Un poco de relajo no vendr¨ªa mal
Cuidado con las palabras, sobre todo cuando se usan en un contexto dom¨¦stico y prestadas de un conflicto internacional, porque m¨¢s peligroso que el antisemitismo es utilizar el t¨¦rmino para desacreditar al adversario
Y tambi¨¦n antisemita
A Rodr¨ªguez Zapatero le cuelgan casi por sorpresa un pa?uelo palestino, en un acto con las juventudes socialistas, que lleva al cuello durante trece segundos, y la foto ha sido utilizada por Rajoy y compa?¨ªa para acusar al presidente tambi¨¦n de antisemita. Hay una cierta paranoia en ese asunto, aunque hay que a?adir que, muy razonablemente, Zapatero tambi¨¦n dijo que la nada supuesta reacci¨®n de Israel a la supuesta provocaci¨®n de radicales palestinos le parec¨ªa desproporcionada. Lo es incluso en las declaraciones de los l¨ªderes israel¨ªes, con su pol¨ªtica del todo a cien que se traduce en el veinte por uno. El paranoico que ve por todas partes conductas antisemitas excepto en la suya propia, ?no es m¨¢s peligroso que el antisemitismo realmente existente? Yo mismo fui acusado de antisemita en p¨²blico porque no me gustaban algunas p¨¢ginas de James Joyce. Y prefer¨ª callarme.
Joseph K.
O Hamed Abderrahaman Ahmed, que viene a ser lo mismo. Joseph K. es el protagonista de El Proceso, personaje de ficci¨®n creado por Franz Kafka, mientras que Hamed Abderrahaman se convirti¨® en terrorista de ficci¨®n creado por la CIA en Afganist¨¢n. Claro est¨¢ que es mucho m¨¢s rico en matices el personaje de Kafka, y tal vez por eso finalmente m¨¢s desgraciado, pero tampoco es moco de pavo la aventura de Hamed. El personaje de Kafka repite una y otra vez que es inocente, mientras que sus acusadores, imperturbables, responden que es as¨ª como se expresan todos los culpables. Con lo aficionados que son los medios a calificar de kafkiana, incluso de surrealista, a cualquier situaci¨®n dom¨¦stica un tanto estrafalaria y desprovista de arte, sorprende que nadie haya asumido tan severo calificativo para titular la desventura de ese talib¨¢n inexistente que purg¨® en Guant¨¢namo su origen magreb¨ª. Como tantos otros que no hacen de colonos del Oeste en Israel.
Investigaciones
Se dir¨ªa que los del pep¨¦ no tienen remedio. Mientras en Madrid siguen montando la bronca sobre la autor¨ªa material e intelectual del 11-M, con estrafalarias disquisiciones sobre nitroglicerinas, furgonetas dudosas, mochilas de contenido incierto y confidentes nada confidenciales, aqu¨ª montan una comisi¨®n para averiguar qu¨¦ diablos ocurri¨® con el accidente de metro donde murieron 43 personas, y ocultan a la oposici¨®n el 90% de la documentaci¨®n disponible, demostrando su voluntad universal de investigar cualquier cosa y hasta el fondo. M¨¢s aqu¨ª que all¨ª, es el caso de gritar, vociferar si es preciso, que queremos la verdad sobre lo ocurrido, a fin de que la seguridad en FGV sea m¨¢s que una palabra y que el conductor del convoy siniestrado no cargue con todas las culpas del accidente. Y que el responsable de Transportes no recomiende a sus amigos el uso de una l¨ªnea que nunca tomar¨¢n.
Contra el marica
Rememoro la cola de un cine de barrio de hace muchos a?os, el tumulto cuando un sujeto acus¨® al que ten¨ªa detr¨¢s de maric¨®n, amenaz¨¢ndole para que se largara de all¨ª. El pobre hombre huy¨®, avergonzado y desprotegido. Supuse que era una acusaci¨®n muy grave, pero a¨²n as¨ª no entend¨ª por qu¨¦ el ofendido no se limit¨® a desatender los requerimientos, si los hubo, del otro, en lugar de avergonzarle de ese modo. Es lo que llama siempre la atenci¨®n, esa seguridad de que el homosexual, real o supuesto, es denunciable. Como esos hombrecitos que la emprenden a hostias con los homosexuales y rematan la faena diciendo "y ahora me la vas a chupar". Curioso que a todo un macho le pase por la cabeza gozar de una relaci¨®n homosexual por la fuerza. A lo mejor cree que as¨ª participa menos.
Calor de muerte
Europa y Norteam¨¦rica contaminan m¨¢s que el resto del mundo, los pol¨ªticos chalanean como pueden con el Protocolo de Kyoto, porque tiempo habr¨¢ ma?ana de resolver los desaguisados de hoy, la temperatura del planeta crece sin cesar, seg¨²n aseguran los expertos m¨¢s solventes, y muy rara vez el agua de las playas del Mediterr¨¢neo ha sobrepasado los treinta grados. Muere m¨¢s gente de lo normal en estas fechas, incluso en Holanda, y no ser¨ªa de extra?ar que en cosa de pocos a?os el asunto se pusiera tan feo que los pa¨ªses que m¨¢s contaminan padecieran muy graves consecuencias en la vida de a diario de sus habitantes, cuando no bastar¨¢ con todo el aire acondicionado instalado para soportar los calores del verano ni los rigores del invierno. Ese ciclo infernal (se generan temperaturas extremas cuyos efectos tratan de combatirse por medios que a su vez contribuyen a la reproducci¨®n ampliada del ciclo) es, probablemente, uno de los sin sentidos mayores, y m¨¢s peligrosos, de nuestra civilizaci¨®n.
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