El taller del artesano

"En mis poemas, trato de liberar los objetos tangibles de toda ideolog¨ªa mediante un realismo exacerbado, de desmontarlos, recomponerlos y ponerlos en situaciones en las que cuesta trabajo salvar la cara, en las que lo solemne tiene que hacer re¨ªr, porque los que llevan el f¨¦retro a hombros ponen unas caras demasiado serias como para creer que est¨¢n afectados". Esta po¨¦tica, formulada en 1958, cuando todav¨ªa no era el novelista sino el escultor y poeta Grass, autor del librito surrealista Las ventajas de las gallinas de viento, caracteriza su pr¨¢ctica po¨¦tica y sigue v¨¢lida hasta hoy. Con cacerolas, peras y jud¨ªas, una vieja bolsa o raspas de pescado, ha ido montando este vitalista inagotable, a lo largo de cincuenta a?os, sus poemas de ocasi¨®n, pr¨¢ctica que ha reivindicado fervientemente.

Siguiendo un impulso seme

jante del que surgieron las miniaturas en prosa de Mi siglo, Grass hace ahora balance de su producci¨®n po¨¦tica: ha seleccionado 140 poemas en los que se manifiesta el cocinero filos¨®fico, el ciudadano cr¨ªtico, el amante robusto, el aforista casero. Y, sobre todo, el artesano que muestra su taller de versificador, que habla en un distendido tono coloquial -estupendamente reproducido por Miguel S¨¢enz- de sus materiales y m¨¦todos de trabajo, para, sotto voce, remitir a sus novelas, esculturas y hojas gr¨¢ficas al conjunto de su obra en el que su poes¨ªa adquiere empaque, sin cuyo respaldo, sin embargo, se difuminar¨ªa.

De L¨ªrico bot¨ªn se sostienen por su cuenta ¨²nicamente los poemarios de la ¨¦poca en la que Grass se entend¨ªa en primer lugar como poeta: Gallinas de viento, Tri¨¢ngulo de v¨ªas e Interrogado, traducidos ya anteriormente (Visor, 1995). En la presente antolog¨ªa personal, el autor ha a?adido, por ese concepto hol¨ªstico de la obra, las ilustraciones de su forja de ideas -en su mayor¨ªa de trazos gruesos y simplificados (lejos de sus mejores dibujos)-, como ya hizo en su primer poemario con los dibujos de gallinas y mujeres-ave, o, en El rodaballo y La ratesa, con los grabados de ratas y los poemas.

En la poes¨ªa, Grass revela m¨¢s de su condici¨®n humana y se observa y analiza con rigor protestante. Le sirve de espejo en el que mirarse a s¨ª mismo y a su tiempo con ojo cr¨ªtico, y, ante todo, para elaborar un inventario barroco de su mundo. Al final quedan pocas cosas: "Todo lo que, aparte de las letras, / llama la atenci¨®n por demente: / esos, como se llamen, / clavos torcidos o migajas, / que la goma de borrar deja". En L¨ªrico bot¨ªn se puede seguir la trayectoria de un creador prodigioso, que en sus inicios era algo m¨¢s que un buen artesano, entregado, en los ¨²ltimos a?os, a la "tarea de versificar", y cuyos ?ltimos bailes marcan el remate juguet¨®n de una de las grandes obras del siglo XX.