El granero paciente
Los llamados silos de Burjassot -construidos a unos cuatro kil¨®metros de Valencia en la que es una de las grandes ciudades dormitorio de l'Horta- no fueron encajados hasta 1982 en la categor¨ªa de Monumento Hist¨®rico Nacional. Algo que correspond¨ªa con cierto desespero a esta varias veces centenaria construcci¨®n, aunque s¨®lo fuera por ser ¨²nica en su g¨¦nero en Espa?a. Y por el servicio que este granero, como despensa de cereales para ¨¦poca de hambre, empez¨® a prestar al Reino de Valencia a partir de 1573, el a?o en que se comenz¨® su construcci¨®n. Un trabajo que se alarg¨® ni m¨¢s ni menos que hasta 1806. Lo que significa que, te¨®ricamente, este 2006 deber¨ªan celebrarse los 200 a?os del final de la obra. Hasta hoy, no se intuyen grandes cosas al respecto.
Parece que Fernando VII bautiz¨® los Silos como "el balc¨®n de Espa?a"
A la vista, lo m¨¢s evidente de los Silos es su patio: los verdaderos silos est¨¢n debajo, en forma de penetrantes jarras gigantes. Se detecta la posici¨®n bajo tierra de las mismas -hay 43 dep¨®sitos, excavados en el suelo en forma de botella con paredes curvas, con una profundidad de entre 7 y 10 metros- gracias a la presencia de tapas o pilones, semiesferas que recuerdan a caparazones de tortugas gigantes. En medio del patio, como un pu?al en el coraz¨®n, hay una cruz. Esta explanada se erige como promontorio envuelta por un muro y por edificaciones a?adidas como la ermita de Sant Roc. En todo ello, bajo la sombra, uno puede advertir alguna pandilla de chavales fumando lo que fuman las pandillas. Aunque, desde las ¨²ltimas d¨¦cadas, los paseos de parejas sobre este patio y bajo las estrellas son lo m¨¢s com¨²n, como si el querer, en esta zona, hubiera de alimentarse de los fantasmas del trigo almacenado. Parece que Fernando VII, quiz¨¢ inspirado tambi¨¦n por alguna euforia, bautiz¨® los Silos como "el balc¨®n de Espa?a". Es porque, dicen, desde esta explanada, antes se pod¨ªa ver el mar. Ahora, si se ve algo azulado en la distancia es la tristeza de alguna finca. Anta?o, los Silos estaban alejados del pueblo. Han sido alcanzados por la expansi¨®n de ¨¦ste de tal modo que se han convertido en su centro. Sus entra?as se pueden visitar, previa autorizaci¨®n institucional. Y eso que lo institucional tiene aqu¨ª un deje hist¨®rico de laberinto. Porque el Reino de Valencia construy¨® el granero en Burjassot por su buena altitud, el clima poco variable y la composici¨®n caliza del suelo. Pero, hasta 1975, la capital no cedi¨® los Silos a Burjassot. Y lo hizo tan solo en uso, no en propiedad. ?sta contin¨²a en manos de Valencia. Algo que no ayuda a tomar decisiones presupuestarias sobre este espacio. Hasta hace no tanto, el patio ha servido para albergar diversos tipos de actos pirot¨¦cnicos y musicales, macroconciertos al uso incluidos. De hecho, en uno de la cantante Chenoa, se produjo la rotura de un pil¨®n de los que cubren los silos. El grupo municipal del Bloc en el Ayuntamiento exigi¨® responsabilidades. La prensa se hizo eco del cacao. Hoy, los espect¨¢culos masivos se han trasladado. Queda en suspenso una nueva esencia del granero y de su superficie, a la espera de otra vuelta de tuerca en la encarnaci¨®n de su servidumbre monumental.
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