Facturas de guerra
La probada incapacidad de la llamada comunidad internacional (con Estados Unidos, como potencia dominante, a la cabeza) para mantener la estabilidad en Oriente Pr¨®ximo le est¨¢ pasando a la econom¨ªa mundial una factura tan elevada como innecesaria. Israel tiene todo el derecho a defender su territorio y sus ciudadanos, pero dentro de un sentido de la proporci¨®n y sin aplicar a otro Estado, L¨ªbano, lo que no quiere para s¨ª misma. Sin nadie que le ponga freno, acaba de invadir y bloquear L¨ªbano, sumando as¨ª un foco m¨¢s de inestabilidad en la regi¨®n, en la que destacan el centro de agitaci¨®n que es Ir¨¢n -con un Gobierno de fundamentalistas dispuesto a enriquecer uranio pese a quien pese- y el desorden tr¨¢gico de Irak, un caos cr¨®nico que hay que agradecer a las estrategias de guerra preventiva fabricadas por la derecha estadounidense. Motivos todos ellos suficientes para causar el p¨¢nico entre los inversores de todo el mundo. El precio del barril de petr¨®leo supera los 78 d¨®lares y amenaza con frenar en seco el crecimiento de la econom¨ªa mundial si la escalada se mantiene. Las bolsas tambi¨¦n acusan el golpe de la crisis b¨¦lica y del conflicto enquistado en Oriente Pr¨®ximo.
Los economistas suelen calcular el coste de la inseguridad geopol¨ªtica en t¨¦rminos de prima de riesgo. Pues bien, en el caso del petr¨®leo esa prima est¨¢ situada entre los 15 y los 17 d¨®lares por barril en la hip¨®tesis m¨¢s optimista. Sin la amenaza irresuelta de Ir¨¢n, la convulsi¨®n permanente en Irak y la crisis militar en el L¨ªbano, el precio del crudo estar¨ªa entre los 60 y los 62 d¨®lares. Existen otros factores que explican el encarecimiento constante del precio del petr¨®leo -la presi¨®n de la demanda de pa¨ªses como China o India, el descenso de las reservas ociosas, la falta de inversiones en exploraci¨®n-, pero sus efectos palidecen al lado del p¨¢nico que provoca en los agentes econ¨®micos el desastre en Oriente Pr¨®ximo.
Puesto que nadie conf¨ªa en que las cosas se resuelvan s¨²bitamente en el asunto del enriquecimiento de uranio iran¨ª -salvo que se plantee otro conflicto b¨¦lico de consecuencias catastr¨®ficas-, ni en que se estabilice Irak o, mucho menos, en que el Ej¨¦rcito israel¨ª regrese de pronto a sus cuarteles, la probabilidad mayor es que el petr¨®leo se mantenga en precios superiores a los 75 d¨®lares en los pr¨®ximos meses y que se aproxime o rebase los 80 d¨®lares si Israel sostiene el ataque militar en L¨ªbano. Las consecuencias para el crecimiento en Estados Unidos, Europa o Jap¨®n son dif¨ªciles de calcular hoy, pero se adivinan onerosas. El desorden pol¨ªtico va camino de convertirse en desorden econ¨®mico mundial.
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