrino a cargo de la f¨¢brica, que suspendi¨® pagos a causa de la crisis del sector textil. Aunque el empresario realiz¨® frecuentes viajes a Estados Unidos para cerrar negocios o controlar sus fondos, su imagen exterior era la de un hombre humilde y discreto, sin lujos ni propiedades. La fundaci¨®n tiene previsto llevar a cabo
una investigaci¨®n biogr¨¢fica de Riera. En el archivo comarcal hay
escasos datos.
Es dif¨ªcil que nadie pueda olvidarse ahora de Joan Riera. Pero por si acaso, dej¨® detallado en su testamento que cada mes, y hasta la eternidad, debe celebrarse una misa en su memoria en la iglesia del pueblo.
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