Por un n¨²cleo federalista europeo
Tras el rechazo del Tratado Constitucional (TCUE) en Francia y Holanda hay un par¨®n pol¨ªtico comunitario casi total que est¨¢ favoreciendo la reemergencia de pulsiones nacionalistas y de proteccionismo econ¨®mico en varios Estados, lo que es del todo contradictorio con la l¨®gica del mercado ¨²nico. Las presiones para renacionalizar algunas pol¨ªticas comunitarizadas muestran la debilidad de la UE incluso en el ¨¢mbito econ¨®mico, que es el m¨¢s integrado (el primer pilar), y el arraigo de la estrategia general de todos los actores pol¨ªticos de "ir a Europa" a defender los intereses nacionales.
La derecha neoliberal y los populistas -desde diferentes perspectivas- se est¨¢n saliendo con la suya y la izquierda europe¨ªsta cr¨ªtica (la que rechaz¨® el TCUE) no se muestra capaz de articular un plan alternativo m¨ªnimamente viable para ir hacia la "otra" Europa que afirma preconizar. Y lo cierto es que no se deber¨ªa seguir as¨ª, sin direcci¨®n, sin horizonte y sin estrategia si se aspira a "una uni¨®n cada vez m¨¢s estrecha entre los pueblos de Europa". Sin embargo, no es realista aspirar a la plena federalizaci¨®n pol¨ªtica de los 25 Estados todos a la vez, pues son muchos los que, por activa y por pasiva, han dejado muy claro que no les interesa tal escenario. En consecuencia, los federalistas europeos han de tomar buena nota de eso y, por tanto, proceder -de entrada- tan s¨®lo con los que quieran ir en esa direcci¨®n.
A la UE le falta un claro grupo dirigente, tanto de ¨¦lites pol¨ªticas decididas como de pa¨ªses de vanguardia, pues el eje franco-alem¨¢n ya no es suficiente, aunque siga siendo clave. En consecuencia, habr¨ªa que crear un n¨²cleo federalista impulsor, pues s¨®lo si surgiera podr¨ªa aspirar a arrastrar despu¨¦s a algunos de los Estados m¨¢s reacios a profundizar en la integraci¨®n. En esta l¨ªnea hago m¨ªo el mapa propuesto por la excelente revista italiana de geopol¨ªtica Limes (n¨²mero 2 / 2006) que sugiere formar tal n¨²cleo con Alemania, Francia, Italia, Espa?a, el Benelux, Portugal y Eslovenia. Este euron¨²cleo deber¨ªa: 1) dar paso a una PESC real y con suficientes medios (unificaci¨®n diplom¨¢tica, una sola voz en la ONU, reforzar el Eurocuerpo, etc¨¦tera), 2) estrechar la coordinaci¨®n de las pol¨ªticas fiscales y presupuestarias con el objetivo de irlas armonizando y 3) ampliar los proyectos industriales y tecnol¨®gicos comunes en los m¨¢s diversos campos para evitar el neonacionalismo econ¨®mico.
Este euron¨²cleo ampliar¨ªa al principio las asimetr¨ªas de la UE, pero no puede ignorarse que este factor es un elemento estructural y permanente hoy bien presente (12 sobre 25 est¨¢n en la zona euro, 13 sobre 25, en la zona Schengen, 5 sobre 25 en el Eurocuerpo y con variantes estatales seg¨²n los casos). Todo esto suscita el debate de si es posible rescatar el TCUE, al menos en parte. A mi juicio, habr¨ªa que ir hacia algo m¨¢s modesto, pues la idea de Constituci¨®n europea tal vez ha resultado ser prematura, adem¨¢s de que el TCUE s¨®lo en cierto sentido pod¨ªa ser comparado al respecto a una genuina norma de ese tipo. Por otra parte, ese texto resulta excesivamente reglamentista (en particular, por la infortunada parte III), de ah¨ª que -de momento- parece ser m¨¢s pr¨¢ctico intentar elaborar un menos ambicioso, pero m¨¢s operativo, Tratado b¨¢sico refundido (como han propuesto los ministros de Asuntos Exteriores de Alemania y Austria) para agilizar algunos mecanismos institucionales ante el riesgo real de par¨¢lisis casi completa tras el ingreso de Rumania y Bulgaria. No obstante, todo el mundo es consciente de que estas eventuales decisiones est¨¢n aplazadas hasta 2007 o incluso 2009.
Por ¨²ltimo, no cabe dejar de mencionar la sorprendente e incomprensible ausencia del presidente Zapatero del necesario debate europeo. En la actual situaci¨®n de par¨¢lisis pol¨ªtica de la UE, Zapatero deber¨ªa intentar ocuparse del asunto como verdadera prioridad estrat¨¦gica, dar ideas para desbloquear y aspirar a estar en el n¨²cleo impulsor, lo que adem¨¢s ser¨ªa congruente con su ideario modernizador avanzado. Una vez m¨¢s los tan fuertes condicionamientos de la pol¨ªtica interior impiden desempe?ar a Espa?a un papel mucho m¨¢s relevante en la escena europea.
Ces¨¢reo R. Aguilera es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la Universidad de Barcelona.
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