Enfermos fuera
Andorra, que vive b¨¢sicamente del turismo y del comercio, no deber¨ªa imponer condiciones de residencia m¨¢s severas que sus vecinos Francia y Espa?a. Llama la atenci¨®n su pol¨ªtica de exclusi¨®n sanitaria aplicada a quienes pretenden afincarse en su territorio, y que han llevado a sus servicios de inmigraci¨®n a negar 950 permisos de residencia por motivos de salud entre 1998 y 2005. Es posible que no sea ilegal exigir un reconocimiento m¨¦dico previo a la autorizaci¨®n de residencia y a la de trabajo, como alega el Departamento de Justicia del Principado. Pero lo es -al menos vulnera los convenios internacionales sobre el derecho al trabajo y la movilidad de las personas- que una enfermedad o dolencia se conviertan en obst¨¢culo infranqueable al ejercicio de tales derechos. Y eso es lo que hace Andorra estableciendo de hecho una lista de enfermedades o dolencias prohibidas para residir en su territorio, desde s¨ªndromes raros como el de Hunter hasta c¨¢nceres de mama o depresi¨®n, pasando por hepatitis, diabetes, alcohol o drogas, VIH o simplemente sufrir obesidad. La Asociaci¨®n de M¨¦dicos Progresistas, que viene denunciando esta situaci¨®n, eleva la lista a 88 dolencias, la mayor parte de ellas no infecto-contagiosas.
Andorra rige su vida por una Constituci¨®n -aprobada en 1993- y sus instituciones de origen medieval han evolucionado hacia est¨¢ndares de democratizaci¨®n europeos. Ha firmado el Convenio Europeo de Derechos Humanos, que no ampara una pol¨ªtica de salud p¨²blica convertida en medio de exclusi¨®n de personas y trabajadores y que, por tanto, podr¨ªa ser denunciada ante el Tribunal de Estrasburgo. Espa?a y Francia tambi¨¦n disponen de instrumentos legales para actuar.
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