Mundial y risas
Hubo un ataque colectivo de risa en el plat¨® de La casa del f¨²tbol, en Canal +, el domingo por la noche. Es muy saludable la risa en la tele; convoca relajo, le quita densidad a las palabras. Ver re¨ªr a mand¨ªbula batiente a un hombre como Vicente del Bosque en un plat¨® anima a pensar que no siempre es tan circunspecto este hombre afable que parece que acaba de despedirse de Florentino. En otra cadena, en La 2, estaba diciendo el nuevo presidente del Real Madrid, Ram¨®n Calder¨®n, que Del Bosque es una gran persona, un tipo fuera de serie; cambi¨¦ de canal de pronto, y all¨ª vi a Del Bosque muerto de risa. Por un instante pens¨¦ si las cadenas se comunican entre s¨ª.
Al ataque de ira de Zidane (?qu¨¦ le habr¨ªa dicho Materazzi!) le sigui¨® un ataque de risa en la codificada y un ataque de huida en La Sexta. Aqu¨ª, Patxi Alonso explic¨® que se ten¨ªa que ir, que se hab¨ªa acabado el programa, "?adi¨®s a todos!", pero desde el control le dijeron que volviera porque a¨²n ten¨ªa que dejar que pasaran todos los t¨ªtulos de cr¨¦dito, con los que la cadena agradec¨ªa los esfuerzos prestados al equipo que ha cubierto el Mundial.
Cuando ya pasaron los t¨ªtulos de cr¨¦dito, Alonso se subi¨® a la silla y grit¨® alborozado: "?Me voy para Bilbao!". Puede ser un grito para programas futuros: "?Me voy para Bilbao!". Para expresar similares agradecimientos, Michael Robinson se sirvi¨® de unos v¨ªdeos en los que unos miembros de su equipo aparec¨ªan serios, concentrados, y otros se tomaban la sesi¨®n como una fiesta fin de carrera. Y menuda carrera ha sido el Mundial. Se entiende ese grito, a su t¨¦rmino: "?Me voy para Bilbao!". En el programa de Robinson hubo una guinda: una serie de cortos publicitarios en los que hasta el circunspecto Beckenbauer convocaba a la gente a comer verdura en un plato de apariencia tan cutre como el propio spot, que deb¨ªa ser de los a?os setenta. Risas para acabar el Mundial. Hac¨ªan falta.
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