Cuatro semanas de guerra rompen el consenso en el Gobierno israel¨ª
El consenso casi absoluto que hab¨ªa gozado el primer ministro israel¨ª, Ehud Olmert, se agrieta conforme la guerra entra en su cuarta semana, y tanto la derecha como la izquierda quieren aplicar sus propios remedios para alzarse con una victoria en la que muy pocos creen ya. El ministro de Defensa, el socialista Amir Peretz, pretende barrer el sur de L¨ªbano hasta la misma orilla del r¨ªo Litani, para que los cohetes Katiusha de Hezbol¨¢ no alcancen territorio israel¨ª. Peretz se alinea as¨ª con el ala m¨¢s derechista de la pol¨ªtica israel¨ª en una extra?a pinza que debilita al ya tocado primer ministro.
Olmert, sin embargo, parece que no est¨¢ dispuesto a dejarse enredar en una ampliaci¨®n de la guerra que, seg¨²n los expertos, causar¨ªa numerosas bajas israel¨ªes. De momento ha contestado que llegar al Litani tal vez frene la lluvia de katiushas, pero no impedir¨ªa que Hezbol¨¢ hiciera uso de sus cohetes de medio alcance, lo que ser¨ªa a¨²n m¨¢s peligroso porque, como ya han amenazado los guerrilleros de Al¨¢, el objetivo de sus ataques puede ser Tel Aviv.
La pretensi¨®n de Peretz significa que el Ej¨¦rcito avance m¨¢s all¨¢ de la llamada zona de seguridad que ocup¨® entre 1982 y 2000. El Litani se encuentra a 32 kil¨®metros de la frontera israel¨ª y barrer esa enorme ¨¢rea significa neutralizar o arrasar no s¨®lo centenares de aldeas y pueblos, sino tambi¨¦n la ciudad de Tiro, la cuarta de L¨ªbano, en la que viv¨ªan 100.000 personas antes dela guerra, aunque ahora la mayor¨ªa ha huido.
El nerviosismo se adue?a de los pol¨ªticos israel¨ªes, mientras la prensa nacional se llena de art¨ªculos con declaraciones de militares, intelectuales y expertos que tratan de preparar al pa¨ªs para "la posibilidad de que tal vez no ganemos". El gabinete de crisis debe pronunciarse sobre la propuesta de Peretz, que como primera medida requerir¨ªa llamar a filas a m¨¢s reservistas.
El suelo firme que pisaba Olmert -con el 95% de la poblaci¨®n a favor de la ofensiva y el apoyo de todo el Parlamento con excepci¨®n de los 10 diputados ¨¢rabes- se ha convertido en arenas movedizas. La derecha se le ha echado encima porque en una entrevista con un peri¨®dico alem¨¢n dijo que la operaci¨®n en L¨ªbano est¨¢ conectada con el plan de retirada parcial de Cisjordania. El primer ministro se vio obligado ayer a desdecirse y llamar a distintos partidos nacionalistas y religiosos para negar una declaraci¨®n grabada. Los simpatizantes de estos partidos -muchos colonos que se oponen a salir de sus asentamientos- amenazaron con no ir a la guerra.
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