Ligeras, pero mortales
Son peque?as pero causan una destrucci¨®n masiva. Cada d¨ªa mueren en conflictos y cr¨ªmenes 1.000 personas por armas ligeras, de las que hay una por cada 10 habitantes en el mundo. Despu¨¦s de dos semanas, la ONU ha cerrado sin acuerdo una dif¨ªcil conferencia con Estados, organizaciones internacionales y ONG, que pretend¨ªa revisar el plan aprobado en 2001 "para prevenir, combatir, y erradicar el comercio il¨ªcito en armas peque?as y ligeras en todos sus aspectos". Lo rimbombante del t¨ªtulo contrasta con la nulidad de los resultados.
Los pa¨ªses europeos (que son grandes exportadores de armamento), Espa?a incluida, defend¨ªan la idea de establecer unos principios universales para regular el comercio legal de estas armas, frenar el il¨ªcito y limpiar y destruir las armas que quedan abandonadas tras los conflictos pero de las que muchos se?ores de la guerra se aprovechan. No ha sido posible debido a m¨²ltiples intereses, algunos tan chocantes y coincidentes como los de Estados Unidos con Ir¨¢n, Venezuela, Rusia y China. La ONU, pese a los 2.000 participantes en esta conferencia, ha vuelto a dar un espect¨¢culo, no por esperado menos lamentable.
El general Kal¨¢shnikov, inventor del fusil que lleva su nombre, el AK-47, arma m¨¢s extendida en los conflictos del mundo y que en algunos lugares de ?frica se puede encontrar por poco m¨¢s de 10 euros, hab¨ªa pedido, arrepentido, un mayor control internacional sobre el arma que seguir¨¢ siendo la m¨¢s usada en las zonas de conflicto del Tercer Mundo. El mill¨®n de firmas recogido en 150 pa¨ªses en contra de las armas no ha influido demasiado en los resultados de esta conferencia. Sobre la que, por cierto, difundi¨® una carta la poderosa Asociaci¨®n Nacional del Rifle de EE UU, acusando a este encuentro de querer desposeer a los americanos de sus armas. Era, evidentemente, una falsedad. Como record¨® el secretario general de la ONU, Kofi Annan, el objetivo no era lograr una prohibici¨®n global sobre las armas ligeras o su comercio, sino renovar el plan de acci¨®n de 2001. Al menos, de aquel plan de acci¨®n sali¨® un reforzamiento de las medidas legislativas en medio centenar de pa¨ªses para luchar contra el tr¨¢fico il¨ªcito de estas armas, y se han suscrito dos convenios internacionales.
Es necesario perseverar. La presi¨®n combinada de ONG y Estados (en ese caso Canad¨¢) cre¨® una din¨¢mica que llev¨® en 1997 al Tratado de prohibici¨®n total de las minas antipersonas (EE UU y muchos otros pa¨ªses no lo han suscrito). Con las armas peque?as y ligeras es a¨²n m¨¢s dif¨ªcil, pues hay grandes intereses por medio en un negocio de 4.000 millones de d¨®lares al a?o, una cuarta parte del cual es il¨ªcito. Pero cada pasito que se d¨¦ para reducir su tr¨¢fico y uso salvar¨¢ alguna vida. Pero esta vez, no se ha dado ni un paso.
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