El Memorial, un camino irreversible
Finalmente la ley de creaci¨®n de la instituci¨®n Memorial Democr¨¢tico no ser¨¢ aprobada por el Parlamento esta legislatura. A pesar de que t¨¦cnicamente era viable, simplemente con una mayor intensidad de trabajo de la comisi¨®n parlamentaria, determinados intereses partidistas no lo han hecho posible. A CiU y a ERC, que dispon¨ªan de la mayor¨ªa en la mesa de la comisi¨®n parlamentaria que tramitaba la ley, les ha faltado sensibilidad y un mayor sentido de pa¨ªs, por encima de la esgrima parlamentaria. Que ERC se aviniera a obstaculizar la tramitaci¨®n de la ley es a¨²n m¨¢s sorprendente, pues el Memorial es tambi¨¦n su proyecto, sus consejeros y consejeras lo aprobaron en el Gobierno el pasado 14 de marzo. La din¨¢mica electoral ha podido m¨¢s que la posibilidad de aprovechar una oportunidad hist¨®rica.
El Memorial tiene vocaci¨®n de ser un proyecto que cuente con el apoyo de todas las fuerzas pol¨ªticas, como m¨ªnimo de aquellas que provienen de la tradici¨®n antifranquista, porque la ¨²nica divisi¨®n pol¨ªtica que deb¨ªa concitar el Memorial es simplemente la de aquellos que se reconocen en la democracia y el autogobierno frente a aquellos que rechazan los valores democr¨¢ticos y los derechos nacionales de Catalu?a. El proyecto de ley cuenta tambi¨¦n con el consenso de los profesionales de la historia.
As¨ª pues, el Memorial Democr¨¢tico es la aspiraci¨®n de todas aquellas personas que a lo largo de las m¨¢s de dos d¨¦cadas que llevamos de democracia han reivindicado, hasta hace pocos a?os ante la indiferencia general, la memoria de la Rep¨²blica y de la resistencia antifranquista. Las nuevas generaciones tienen derecho a conocer el pasado de su pa¨ªs, tienen derecho a saber que la democracia, los derechos sociales y nacionales son fruto de una larga y dolorosa historia, con toda su complejidad y pluralidad. Una historia que merece ser conocida, para que hoy y en el futuro los valores democr¨¢ticos est¨¦n arraigados en una s¨®lida ¨¦tica c¨ªvica.
A pesar de este esfuerzo de consenso el debate sobre el Memorial Democr¨¢tico y, en general, el debate sobre la memoria hist¨®rica ha estado condicionado, en algunos sectores, por tres temores. El temor al dirigismo, a escribir una historia oficial, que fuera la otra cara de la moneda de la historia oficial del franquismo. El temor de que el Memorial realizar¨ªa una lectura de la historia sectaria a mayor gloria del PSUC y finalmente, el temor de ERC, a la falta de "un plus de catalanidad" en el proyecto. Objeciones las dos primeras que no nos sorprenden en el caso del PP -sin duda, la derecha espa?ola tiene un problema con el pasado-, pero que s¨ª sorprenden en el caso de CiU, formaci¨®n que tiene sus or¨ªgenes tambi¨¦n en el antifranquismo. La Ley del Memorial no pretende construir una memoria oficial sino garantizar el acceso de la ciudadan¨ªa al conocimiento de nuestra historia con el m¨¢ximo rigor.
Es sorprendente que se critique la existencia de una pol¨ªtica p¨²blica de la memoria hist¨®rica. Se puede criticar su orientaci¨®n pero no su existencia. ?Acaso el silencio institucional sobre nuestra historia contempor¨¢nea es neutral? De ninguna manera. El silencio perpetua la versi¨®n de los vencedores.
Qui¨¦n haya seguido la trayectoria del Memorial no puede afirmar con rigor que se haya actuado con sectarismo en ning¨²n momento. La historia del PSUC no necesita de ninguna proyecci¨®n institucional que la engrandezca, porque existe un amplio reconocimiento social y acad¨¦mico sobre su papel en la lucha antifranquista. Quiz¨¢s lo que moleste no es tanto el PSUC sino el protagonismo de las luchas sociales, principalmente obreras, vecinales y estudiantiles, en el antifranquismo, frente al adormecimiento, por no decir clara connivencia, con el franquismo de otros sectores de nuestra sociedad.
Y en lo referente a la falta de catalanidad del proyecto del memorial casi no merecer¨ªa respuesta ninguna por absurdo. La ley del Memorial se refiere a la historia de Catalu?a, a la Generalitat republicana como se indica en la propia ley. Tiene gracia que quienes acusan al Memorial de ser un proyecto pol¨ªticamente sesgado intenten imponer una lectura de la historia unidimensional. ?O es que se puede separar la historia de la Catalu?a de la d¨¦cada de 1930 y de la Generalitat republicana de la II Rep¨²blica espa?ola?
A pesar de todo, el camino recorrido en estos m¨¢s de dos a?os y medio de gobierno no tiene vuelta atr¨¢s. Por primera vez en Catalu?a se ha realizado una pol¨ªtica p¨²blica de difusi¨®n de la lucha por la democracia y el autogobierno. En este periodo se ha dado apoyo a decenas de proyectos surgidos de la sociedad civil y de los ayuntamientos; hemos impulsado la realizaci¨®n de exposiciones como la de la maternidad de Elna. Se ha realizado un acto de conmemoraci¨®n de la II Rep¨²blica y se ha homenajeado por primera vez a los republicanos deportados en Mauthausen. Por citar s¨®lo algunas de las iniciativas que han contado con el empuje y apoyo del Programa para la creaci¨®n del Memorial Democr¨¢tico.
Son un conjunto de actividades que deb¨ªan culminar con la creaci¨®n del Memorial Democr¨¢tico. Estamos convencidos que una nueva mayor¨ªa de izquierdas, en la que ICV-EUiA va a tener un papel determinante, culminar¨¢ el trabajo realizado. Pero no s¨®lo porque as¨ª lo queramos una determinada fuerza pol¨ªtica o un Gobierno concreto, sino porque es una demanda de la sociedad, una exigencia para que no se esconda nuestro pasado reciente, para que las personas que lucharon por la democracia, por los derechos sociales y por Catalu?a tengan su justo reconocimiento. Para que el conocimiento de pasado, proyectado en el presente y en el futuro, sirva para que tengamos m¨¢s y mejor democracia.
Joan Saura es consejero de Relaciones Institucionales y Participaci¨®n de la Generalitat.
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