Guerras lejanas
LA EMBOSCADA TENDIDA hace ocho d¨ªas en Afganist¨¢n a un convoy de transporte con 33 soldados espa?oles no ha sido s¨®lo una triste ocasi¨®n de recordar la presencia en aquel pa¨ªs de un contingente de 700 efectivos encuadrados en la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF) bajo el mando de la OTAN y el amparo de Naciones Unidas. El tr¨¢gico episodio ha mostrado igualmente el papel desempe?ado en el ej¨¦rcito por los inmigrantes latinoamericanos tras la abolici¨®n -bajo el Gobierno del PP- del servicio militar obligatorio. La mina anticarro activada a distancia mat¨® a un soldado de origen peruano e hiri¨® a otros cuatro militares profesionales, uno de ellos nacido en Ecuador; la circunstancia de que casi un tercio de la Brigada Paracaidista est¨¦ formada por inmigrantes desmonta la castiza visi¨®n conservadora de la nacionalidad espa?ola como un privilegio ligado al solar de los antepasados y refuerza el patriotismo c¨ªvico basado en el ejercicio de los derechos y el cumplimiento de los deberes.
La emboscada tendida a un convoy militar abre las puertas a un debate sobre la presencia en Afganist¨¢n de tropas espa?olas en una misi¨®n bajo mando de la OTAN y autorizada por Naciones Unidas
El PP denuncia como una contradicci¨®n caprichosa del Gobierno el sost¨¦n dado a la presencia militar espa?ola en Afganist¨¢n y la fulminante retirada de las tropas enviadas a Irak -durante el mandato de Aznar- ordenada por el presidente Zapatero nada m¨¢s obtener la investidura. Seg¨²n los dirigentes populares, ambos escenarios b¨¦licos estar¨ªan inextricablemente unidos por la guerra contra el terrorismo internacional que Bush declar¨® como respuesta a los atentados del 11-S en Nueva York y Washington. Pero si es cierto que la activa complicidad del r¨¦gimen talib¨¢n con Al Qaeda posibilit¨® el ataque contra las Torres Gemelas y el Pent¨¢gono, resulta ya evidente que la dictadura de Sadam Husein fue ajena a los preparativos del 11-S, no manejaba los hilos del fundamentalismo islamista y ni siquiera almacenaba armas de destrucci¨®n masiva para su posterior entrega al terrorismo internacional. El enga?oso hermanamiento entre Irak y Afganist¨¢n del PP trata ¨²nicamente de justificar retrospectivamente el oportunismo de Aznar cuando embarc¨® a Espa?a en la aventura iraqu¨ª con el presumible objetivo altisonante de remedar en las Azores las reuniones b¨¦licas de los tres grandes durante la II Guerra Mundial.
Si el planteamiento del PP no implica l¨®gicamente el regreso de las tropas de Afganist¨¢n, sino el eventual env¨ªo a Irak de soldados espa?oles, el aislacionismo neutralista sin color ideol¨®gico y la equidistancia irenaica propia de los movimientos pacifistas se refuerzan mutuamente para exigir la retirada del contingente encuadrado en la fuerza internacional, aunque sea bajo el patrocinio de Naciones Unidas. En cualquier caso, las nuevas misiones asumidas despu¨¦s de la guerra fr¨ªa por la OTAN sin l¨ªmite de fronteras plantean nuevos problemas y suscitan dudas razonables; las incontables conculcaciones de los derechos humanos a lo largo del planeta y los abundantes focos de irradiaci¨®n internacional de la amenaza terrorista conceden a los pa¨ªses con capacidad militar operativa un amplio margen de discrecionalidad para seleccionar los objetivos donde aplicar unos recursos inevitablemente escasos.
La variante del imperialismo de las palomas asociada a la defensa de las intervenciones humanitarias no puede ser aceptada de forma acr¨ªtica; el desarrollo de los acontecimientos en Kosovo, a partir de 1999, obligar¨ªa seguramente a revisar el fundamento de las razones expuestas por la Alianza Atl¨¢ntica para justificar entonces su intervenci¨®n. Sobre el trasfondo del Gran Juego -la met¨¢fora de lord Curzon- entre los imperios brit¨¢nico y ruso durante el siglo XIX, los fuegos de Afganist¨¢n fueron prendidos de nuevo por la Uni¨®n Sovi¨¦tica con la invasi¨®n de 1978 y avivados por Estados Unidos mediante una alianza imp¨ªa con el mismo fundamentalismo islamista que se transformar¨ªa posteriormente en su verdugo; el conflicto iniciado hace casi treinta a?os ha causado un mill¨®n y medio de muertos, dejando el pa¨ªs arrasado por los se?ores de la guerra, el tribalismo y el narcotr¨¢fico: la apuesta a favor del car¨¢cter pacificador de la actual presencia militar internacional en su territorio no tiene asegurado el premio final.
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