Si corres, no te dopes
M¨¢s lejos, m¨¢s alto, m¨¢s r¨¢pido, pero sin trampas. Las ¨²ltimas noticias desde el frente del dopaje -la ¨²ltima, la confirmaci¨®n ayer del dopaje del ganador del Tour, Floyd Landis- han puesto al descubierto un hecho que no por sospechado o intuido antes deja de ser importante y revelador: detr¨¢s de cada deportista sospechoso, detr¨¢s de cada ciclista, atleta o futbolista que ha dado positivo en un control, que ha sido sancionado o que se ha visto implicado en una trama, existe un m¨¦dico, un manager, un entrenador. Son la estructura que aconseja, gu¨ªa y dirige a los deportistas que lo dar¨ªan todo por alcanzar su sue?o: por alcanzar el r¨¦cord, por ser los mejores o, simplemente, por ganarse la vida practicando un deporte profesional. Es poco veros¨ªmil que un futbolista de 22 a?os reci¨¦n llegado a Primera Divisi¨®n -¨¦l y s¨®lo ¨¦l en su equipo- tome por su cuenta sustancias susceptibles de dar positivo sin que alguien se lo indique o simplemente se las administre, como si fueran vitaminas.
Detr¨¢s de esos deportistas, convertidos en v¨ªctimas por el azar de un sorteo que decide qui¨¦nes pasan control en cada jornada, existen m¨¦dicos y expertos (en enmascarar sustancias prohibidas, m¨¢s que en otra cosa) sin los que el dopaje apenas existir¨ªa. Son el entorno que decide por los j¨®venes deportistas o que les convence de que el dopaje es un paso imprescindible para sobrevivir en un mundo en el que todos hacen lo mismo, en el que s¨®lo una minor¨ªa acaba siendo castigada. El deportista acaba siendo por esa v¨ªa una pieza (la que paga las consecuencias) de un engranaje que lucra a un verdadero ej¨¦rcito que se mueve a la sombra del espect¨¢culo deportivo.
Los hallazgos en Espa?a de la Operaci¨®n Puerto, las investigaciones del FBI en EE UU en el caso Balco, las actuaciones de numerosos fiscales y las redadas de los carabinieri en Italia y el caso Festina en Francia han puesto de manifiesto la existencia de estructuras organizadas que, inmunes a sobresaltos, mantienen y garantizan los servicios que la trampa deportiva demanda, y tambi¨¦n han demostrado que una lucha algo eficaz est¨¢ lejos del alcance y de los medios de las autoridades deportivas, que la iniciativa ha de ser policial y judicial.
La nueva ley antidopaje espa?ola, que este oto?o aprobar¨¢ el Parlamento, est¨¢ pensada en ese sentido. No penaliza el dopaje en s¨ª, no busca castigar al deportista que recurre a sustancias o m¨¦todos prohibidos, sino que convierte en delito penal las actuaciones irregulares de las gentes que rodean al deportista. Dota as¨ª de armas legales a polic¨ªas y jueces para luchar contra una industria sumergida que amenaza con acabar con el deporte y el espect¨¢culo.
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