La tragedia del pueblo palestino
Lo sabemos desde hace tiempo: es posible tratar de destruir un pueblo con la complicidad silenciosa del mundo entero. Ocurri¨® con el pueblo iraqu¨ª, sometido a un horrible embargo durante 12 a?os (1991-2003); hoy ¨¦sa podr¨ªa ser la suerte reservada al pueblo palestino. En medio de un gran, de un espantoso silencio. Pero como la hipocres¨ªa humana no tiene l¨ªmites, tambi¨¦n sabemos que aquellos que hoy callan ante el crimen, ma?ana vendr¨¢n a darnos lecciones de derechos humanos y sobre el deber de la memoria. ?sta es la situaci¨®n: delante de nuestros ojos, el pueblo palestino es aplastado bajo las bombas de una de las mayores potencias militares contempor¨¢neas. Por tanto, los sucesivos gobiernos de Israel han ganado. No frente a los palestinos, ya que ¨¦stos siguen resistiendo, por desgracia utilizando en ocasiones unos medios dementes, sino frente a los gobiernos del mundo entero y frente a la opini¨®n p¨²blica internacional. El actual primer ministro israel¨ª Ehud Olmert, apoyado por el Partido Laborista, puede utilizar sus bombarderos para destruir ciudades, sus misiles para asesinar a dirigentes palestinos, sus soldados para matar a mujeres y ni?os en la calle, y sus bombas para extender la muerte en las playas palestinas. Y nadie reacciona. Sin duda se debe a que Israel viola desde hace tanto tiempo la ley internacional que ha conseguido agotar la indignaci¨®n del mundo. Y todos saben que este pa¨ªs disfruta de la doble complicidad de Estados Unidos y de los reg¨ªmenes ¨¢rabes a su servicio. En Europa, ni una sola condena, ni una palabra, ni un suspiro, nada. Europa prefiere defender el derecho abstracto, la democracia abstracta, la justicia abstracta.
?C¨®mo interpretar este silencio? Seguramente no se debe a una hostilidad de principio hacia la causa palestina. En Europa existe, independientemente de las preferencias respecto a tal o cual protagonista de este conflicto, un acuerdo sobre el reconocimiento mutuo y la existencia de dos Estados, uno israel¨ª y otro palestino. Pero esta posici¨®n siempre ha sido rechazada por Israel (que no admite un Estado palestino) y ya no es consentida por los palestinos (Ham¨¢s no acepta oficialmente la declaraci¨®n de reconocimiento de Israel por la OLP). Adem¨¢s, el principal actor del conflicto, Estados Unidos, que es el ¨²nico que puede imponer a su aliado israel¨ª una decisi¨®n de derecho internacional, se niega a hacerlo. Es tan sensible a los grupos de presi¨®n favorables a Israel en EE UU, que le interesa utilizar al Estado hebreo como polic¨ªa de su estrategia en Oriente Pr¨®ximo. Por ¨²ltimo, la victoria de Ham¨¢s ha debilitado todav¨ªa m¨¢s a Europa, ya que la ayuda que ¨¦sta le concede deber¨¢ ser gestionada a partir de ahora por un gobierno palestino que no comparte formalmente su posici¨®n de principio. Conclusi¨®n: Europa, que no existe como potencia pol¨ªtica (no puede influir ni sobre EE UU, ni sobre Israel, ni sobre los palestinos), se ve reducida en este conflicto a un testimonio simb¨®lico y moral. Pero lo aberrante de la situaci¨®n actual es que incluso ha renunciado a desempe?ar este papel. Se trata de un giro estrat¨¦gico de suma importancia. ?Significa que Europa comparte ahora la presuposici¨®n israelo-estadounidense de que la ¨²nica estrategia que cuenta es la de la fuerza militar? ?O quiere castigar al pueblo palestino por haber votado a Ham¨¢s? En ambos casos, es una estrategia arriesgada. Porque nunca habr¨¢ una soluci¨®n exclusivamente militar a este conflicto, y los dirigentes de Ham¨¢s pueden aducir que no tienen ninguna lecci¨®n de democracia que recibir de una Europa que no respeta el veredicto de la soberan¨ªa popular. Y, en efecto, Ham¨¢s ha sido elegido libremente y de acuerdo con todas las reglas de la democracia. Europa ha recusado de entrada esta decisi¨®n, exigiendo unas condiciones que se niega a plantear a Israel. Para mantener relaciones con Ham¨¢s, le exige que renuncie a la violencia y reconozca a Israel. Est¨¢ bien. Pero, ?por qu¨¦ no plantea las mismas condiciones a Israel: que renuncie a la violencia de Estado y reconozca el derecho a la existencia de un Estado palestino en los territorios ocupados ilegalmente desde 1967? ?Acaso no es el deseo de toda la comu
-nidad internacional? Es el doble rasero.
