Un para¨ªso para los hijos del Zijing
La poblaci¨®n china se ha duplicado en dos a?os en Matar¨®. A finales de 2004, estaban empadronados 821, mientras que a fecha de junio de 2006 eran 1.643. La mayor¨ªa, cerca del 80%, proceden de la regi¨®n rural de Zijing.
Por su parte, los chinos asentados en Badalona y Santa Coloma han formado las mayores comunidades de Catalu?a en barrios como La Pau y Fondo. Colmadas sus oportunidades de negocio en estos lugares, una buena parte est¨¢ optando por desplazarse a Matar¨®, donde han abierto no s¨®lo restaurantes y talleres textiles, sino tambi¨¦n zapater¨ªas y otros comercios. Tras observar, por ejemplo, que los restaurantes chinos van a menos y los japoneses a m¨¢s, no han tenido ning¨²n inconveniente en ponerse un kimono y servir pescado crudo. En Matar¨® hay tres restaurantes japoneses regentados por chinos.
En estos momentos se ha detectado tambi¨¦n el inicio de la compra de terrenos r¨²sticos en la poblaci¨®n y sus alrededores, como Argentona y ?rrius, con el fin de cultivar productos muy determinados que presentan gran demanda, entre ellos una clase de col y de seta chinas.
Como explica el comisionado para el Plan de Nueva Ciudadan¨ªa de Matar¨®, Josep Palacios, el colectivo act¨²a "en el l¨ªmite de la legalidad" para conseguir sus primeros objetivos, que son trabajar, ahorrar y tener su propio negocio, as¨ª como poder formar a sus hijos para que vayan a la universidad.
Trat¨¢ndose de una comunidad muy cerrada en s¨ª misma, Palacios afirma que la proliferaci¨®n de talleres textiles ilegales se produjo entre 2002 y 2003 debido a su forma habitual de proceder: "En China primero abren un local, y cuando funciona, lo oficializan". En Matar¨® ha sido necesario en los ¨²ltimos a?os realizar una tarea de informaci¨®n al colectivo, con mediadores de origen chino y folletos en su idioma, para que tomen conciencia de que las cosas funcionan de otro modo. Los resultados, seg¨²n el comisionado del Plan de Nueva Ciudadan¨ªa, son positivos. En 2005 funcionaban 40 talleres legales, la mayor¨ªa familiares y en los que trabajaban entre cinco y una docena de personas. "Salvo excepciones, son muy disciplinados. Ahora todos cierran en domingo, aunque les suponga un problema porque, de no trabajar, no saben qu¨¦ hacer", comenta. Los d¨ªas de cada d¨ªa, apuran los horarios al m¨¢ximo siguiendo la legalidad. Algo m¨¢s dif¨ªcil es luchar contra los horarios abusivos, rayanos a la explotaci¨®n laboral.
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