Es posible que la asesina sea yo
La editorial El Aleph sigue publicando, con cuentagotas, su serie policiaca Cl¨¢sicos Gimlet y esta vez ha optado por un autor franc¨¦s. No se han prodigado mucho los autores franceses del g¨¦nero en nuestro pa¨ªs, pero algunos han tenido eco, empezando por la famosa pareja Boileau-Narcejac hasta llegar a la estupenda Fred Vargas en nuestros d¨ªas. Incluso est¨¢n editados precursores y pioneros tan ilustres del g¨¦nero como ?mile Gaboriau, Gast¨®n Leroux, Souvestre y Allain (los autores de Fantomas) o Maurice Leblanc (cuyo Arsenio Lupin est¨¢ siendo publicado por Edhasa).
No s¨¦ si S¨¦bastien Japrisot (1931-2003) ha sido editado en Espa?a anteriormente, es probable que s¨ª. Lo que importa ahora es la aparici¨®n de este libro, Trampa para Cenicienta, porque se trata de un texto realmente ins¨®lito en el panorama de la novela policial. Es un libro aparecido en 1965, es decir, cuando el gran momento de la novela policial tradicional (la de los Sayers, Agatha Christie, Van Dine o Ellery Queen) no ya ha periclitado sino que incluso los grandes maestros de la novela negra, Dashiell Hammett y Raymond Chandler, han llevado a cabo buena parte de su obra y est¨¢ apareciendo una literatura m¨¢s psicologista. En esta situaci¨®n, la novela de Japrisot merece la pena por ser una apuesta tan arriesgada como innovadora en la medida que plantea una relaci¨®n sui g¨¦neris entre la intriga propiamente dicha, inherente a toda novela del g¨¦nero, y el experimento literario.
TRAMPA PARA CENICIENTA
S¨¦bastien Japrisot
Traducci¨®n de
Ana Herrera Ferrer
El Aleph. Barcelona, 2006
224 p¨¢ginas. 18 euros
La historia es sencilla. Una
muchacha despierta en un hospital en el que se encuentra de resultas de un incendio declarado accidentalmente en la casa donde se encontraba viviendo con una amiga. La muchacha est¨¢ gravemente quemada y, adem¨¢s, ha perdido la memoria. Sin embargo, pronto acuden a su mente dudas acerca del suceso y, sobre todo, de s¨ª misma. ?Cu¨¢l de las dos muchachas es ella? ?La rica ocupante de la casa?, ?su modesta amiga y acompa?ante? Todo parece indicar que es la primera, pero... puede que no sea as¨ª. Esta dolorosa duda ser¨¢ el eje de la trama.
La peculiaridad del trabajo de Japrisot consiste en que se sit¨²a en la mente de la superviviente, es decir, en la mente de una persona que sufre de amnesia traum¨¢tica. Teniendo en cuenta el juego de dualidad personal que se plantea la protagonista, que se erige adem¨¢s en voz narradora en una parte importante del relato, hay que reconocer que la elecci¨®n del autor es todo un reto. De hecho, con lo que juega Japrisot es con los tiempos verbales, de ah¨ª lo literario del tratamiento. Es m¨¢s, los cap¨ªtulos se titulan de manera reveladora: Yo habr¨¦ asesinado, Yo asesin¨¦, Yo asesinar¨¦, Yo he asesinado, Yo asesino y Yo hab¨ªa asesinado. Cada uno de los t¨ªtulos revela un aspecto del enigma, en tiempos distintos, sobre el hecho sustancial que parece imponerse pronto: las dudas sobre la propia identidad de la protagonista que, narradas desde su propio problema, gravitan sobre un asunto mucho m¨¢s terrible, cual es la posibilidad de que cualquiera que sea su verdadera identidad, ella puede haber sido la asesina de la otra.
Evidentemente, Japrisot jue
ga con ese "m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa" en que vino a convertirse el enigma en la novela policiaca tradicional, cuyo emblema ser¨ªa el conocido como "misterio de la habitaci¨®n cerrada", vale decir: la escena del cad¨¢ver indudablemente asesinado que es encontrado en una habitaci¨®n cerrada por dentro, de la que, por tanto, el asesino no ha podido salir. De Gaboriau -su creador- a John Dickson Carr se ha planteado y resuelto de manera ingeniosa, pero siempre sobre la idea del duelo de inteligencias entre el asesino y el detective. Aqu¨ª no hay duelo de inteligencias sino una angustia existencial sobre el yo, es decir, un "m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa" en el que el juego de ingenio recae sobre la b¨²squeda de identidad personal porque es la mente de una persona atormentada la que sostiene la estupenda intriga y a partir de ella debemos descubrir lo que ha sucedido en realidad. As¨ª, el lector es embarcado en las anfractuosidades de un alma de la que se compadece emocionalmente hasta que las dudas de ese alma lo envuelven tambi¨¦n a ¨¦l y entonces se ve impelido a involucrarse en el relato y, a la vez, a mantener la distancia que le corresponde.
Trampa para Cenicienta es un producto policiaco netamente europeo y, como se?alaba antes, muy influido por los hallazgos expresivos de la literatura del pasado siglo, lo que le da un barniz culturalista, a la vez que propone un punto de vista diferente y novedoso dentro del g¨¦nero, sin perder un ¨¢pice de aquello a lo que el g¨¦nero se debe: la intriga que ha de poner al descubierto al asesino.
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