Contra la pobreza extrema
Hace veinte a?os, un movimiento popular dirigido por Rotary International, una organizaci¨®n de voluntarios con aproximadamente 1,2 millones de socios en m¨¢s de 200 pa¨ªses, decidi¨® atacar. A mediados de los a?os ochenta hab¨ªa m¨¢s de 300.000 casos de polio al a?o en todo el mundo, a pesar de que la enfermedad estaba pr¨¢cticamente eliminada en los pa¨ªses m¨¢s ricos, donde la vacunaci¨®n era un procedimiento ordinario. Rotary asumi¨® el reto de entregar vacunas a los pobres, en regiones con sistemas sanitarios d¨¦biles o inexistentes. Los socios de la organizaci¨®n so?aban no s¨®lo con reducir el n¨²mero de casos de polio, sino con la erradicaci¨®n completa de la enfermedad. Este objetivo est¨¢ ahora al alcance de la mano.
La lucha contra el hambre, la enfermedad y la falta de acceso al agua potable puede efectuarse con tecnolog¨ªas pr¨¢cticas y poderosas
En lugar de esperar a que los pol¨ªticos abordaran la lucha contra la polio, Rotary lider¨® el camino. Unos a?os despu¨¦s, la Organizaci¨®n Mundial de la Salud y a continuaci¨®n otros organismos internacionales y pa¨ªses donantes se unieron a la causa, creando una coalici¨®n de organizaciones p¨²blicas y privadas que ahora apoyan su sue?o. A comienzos de 2006, el n¨²mero de casos de polio se hab¨ªa reducido dr¨¢sticamente, a menos de 3.000 al a?o. La erradicaci¨®n completa est¨¢ cerca, pero todav¨ªa se muestra esquiva, de modo que peque?os brotes han afectado a un pa¨ªs u otro en a?os recientes.
A¨²n as¨ª, a pesar de las dificultades de erradicar los ¨²ltimos casos, los avances conseguidos en la lucha contra la polio han sido hist¨®ricos. Y lo m¨¢s importante es que el liderazgo de Rotary contra la polio ofrece una lecci¨®n m¨¢s general en la lucha contra la pobreza extrema, el hambre y la enfermedad. Incluso cuando los pol¨ªticos no lideran el camino, sigue siendo posible que individuos y organizaciones de voluntarios comprometidos cambien el mundo. La clave es unir una idea clara a una tecnolog¨ªa pr¨¢ctica y eficaz, y despu¨¦s hacer avanzar la idea y la tecnolog¨ªa mediante la acci¨®n ciudadana masiva. Estas mismas lecciones son v¨¢lidas para los Objetivos de Desarrollo del Milenio adoptados en 2000 por los Gobiernos para luchar contra la pobreza, la enfermedad y el hambre. Dichos objetivos son audaces, pero alcanzables. Por ejemplo, exigen la reducci¨®n antes de 2015 de la proporci¨®n de poblaci¨®n mundial cr¨®nicamente subalimentada respecto a la proporci¨®n de 1990, y reducir la tasa de mortalidad infantil en tres cuartas partes. Los objetivos tambi¨¦n abordan plagas como la muerte materna en el parto, la falta de acceso a agua potable y enfermedades asesinas como la malaria, la tuberculosis y el sida.
Al igual que ocurre con la polio, la lucha contra el hambre, la enfermedad y la falta de acceso a agua potable y saneamiento puede efectuarse con tecnolog¨ªas pr¨¢cticas y poderosas. De hecho, estas tecnolog¨ªas son tan eficaces que permiten a familias actualmente atrapadas en la pobreza escapar de ella de una vez por todas. Pensemos en el hambre en ?frica. La mayor¨ªa de los agricultores africanos, que trabajan parcelas diminutas, no producen comida suficiente para alimentar a su familia, y mucho menos para obtener ingresos. La ra¨ªz del problema es que los agricultores africanos son demasiado pobres para obtener los productos modernos b¨¢sicos que les permitan duplicar o triplicar su producci¨®n de alimentos y sacar una rentabilidad a las cosechas.
La soluci¨®n, por lo tanto, no es mucho m¨¢s complicada que la de la vacuna contra la polio. Si organizaciones como Rotary International pueden ayudar a los agricultores africanos a obtener una bolsa de 50 kilos de abono adecuado y una lata de 10 kilos de semillas mejoradas, el aumento de la producci¨®n agr¨ªcola podr¨ªa bastar para aliviar el hambre extrema y ayudar a los hogares rurales a obtener algunos ingresos.
Ha llegado el momento de que las organizaciones de voluntarios realicen un esfuerzo masivo para asumir los Objetivos del Milenio mediante la acci¨®n privada. No necesitamos esperar a los pol¨ªticos. En un breve periodo de tiempo, los ciudadanos del mundo pueden avanzar enormemente en la lucha contra la enfermedad, el hambre y la pobreza. Despu¨¦s los pol¨ªticos les seguir¨¢n. La clave es el sentido pr¨¢ctico, la audacia y, lo m¨¢s importante, que quienes est¨¢n en mejor situaci¨®n se comprometan a ceder su tiempo y su dinero para aportar ayuda pr¨¢ctica a los m¨¢s pobres del mundo.
Jeffrey Sachs es catedr¨¢tico de Econom¨ªa y director del Earth Institute de la Universidad de Columbia. (c) Project Syndicate, 2006.
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