Sue?o de una noche de verano
Confieso que no estoy, pero tampoco me he ido. Por lo menos de vacaciones. Quiero creer que me encuentro en un campo de trabajo. Es como meterse en el t¨²nel del tiempo. De pronto tienes acn¨¦ y miras a tus compa?eras de tajo. Los campos son as¨ª, te llenan el verano de actividades diversas. Compaginas los callos y el amor, adem¨¢s de unos ideales confusos. Y te sientes ¨²til y solidario porque parece que trabajas para la colectividad. Por lo dem¨¢s, las cosas son muy simples: alternas el aporreo de la tecla con el aporreo de la pared. Mediante el uso la porra, que en este caso es un martillo pero m¨¢s pesado. Lo de la tecla tambi¨¦n se usa porque, como todo campo que se precie, no se debe relegar el trabajo intelectual. Las paredes suelen resistirse, entonces ayuda ponerle cara a la pared. Quiero decir que basta con imaginarte que est¨¢ alguien ah¨ª.
Un compa?ero de fatigas, aunque enchufado, nos ha dicho que si todo sale bien ser¨¢ gracias a ¨¦l, y si sale mal se deber¨¢ a nosotros
La mayor¨ªa de espa?oles pondr¨ªa el paro en la pared y lo destrozar¨ªa a porrazos, porque es su principal preocupaci¨®n. Yo me limito a poner caras menos abstractas. Pero no voy a decir cu¨¢les, porque el verano no es para hacerse m¨¢s enemigos, sino al contrario. Por la noche, ante el fuego de campamento, te pones rom¨¢ntico y sentimental y las estrellas te parecen un campo apenas bastante para acoger todo ese sentimiento oce¨¢nico que te embarga. No es que te sientas mejor, sino m¨¢s v¨¢lido, m¨¢s generoso y con m¨¢s ganas de... compartir lecho. Por ejemplo con esa chica que se las arregla tan bien a la hora de rejuntear, que no es arrejuntarse, ?qu¨¦ m¨¢s quisieras!, sino tapar las juntas que hay entre las piedras de los muros. Pero igual no te atreves a propon¨¦rselo y te vas al catre con m¨¢s autocompasi¨®n que el saco de dormir. Si hubiera s¨¢banas, igual las mojar¨ªas.
En cuanto al paisaje est¨¢ bien. Cambia. Predomina el color paja porque ya han segado los campos. Y entonces te acuerdas de Van Gogh. Es porque en los trigales hay cuervos y los trigales con cuervos son inseparables de Van Gogh. Nadie como ¨¦l pint¨® esos presagios f¨²nebres que se ciernen sobre la imagen de la feracidad. Tuve que mirar alrededor para ver por d¨®nde pod¨ªan llegar los malos presagios. Tampoco hay que ser adivino para concluir que podr¨ªan venir de la parte de la muchacha de las juntas. Un compa?ero de fatigas, aunque enchufado (se dedica a labores burocr¨¢ticas), nos ha dicho que si todo sale bien ser¨¢ gracias a ¨¦l, y si sale mal se deber¨¢ a nosotros. Un nosotros amplio, sin partidismos, quiero decir que est¨¢ convencido que s¨®lo ¨¦l puede hacer las cosas bien y que nosotros, los del tajo, tendremos la culpa de todo lo que vaya mal. Luego, nos hemos enterado que no hab¨ªa hecho m¨¢s que reproducir lo que hab¨ªa dicho un pol¨ªtico. Pero nosotros no nos metemos en pol¨ªtica. Nuestras conversaciones son m¨¢s elevadas. Nos preocupa el g¨¦nero humano en su conjunto y quisi¨¦ramos salvarlo de s¨ª mismo. ?O no estamos envenenando la atm¨®sfera y creando un infierno de calentamiento global en el que nos condenaremos?
Pero resulta muy dif¨ªcil abstraerse de los problemas cotidianos. Sigo sin declararme a la que considero ya mi chica. Y no hago m¨¢s que romper mangos de porra. El bur¨®crata va a tener raz¨®n cuando dice que la culpa es nuestra. Me he propuesto no romper ni un mango m¨¢s. Pero es superior a m¨ª, veo determinadas caras en la pared y tengo que darle con todas mis fuerzas. ?Tendr¨¦ la culpa tambi¨¦n de estar tan cachas? Hoy han contado durante la comida (siempre comemos macarrones con chorizo y desayunamos colacao) que el alcalde de un pueblo cercano ha recalificado para el plan general de su pueblo 60 hect¨¢reas que son suyas y de su familia. Y no ha recalificado nada m¨¢s. Cosas as¨ª te enfr¨ªan el idealismo, porque quieres lo mejor para la humanidad y siempre te sale un humano chungo que te tira los ideales por tierra. Para colmo, el bur¨®crata le est¨¢ echando los tejos a mi chica. Me gustar¨ªa que consiguiera unas buenas calabazas gracias a ¨¦l y que me dejara la culpa de no haberlas conseguido. Ah, los campos de trabajo fomentan el compa?erismo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.