Rafael Azcona: "Mi madre dec¨ªa: 'Mucho nos estamos riendo, ya lo pagaremos"
Pep Guardiola: "Qui¨¦n le dio esa educaci¨®n a tu madre"
Pep. Podr¨ªamos empezar hablando de la Guerra Civil.
Rafael. Para m¨ª, la posguerra termin¨® en el tejerazo. Dur¨® demasiado, fue horrible.
Pep. Hoy que todo dura nada...
Rafael. Aquel estilo entre b¨¦lico y confesionario, que si los hombres ten¨ªamos que ser mitad monjes, mitad soldados. Yo es que tengo m¨¢s a?os que el Mediterr¨¢neo. T¨² ya no te acuerdas de eso.
Pep. Mi abuelo se tuvo que esconder. Mis padres hablan con miedo de todo esto y es terrible.
Rafael. Yo me acuerdo de que esto que hacemos ahora, aqu¨ª, comiendo y tal, antes ten¨ªamos que haber mirado a los lados a ver si nos o¨ªa alguien. Pero afortunadamente termin¨®. Eso de pasar de s¨²bdito a ciudadano ha sido una de las mejores cosas de mi vida.
Pep. El mundo sigue en guerra.
Rafael. Desde que tengo uso de raz¨®n leo el peri¨®dico y siempre en primera p¨¢gina me han servido una guerra. Cuando terminaba una, empezaba otra. Debe de ser para gastar las balas.
Pep. Hay que tener fe en el ser humano.
Rafael. ?Y en qui¨¦n voy a confiar, en los cocodrilos? La especie humana produce ejemplares horribles y tambi¨¦n maravillosos, lo que pasa es que estos otros casi nunca son noticia.
Pep. No hace mucho escuch¨¦ que lo que incit¨® el odio en los Balcanes fueron las radios. Luego cuando oyes a gente decir que entre ellos no se odiaban, que fue cosa de los pol¨ªticos, se te cae el alma a los pies.
Rafael. Es cierto que hay un esp¨ªritu primario de agresividad, pero si t¨² no lo excitas, como hicieron en los Balcanes... Pues eso, se van al f¨²tbol, blasfeman, pero hay algunos que aprovechan ese fondo de agresividad y se dedican a amargarnos la vida.
Pep. Los pol¨ªticos descansan ahora en agosto; si desaparecieran seis meses, el pa¨ªs, la econom¨ªa, seguir¨ªan andando.
Rafael. La econom¨ªa, s¨ª. Lo malo es que aparecer¨ªa otra cosa que es el dictador. T¨² que has vivido en Italia y has trabajado all¨ª: siempre hay crisis de Gobierno. Los pol¨ªticos pintan m¨¢s o menos y el pa¨ªs va por su cuenta. Yo recuerdo que en N¨¢poles se fabricaba el 45% de los guantes del mundo, y en la lista de tel¨¦fonos no hab¨ªa ?ni una sola f¨¢brica de guantes!
Pep. ?Ves! ?Me das la raz¨®n!
Rafael. No, no, si no est¨¢ mal. Vamos a probar, vamos a dar a la Conferencia Episcopal vacaciones o unos ejercicios espirituales largu¨ªsimos.
Pep. Hace a?os deb¨ªan de estar m¨¢s presentes en la sociedad que ahora.
Rafael. En el pueblo de mi madre se pon¨ªan multas en met¨¢lico por no ir a misa; antes el cura ten¨ªa un prestigio tremendo.
Pep. ?El cura era el pol¨ªtico de antes?
Rafael. Ejerc¨ªa el poder temporal con mucho m¨¢s entusiasmo que el celestial. Pero, bueno, llegados a esta edad, dicen que no morirse es aburrid¨ªsimo, pero a m¨ª me gustar¨ªa probarlo. Te voy a confesar algo. Me enviaron a los escolapios gratuito y a cambio ten¨ªa que ayudar en misa, cosa que nunca aprend¨ª. Pero hab¨ªa un equipo de f¨²tbol y yo, te pido por favor que no te r¨ªas, ya jugaba de medio centro.
Pep. Ahora entiendo por qu¨¦ esta entrevista. Yo tambi¨¦n fui monaguillo. Ven¨ªan a buscarme a casa y me tocaba muchas veces a las ocho de la ma?ana, el sue?o me pod¨ªa y se me olvidaba pasar el cepillo y bostezaba. Mi padre se enfadaba al verme.
Rafael. Yo ya me creo que he sido medio centro porque me has tratado de igual a igual.
Pep. En lo de escribir me ganas.
Rafael. Bah, es s¨®lo ponerse. Dentro del ordenador est¨¢n todas las palabras. T¨² lo abres y las vas sacando. Es facil¨ªsimo.
Pep. Muy generoso por tu parte, pero no es verdad.
Rafael. Lo dejamos. Hablemos de comer, una cosa muy mal vista. Somos unos seres con un tubo digestivo y creo que el cuerpo es como un santuario, que lo que entra debe tener cierta santidad.
Pep. Parece que pas¨¢rselo bien est¨¢ mal visto. Yo recuerdo que en las ruedas de prensa daba imagen de serio y trascendente por no crear la impresi¨®n de que soy feliz, y me jode por ir siempre con esa pulcritud y esa liturgia. Para m¨ª el f¨²tbol es algo tan vocacional que a veces me gusta m¨¢s hablarlo para descifrarlo que jugarlo. Mi padre dice que ahora algo tendr¨¦ que hacer, que qu¨¦ voy a hacer ahora. Y no s¨¦, a lo mejor nada. A lo mejor pasear o jugar al golf todo el d¨ªa, pero mi padre insiste, que tengo que hacer algo, que si no est¨¢ mal visto. Pues, pap¨¢, igual no hago nada.
Rafael. Eso viene del culto al dolor. En mi casa, mi madre dec¨ªa: "Mucho nos estamos riendo, ya lo pagaremos".
Pep. ?Y a tu madre qui¨¦n le dio esa educaci¨®n?
Rafael. Espa?a. Me cago en la leche. Ya empezamos, que el dolor ennoblece.
Pep. Eso. Yo he estado en uno de los equipos m¨¢s grandes, pero donde m¨¢s he saboreado las victorias es en los peque?os. En uno grande ganas y es tu obligaci¨®n, y no sabes c¨®mo jod¨ªa que ganaras la Liga y al d¨ªa siguiente ya te exigieran que hab¨ªa que ganar el campeonato.
Rafael. Yo te he visto a ti derrochar mucha inteligencia en un campo de f¨²tbol, resolver situaciones.
Pep. Mi problema fue que mi madre me dio un cuerpo decr¨¦pito y torpe. ?se ha sido mi m¨¦rito tambi¨¦n. Haber jugado con ¨¦l. Los vieiras, maravillosos, ¨¦sos no tienen m¨¦rito. El m¨¦rito es de los lentos, como nosotros.
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