La necesidad de reformas que abran puertas
Calder¨®n gan¨®; L¨®pez Obrador perdi¨®; y el PRI se desplom¨®. Quiz¨¢ pasen m¨¢s de mil a?os, muchos m¨¢s, como dice la canci¨®n, pero al final Calder¨®n se instalar¨¢ en los Pinos (y afortunadamente no en el Palacio Nacional, como quer¨ªa Obrador).
Tendremos que escudri?ar las encuestas de salida para determinar por qu¨¦ exactamente la gente vot¨® como vot¨®, pero algunos datos preliminares de la encuesta de salida del diario mexicano Reforma y de reflexiones propias permiten aventurar algunas hip¨®tesis.
En primer lugar, aunque L¨®pez Obrador s¨ª se llev¨® el mayor n¨²mero de votantes independientes y un n¨²mero nada despreciable de votantes de Fox en 2000, su ardid conceptual no camin¨®. Al final de cuentas, AMLO le dijo a M¨¦xico: el pa¨ªs es un desastre, para arreglarlo echemos a los que est¨¢n, y pongamos a unos nuevos que lo arreglen, esto es, los que produjeron el desastre. Nunca antes un candidato puntero del PRI (restaurado) hab¨ªa aglutinado a personalidades de tanto sexenio pri¨ªsta anterior. De Luis Echeverr¨ªa (1970-1976); de Jos¨¦ L¨®pez Portillo (1976-1982); de Miguel de la Madrid (1982-1988); de Salinas de Gortari (1988-1994). Aparentemente la gente no se trag¨® el anzuelo: ?c¨®mo se compone el desastre con los que lo crearon?
La gente le tuvo miedo a la aventura y prefiri¨® la continuidad, la estabilidad
En segundo t¨¦rmino, la gente vot¨® por la continuidad. El 60% de los que consideran que les va mejor hoy que hace un a?o votaron por Calder¨®n; m¨¢s del 60% de los que aprueban a Fox votaron por Calder¨®n; y m¨¢s de 60% aprueba a Fox. Al final, la gente le tuvo miedo a la aventura y prefiri¨® la continuidad, la estabilidad, la tranquilidad, todos ¨¦stos siendo t¨¦rminos y realidades imperfectas y relativas. Los votantes, quiz¨¢ sin gran entusiasmo, pero con mucha firmeza, prefirieron la grisura a los sombrerazos, la mediana permanencia a la ruptura estridente.
Tercera reflexi¨®n: Calder¨®n gan¨® solo. Muchos le reprochamos/sugerimos que le conven¨ªa "desenpanisarse" y buscar alianzas con otros sectores. No lo hizo. Tuvo raz¨®n. No le debe nada a nadie, salvo a su peque?o grupo de colaboradores y a su partido. Si as¨ª lo desea, puede gobernar solo. No es poca cosa en un pa¨ªs donde el presidente siempre llega a la silla inmerso en una mara?a de compromisos, de promesas y de amigos.
Pero la reflexi¨®n m¨¢s importante seguramente consiste en la configuraci¨®n del futuro. La nueva C¨¢mara y el nuevo Senado evocan pesadillas: m¨¢s atomizadas, inexpertas, enconadas y desprovistas de sustancia entre sus miembros que las tres lamentables legislaturas de 1997 a 2006. Gobierno de coalici¨®n o no, de unidad nacional o no, monocolor del PAN o no, de aliados con votos bajo el brazo o no, se antoja enormemente dif¨ªcil lograr cualquier tipo de mayor¨ªa estable o incluso de mayor¨ªas funcionales tema por tema m¨¢s all¨¢ del presupuesto y algunos asuntos corrientes. Calder¨®n puede usar su mandato y su destreza pol¨ªtica para armar mayor¨ªas reforma por reforma, hasta que le pase lo que a Fox: el desgaste. O puede empezar y priorizar a ultranza la reforma de las reformas.
En otras palabras, puede, incluso durante el periodo de transici¨®n, y en particular con la legislatura saliente, proponerse lograr cuatro reformas que abrir¨ªan la puerta a las otras. Hemos tenido oportunidad en estas y otras p¨¢ginas de repetirlas hasta el cansancio, pero va una vez m¨¢s:
Uno. La madre de todas las reformas: el refer¨¦ndum para modificar la Constituci¨®n. Salvo Estados Unidos, no hay pa¨ªs con r¨¦gimen presidencial que no cuente con este instrumento.
Dos. La reelecci¨®n de diputados y senadores, sin la cual no hay rendici¨®n de cuentas posible para los legisladores.
Tres. Establecer un r¨¦gimen h¨ªbrido semipresidencial/semiparlamentario para lograr mayor¨ªas y gobernabilidad.
Cuatro. Aprobar la segunda vuelta en la elecci¨®n presidencial y en su caso en las legislativas para que no nos vuelva a suceder lo del pasado domingo 2 de julio. M¨¦xico necesita presidentes con m¨¢s del 36% del voto.
Si Calder¨®n define claramente una prioridad como ¨¦sta y si logra sacar adelante estos cambios, empezar¨¢ su sexenio con el pie derecho. Si enseguida utiliza las reformas para profundizar, mejorar y ampliar los programas de combate a la pobreza, creando las redes de protecci¨®n social para los sectores no organizados de la sociedad, podr¨¢ trastocar a fondo la tendencia actual en Am¨¦rica Latina.
En lugar de Gobiernos de centro-izquierda como Chile, Uruguay y Brasil, que con dificultades le imprimen un sello social y humano al consenso de Washington, sin poder ir mucho m¨¢s lejos; en lugar de Gobiernos de izquierdas ideologizados como en Venezuela, Bolivia y Argentina, que a la larga le har¨¢n m¨¢s da?o que bien a los pobres a quienes pretenden representar; en lugar de Gobiernos de centro-derecha (Colombia) que hacen caso omiso de la pobreza y de la desigualdad; M¨¦xico podr¨¢ tener un Gobierno que busque y encuentre soluciones duraderas, prioritarias, fondeadas y modernas a estos retos, decisivos para toda Am¨¦rica Latina.
Jorge G. Casta?eda fue secretario de Relaciones Exteriores de M¨¦xico durante los a?os 2000 a 2003. Actualmente es profesor de estudios latinoamericanos en la Universidad de Nueva York. ? The New York Times Syndicate.
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