La copa de la educaci¨®n en Brasil
Para el pa¨ªs del f¨²tbol, la Copa del Mundo es mucho m¨¢s que una competici¨®n deportiva: es un momento de afirmaci¨®n de la identidad nacional. Vencer es una cuesti¨®n de honra para el pa¨ªs que exporta los cracks m¨¢s extraordinarios del planeta. Perder puede significar una crisis de autoestima colectiva que s¨®lo ser¨¢ aplacada despu¨¦s de elegir y crucificar a los supuestos culpables.
Independientemente del resultado de la Copa de Alemania, poco mudar¨¢ en la vida del brasile?o. Este resultado no va a traer el desarrollo que el pa¨ªs necesita. Ni va a disminuir sus diferencias sociales hist¨®ricas, porque su crisis est¨¢ lejos de la cancha, donde la camiseta amarilla est¨¢ acostumbrada a desfilar su buena calidad y excelentes resultados. Est¨¢ en las escuelas, es ah¨ª donde faltan exactamente buena calidad y excelentes resultados.
En el campeonato mundial de la educaci¨®n, Brasil pierde por goleada. Hace por lo menos cuatro d¨¦cadas que sufre la indiferencia de los sucesivos gobiernos y de la sociedad como un todo. El mismo ciudadano que considera inaceptable perder la Copa del Mundo acepta, como un hecho consumado y fruto del destino, una escuela que no ense?a a los alumnos lo necesario. Si las familias brasile?as tuvieran en relaci¨®n con la educaci¨®n la misma capacidad de indignarse con las derrotas en el f¨²tbol, Brasil ya disfrutar¨ªa de un sistema educacional exitoso. Tan bueno o, ?por qu¨¦ no?, mejor, por ejemplo, que el de la vecina Argentina, con la que rivaliza en el f¨²tbol mundial, o el de Corea del Sur, con la que pretende disputar espacio en la econom¨ªa globalizada.
Los n¨²meros de la educaci¨®n brasile?a lo dicen todo. En relaci¨®n con la educaci¨®n b¨¢sica, los brasile?os tienen 4,9 a?os de estudio contra 8,8 a?os de los argentinos y 12,1 de los norteamericanos. En este aspecto, Brasil pierde hasta con Costa Rica, cuyos habitantes tienen 6,1 a?os de escuela. Apenas el 22% de los brasile?os termina la escuela primaria, contra el 51% de Argentina y el 91% de EE UU. En Corea del Sur, el 82% llega a la universidad. La comparaci¨®n con este pa¨ªs, inexpresivo en relaci¨®n con el f¨²tbol, tiene mucho significado para mostrar la correlaci¨®n entre educaci¨®n y desarrollo: en la d¨¦cada de los sesenta, al final de una guerra, tres de cada diez coreanos no sab¨ªan ni leer ni escribir y el pa¨ªs era tan pobre como Brasil. Cuarenta a?os despu¨¦s, no hay analfabetos en Corea del Sur, que ocupa actualmente una posici¨®n destacada entre los pa¨ªses desarrollados. Es importante se?alar que Brasil invierte en educaci¨®n el 4,2% de su PIB, porcentaje similar al del pa¨ªs asi¨¢tico. Los recursos, mientras tanto, se aplican muy mal; las prioridades est¨¢n dislocadas: los estudiantes de universidades p¨²blicas, normalmente nacidos en familias de renta media y alta, reciben cinco veces m¨¢s recursos que los alumnos de la escuela primaria.
En el resultado escolar, Brasil no muestra la misma exuberancia que en las canchas. Seg¨²n el Informe PISA, de las Naciones Unidas, ocupa los nada honrosos ¨²ltimo y pen¨²ltimo lugares en lectura y matem¨¢tica. En relaci¨®n con la repetici¨®n, con la inc¨®moda tasa del 21%, s¨®lo est¨¢ mejor situada que Camboya, Hait¨ª, Ruanda, Lesotho y Uganda.
A pesar de estos datos tan desalentadores, son pocos los que protestan por la baja calidad de la educaci¨®n brasile?a. Menos todav¨ªa se dan cuenta de que est¨¢n ante una crisis grave que compromete el crecimiento y el futuro.
En un pa¨ªs en que 4,3 millones de ni?os y dos millones de j¨®venes no estudian, la mayor¨ªa de los brasile?os, tan exigente cuando se trata de los resultados de la selecci¨®n brasile?a de f¨²tbol, se sienten satisfechos por conseguir una simple matr¨ªcula en una escuela p¨²blica.
Para cambiar este cuadro, un grupo de l¨ªderes empresariales, gobiernos y sociedad civil, junto con los educadores y comunicadores, est¨¢ creando el Compromiso Todos por la Educaci¨®n. Es un movimiento de ciudadan¨ªa in¨¦dito en la sociedad brasile?a. Por primera vez, se construye una alianza intersectorial, amplia y representativa, con misi¨®n, objetivo y horizonte muy claros: hacer valer el derecho a la educaci¨®n p¨²blica de calidad para todos, de forma que todos los ni?os que nacen ahora terminen, en 2022, a?o del bicentenario de la Independencia de Brasil, una escuela primaria con la que puedan enfrentar los desaf¨ªos del siglo XXI. Es una tarea compleja, que exigir¨¢ movilizaci¨®n, articulaci¨®n y control social en torno de metas relacionadas a la ampliaci¨®n de horario escolar, acceso y permanencia de los alumnos en la escuela, nivel de aprendizaje, evaluaci¨®n de profesores, gesti¨®n escolar, participaci¨®n de la familia y la comunidad.
Felizmente, comienza a ganar impulso, en Brasil, la conciencia de que la educaci¨®n es la m¨¢s importante de todas las pol¨ªticas p¨²blicas. El desaf¨ªo de Compromiso Todos por la Educaci¨®n ser¨¢, por tanto, lograr que esta nueva conciencia supere los c¨ªrculos t¨¦cnicos y pol¨ªticos y contagie el ciudadano com¨²n con el mismo fervor que el f¨²tbol. En una entrevista reciente, uno de los m¨¢s importantes compositores del pa¨ªs, Chico Buarque, afirm¨® sabiamente que Brasil es una f¨¢brica de formaci¨®n de grandes cracks porque sus ni?os, al contrario de los europeos, pasan pocas horas por d¨ªa en la escuela y tienen m¨¢s tiempo de desarrollar habilidades con la pelota. Con educaci¨®n de mala calidad e insuficiente, apenas un grupo restringido de talentos continuar¨¢ brillando en el f¨²tbol mundial.
Con poca educaci¨®n, la gran mayor¨ªa de los brasile?os permanecer¨¢ excluida de las mejores oportunidades abiertas por la globalizaci¨®n de la econom¨ªa. Para Brasil, educaci¨®n es una cuesti¨®n de soberan¨ªa nacional. Nos importa mucho vencer tambi¨¦n en este campo.
Mil¨² Villela es embajadora de la Unesco, presidenta del Instituto Fa?a Parte (Haga Parte-Instituto Brasil Voluntario), del Museo de Arte Moderno y del Instituto Ita¨² Cultural.
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