Nosotros y la libido
?Qu¨¦ ser¨ªa de nosotros sin los lectores? ?Sin su control sobre quienes nos suplantan, nos imitan, nos confunden o ponen en peligro nuestra profesionalidad? Y adem¨¢s: ?Puede tolerarse que alguien nos utilice para ligar sin que luego reparta los beneficios?
El martes 3 de agosto de 1976 encabezaba las Cartas al director una perla epistolar, firmada por ?ngel Arnau, denunciando las actividades procaces y atrevidas de un individuo que se hac¨ªa pasar por redactor de este peri¨®dico para intentar beneficiarse a "algunas de nuestras m¨¢s j¨®venes y bonitas actrices". Tal cual. El muy fresco dec¨ªa llamarse Carlos Fern¨¢ndez, y, seg¨²n el firmante de la carta, utilizaba el viejo truco del ven que te hago una entrevista, despu¨¦s de lo cual a?ad¨ªa sesiones fotogr¨¢ficas con bastante poco textil. Nuestro comunicante, que escrib¨ªa "en atenci¨®n al buen nombre, tan r¨¢pidamente ganado", del peri¨®dico, se preocupaba, y era muy de agradecer, porque "tal vez est¨¢ poniendo el buen nombre de EL PA?S al servicio de su libido". Y eso al firmante le parec¨ªa lo peor. Y a nosotros, tambi¨¦n, por supuesto (sobre todo, si era al servicio s¨®lo de la suya).
Santiago Carrillo, que quer¨ªa el pasaporte, pensando en la vuelta del exilio, se hab¨ªa entrevistado con el embajador de Espa?a en Par¨ªs Juan Pablo de Lojendio y nuestro corresponsal Feliciano Fidalgo, contaba que el encuentro fue cordial y que "los dos hombres aludieron a sus aficiones gastron¨®mi-cas o deportivas". Imag¨ªnense "el primer encuentro del g¨¦nero, despu¨¦s de la Guerra Civil", entre el embajador donostiarra, fornido y amante de los caldos, que 16 a?os antes hab¨ªa irrumpido en los estudios de la televisi¨®n cubana para replicar a Castro que la embajada no conspiraba contra su r¨¦gimen, y el comunista asturiano, pasado por mil y un exilios, debatiendo, al parecer, m¨¢s sobre las cocochas y la fabada que sobre el tema que entonces nos ocupaba: el posfranquismo, la legalizaci¨®n del PCE, la deseada democracia.
El caso es que, a pesar de lo aparentemente inocuo del encuentro, el embajador Lojendio fue fulminantemente destituido por acceder a ¨¦l. Franco estaba muerto, pero al r¨¦gimen a¨²n le preocupaba la fabada, seg¨²n qui¨¦n la cocinara.
Por cierto, f¨ªjense en el titular que iba en la p¨¢gina 7: "El Gobierno no descansar¨¢ en agosto". No es por se?alar, pero a ver si aprenden.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.