Guerra sucia colonial

Mehdi ben Barka, ex presidente de la primera Asamblea Nacional de Marruecos, fue secuestrado en pleno centro de Par¨ªs el 29 de octubre de 1965. Opositor del r¨¦gimen de Hassan II, el pol¨ªtico progresista fue asesinado poco despu¨¦s, presuntamente a manos del servicio secreto marroqu¨ª, aunque tampoco parec¨ªa plato de buen gusto para Francia ni Estados Unidos, que ve¨ªan en ¨¦l a una de las cabezas pensantes de la nueva y emergente ?frica poscolonial.

El d¨ªa de su secuestro, Ben Barka hab¨ªa quedado en una cafeter¨ªa con un productor de cine con el que preparaba un documental sobre la descolonizaci¨®n, escrito por Marguerite Duras y dirigido por Georges Franju. Con la base puesta en esta reuni¨®n, Serge Le P¨¦ron, ex director de la revista Cahiers du Cin¨¦ma y realizador desde 1984, ha compuesto esta pel¨ªcula en la que el pol¨ªtico marroqu¨ª es la excusa argumental para contar la muy cinematogr¨¢fica historia de Georges Figon, el productor con el que Ben Barka iba a trabajar, un chorizo de poca monta, un fabulador de la cotidianidad que se cre¨ªa grande y no era m¨¢s que una simple marioneta.

Con Ben Barka como personaje secundario, la pel¨ªcula huye de toda dramaturgia emparentada con el espect¨¢culo. De forma tan seca como fatigosa, Le P¨¦ron narra su intriga con cierta confusi¨®n y acudiendo a la explicaci¨®n oral (y no la visual) con demasiada frecuencia. Lejos del rabioso estilo de directores contempor¨¢neos de los hechos que narra, especialistas en la denuncia pol¨ªtica, caso de Costa-Gavras o Gillo Pontecorvo, Le P¨¦ron acaba conformando una obra que mantiene casi siempre su inter¨¦s hist¨®rico-pol¨ªtico, pero cuyos valores cinematogr¨¢ficos se van perdiendo por el tortuoso camino de sus personajes.