?Los reg¨ªmenes ¨¢rabes? En su mayor¨ªa, est¨¢n ocupados en aplastar a sus pueblos. La prensa ¨¢rabe, desde luego, est¨¢ que rebosa de c¨®lera y estos reg¨ªmenes dejan que sus medios de comunicaci¨®n calienten los ¨¢nimos, todav¨ªa m¨¢s c¨ªnicamente porque se niegan a mover un dedo. ?La opini¨®n p¨²blica mundial? ?Nosotros? La impotencia. Entonces, ?qu¨¦ queda? Lo peor: la espiral de la violencia ciega de los palestinos frente a la violencia racional, fr¨ªa, industrial, de los militares israel¨ªes. Porque se trata de lo siguiente: el actual Gobierno israel¨ª ha decidido tomar como rehenes a todos los palestinos, despu¨¦s de que una banda de locos tomara como reh¨¦n a un soldado israel¨ª. Todos los palestinos: mujeres, ni?os, ancianos y hombres. Es el principio de la responsabilidad colectiva, condenado tanto por el humanismo m¨¢s elemental como por la Convenci¨®n de Ginebra sobre las leyes de la guerra. Pero parece que en la ¨¦poca del derecho internacional hay potencias que est¨¢n por encima de las dem¨¢s: al parecer, ning¨²n derecho humano, basado en la justicia, puede pretender perturbar sus intereses. EE UU en Irak e Israel en Palestina est¨¢n por encima del derecho. As¨ª, desde la victoria de Ham¨¢s, el Gobierno israel¨ª se ha permitido pura y simplemente detener a ministros, funcionarios, a personas cuya culpabilidad es el ¨²nico en determinar. Y act¨²a todav¨ªa con m¨¢s facilidad porque la victoria de Ham¨¢s ha perturbado totalmente los puntos de referencia. Sin embargo, este movimiento fue ayudado en secreto por Israel a comienzos de los a?os ochenta, para debilitar al Al Fatah laico y convertir la guerra israelo-palestina en una guerra de religi¨®n. La derecha y la extrema derecha israel¨ªes, entonces en el poder, y los islamistas palestinos, apoyados por el im¨¢n Jomeini, se aprovecharon de ello. Porque tanto los unos como los otros tienen una visi¨®n mutuamente integrista de este conflicto. Por ello, 20 a?os despu¨¦s -despu¨¦s de que Sharon, ayudado por la falta de visi¨®n estrat¨¦gica de Arafat, destruyera los Acuerdos de Oslo- Israel y los islamistas se han convertido en los principales protagonistas del conflicto. El Gobierno israel¨ª y EE UU han establecido que el "islamismo" es una amenaza para el mundo. Tomar como reh¨¦n a un pueblo que ha votado a un partido islamista se convierte en algo leg¨ªtimo. As¨ª pues, la trampa se ha cerrado sobre los palestinos. Est¨¢n solos. Y en el mundo, este crimen ha sido perpetrado a la sombra de un ambiente festivo: el f¨²tbol es lo que interesa a la gente.
?sa es la realidad de nuestro tiempo. Sin embargo, nos queda un consuelo: quienes han realizado la cr¨ªtica m¨¢s honesta contra el comportamiento del Gobierno israel¨ª son algunos grandes medios de comunicaci¨®n israel¨ªes. El Yediot Aharonot se subleva ante la destrucci¨®n de las infraestructuras (centrales el¨¦ctricas, canalizaciones de agua, infraestructuras); el peri¨®dico Haaretz acusa al Gobierno de haber "perdido la raz¨®n" y, en su editorial del 6 de julio, escrib¨ªa: "El encanto de la ret¨®rica de la seguridad, una vez m¨¢s, cautiva el coraz¨®n de la opini¨®n p¨²blica, pese a que esta f¨®rmula, utilizada durante los 40 a?os que dura la ocupaci¨®n, ha fracasado totalmente. En estos momentos, hay que decir y repetir que, a la larga, a Israel no le queda m¨¢s opci¨®n que retirarse de los territorios y poner fin a la ocupaci¨®n.
Y terminar con la ocupaci¨®n deber¨ªa ser el objetivo al que deber¨ªa conducir toda t¨¢ctica utilizada en la crisis actual". Al d¨ªa siguiente, el Gobierno israel¨ª recordaba que no cambiar¨ªa de t¨¢ctica. Poco importa, porque las dudas de la opini¨®n p¨²blica bien informada en Israel son una verdadera llamada de socorro. ?Si los gobiernos del mundo fuesen tan valientes como estos editorialistas israel¨ªes! ?Qui¨¦n ayudar¨¢ a los palestinos e israel¨ªes a salir de este ciclo infernal? ?Qu¨¦ coalici¨®n de potencias dir¨¢ que en este conflicto infinito la paz debe ser impuesta por una Conferencia Internacional con todos los protagonistas implicados? ?Qui¨¦n tendr¨¢ la virtud de reafirmar la fuerza del derecho y el respeto a la vida de los civiles, palestinos e israel¨ªes? Nos habr¨ªa gustado que fuese Europa, porque encarna una idea de civilizaci¨®n de la que nos gustar¨ªa sentirnos orgullosos. Nos habr¨ªa gustado, aunque ella calle de una forma tan bochornosa.
Sami Na?r es profesor invitado de la Universidad Carlos III de Madrid. Su libro m¨¢s reciente es: Y vendr¨¢n... Las migraciones en tiempos hostiles, Bronce, 2006. Traducci¨®n de News Clips.
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