Globalia feliz
A las personas de buenos sentimientos nos gustar¨ªa vivir en un mundo equitativo, donde los seres humanos pudieran prosperar en la medida de sus esfuerzos y anhelos. Pero los pol¨ªticos no debemos confundir deseos con realidad. Lo que los ciudadanos esperan es claridad en nuestros prop¨®sitos y que nuestra acci¨®n est¨¦ basada en an¨¢lisis rigurosos y objetivos. En ello nos va la credibilidad. De ah¨ª la perplejidad que suscitan art¨ªculos como el publicado por Esperanza Aguirre en EL PA?S el d¨ªa 1 de agosto, en el que intent¨® exponer las bondades cuasi absolutas de la globalizaci¨®n.
Esperanza Aguirre parece creer que nos encontramos en el mejor de los mundos posibles y que los efectos del actual proceso globalizador est¨¢n siendo beneficiosos y equitativos para todo el planeta. Hace unos a?os esta tesis pod¨ªa sostenerse te¨®ricamente por los pont¨ªfices del ultraliberalismo globalizador, pero hoy ya no resiste el m¨¢s elemental contraste con los hechos. Antes, los defensores de las recetas ultraliberales pod¨ªan reclamar el beneficio de la duda y apelar al paso del tiempo para ver los resultados de sus pol¨ªticas, pero, ahora, los resultados est¨¢n a la vista, e incluso entre los c¨ªrculos conservadores m¨¢s inteligentes empieza a cundir la preocupaci¨®n por los efectos, no de la globalizaci¨®n en s¨ª, sino de un modelo de globalizaci¨®n asim¨¦trica que lleva a la paradoja de que los recursos fluyan en estos momentos desde los pa¨ªses pobres a los ricos, y no al rev¨¦s, como ser¨ªa m¨¢s l¨®gico en un mundo con tantas desigualdades.
La intensificaci¨®n de los procesos migratorios a la desesperada muestran que esa Globalia feliz de la que habla Esperanza Aguirre tiene poco que ver con la realidad de ?frica y de una parte considerable de Am¨¦rica Latina y de Asia, pese a los esfuerzos realizados en India y China. Por cierto, el modelo y el enfoque de China est¨¢n en las ant¨ªpodas -suponemos- de los que postula la se?ora Aguirre. ?O es que la presidenta de la Comunidad de Madrid es partidaria del sistema pol¨ªtico y el r¨¦gimen de libertades que se practica en ese pa¨ªs que tanto visita y, al parecer, admira?
Para los analistas rigurosos es urgente cambiar el rumbo del actual modelo de globalizaci¨®n antes de que entremos en una fase de efectos nocivos encadenados de m¨¢s dif¨ªcil reversi¨®n. Los datos del Banco Mundial, el PNUD y otros organismos de Naciones Unidas son reveladores. Los pa¨ªses ricos cada vez son m¨¢s ricos, al tiempo que muchos pa¨ªses pobres permanecen sumidos en el subdesarrollo y -a¨²n m¨¢s grave- en la p¨¦rdida de confianza en sus posibilidades de futuro.
Los datos actualmente disponibles sobre las fracturas sociales son de dos tipos: los que conectan con "carencias extremas" y los que se refieren a la "deriva desigualitaria". Seg¨²n el ¨²ltimo informe de la FAO, 852 millones de seres humanos pasan hambre (40 millones m¨¢s que hace tres a?os); y m¨¢s de 1.000 millones, seg¨²n datos del PNUD y del Banco Mundial, sobreviven con un d¨®lar diario, es decir, 85 c¨¦ntimos de euro; siendo m¨¢s de 2.700 millones los que lo hacen con poco m¨¢s de un euro y medio al d¨ªa. Respecto a las derivas desigualitarias, seg¨²n los Informes de Desarrollo Humano de la ONU, 48 pa¨ªses est¨¢n registrando indicadores socioecon¨®micos negativos, y otros 18 est¨¢n experimentando descensos en las edades medias de vida.
Pero la desigualdad no s¨®lo tiene una dimensi¨®n econ¨®mica. El Informe de 2006 del Banco Mundial sobre Equidad y Desarrollo constituye un buen recordatorio para aquellos que parecen querer reducir la realidad a optar entre la enso?aci¨®n de la Globalia feliz ultraliberal o la pesadilla de modelos como el que representa la Corea de Kim Jong II. ?Cree la se?ora Aguirre que ¨¦stas son las opciones ante las que debemos decidirnos? ?No deber¨ªamos considerar otros modelos? ?El socialdem¨®crata, por ejemplo, que combina democracia, libre mercado y pol¨ªticas p¨²blicas en favor de la equidad, y que ha logrado los mayores niveles de desarrollo en los pa¨ªses n¨®rdicos?
Hace poco particip¨¦ en una universidad en un debate sobre modelos de globalizaci¨®n. J¨®venes de todas las ideolog¨ªas analizaban la situaci¨®n de grave desigualdad que vive el planeta. Bull¨ªan las ideas, diversas e imaginativas, pero el discurso complaciente de la Globalia feliz no encontr¨® eco. Afortunadamente, porque estas posiciones pueden retrasar el cambio de rumbo necesario.
Una ¨²ltima petici¨®n a Esperanza Aguirre y sus correligionarios ultraliberales. Docum¨¦ntense mejor, reflexionen con mayor amplitud de miras, no se encierren en sus palacios de cristal, salgan a la calle, hablen con sus conciudadanos, miren lo que pasa a su alrededor, comprendan lo que mueve a la desesperaci¨®n a millones de inmigrantes y entiendan que es necesario un poco de sentido de humanidad para hacer frente a los problemas sociales que existen, y que continuar¨¢n existiendo por mucho que algunos nieguen la realidad o prefieran desviar la mirada hacia otro lado.
Rafael Simancas es candidato socialista a la presidencia de la Comunidad de Madrid
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