Anuncio rocambolesco
El presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, anunci¨® ayer formalmente que convocar¨¢ las elecciones auton¨®micas para el pr¨®ximo 1 de noviembre. Resulta positivo que la fecha de las elecciones se conozca con mayor antelaci¨®n de lo que determina la ley. Sin embargo, el anuncio se fragu¨® de modo rocambolesco, generando una confusi¨®n gratuita que simboliza algunos de los defectos de la etapa que ahora concluye. La noticia fue filtrada al canal de televisi¨®n auton¨®mico, y luego desmentida. Ejerciendo sus competencias, Maragall escoge la fecha, un mi¨¦rcoles festivo, sin buscar el benepl¨¢cito previo de los partidos catalanes. Ni siquiera del suyo, el PSC, que pretend¨ªa ins¨®litamente fijarla en d¨ªa laborable, para aumentar la participaci¨®n, sobre todo de su clientela natural: el 1 de noviembre, fiesta de Todos los Santos, se encuentra a medio camino de las aspiraciones de todos, pero tambi¨¦n ser¨¢ blanco de m¨¢s de una iron¨ªa.
A la distorsi¨®n inicial causada por el gabinete de Presidencia, se han a?adido cr¨ªticas banales y rid¨ªculas, como las formuladas por CiU en el sentido de que celebrar elecciones cualquier d¨ªa que no sea domingo supone la ruptura de una imprescindible tradici¨®n, que lesiona "el sentido de pa¨ªs". Es una fijaci¨®n un tanto enfermiza el llegar a vincular la identidad con una cuesti¨®n de oportunidad electoral. El episodio es en realidad una tormenta en un vaso de agua. Pero constituye un ¨²ltimo episodio de un presidente siempre dispuesto a exhibir su capacidad de sorpresa y de cambiar el paso a todos, los suyos incluidos.
Estos golpes de efecto tienen el inconveniente de que no ayudan precisamente a subrayar las contribuciones positivas. Pas¨® con algunas de las discusiones sobre la reforma del Estatuto, que ocultaron las obras de gobierno y legislativa, y a las que ni siquiera sus protagonistas han prestado mucha atenci¨®n: las leyes y planes de reforma en marcha para los barrios degradados; el proyecto de prestaciones sociales complementarias de la ley estatal de dependencia; los pactos nacionales, por unanimidad, de educaci¨®n o para la competitividad; hasta la ampliaci¨®n de los permisos de paternidad est¨¢n ah¨ª. ?Alguien lo sabe?
Ahora la an¨¦cdota de la fecha de las elecciones ha eclipsado el inter¨¦s que pudiera suscitar el pleno parlamentario de balance final de la legislatura, celebrado ayer. Tiene raz¨®n Maragall en que el Parlamento aut¨®nomo y otras instituciones han mejorado; en que ha funcionado por primera vez la alternancia y la oposici¨®n; en que se han ampliado las posibilidades de presencia catalana en Espa?a y en Europa; en que la ambiciosa reforma del Estatuto puede dar lugar (si se aplica con inteligencia) a un nuevo florecimiento. Pero el ruido y las sorpresas de un pol¨ªtico imprevisible han ocultado cualquier otro aspecto en esta legislatura.
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