Empresa familiar roba en el Ermitage
El robo de dos centenares de piezas de la colecci¨®n del famoso Ermitage de San Petersburgo tiene conmocionados a los rusos. Pero no tanto por la desaparici¨®n de los objetos, que era algo que se ve¨ªa venir y que ya hab¨ªa sido pronosticado, sino por los ribetes de telenovela que ha ido adquiriendo el esc¨¢ndalo. Baste decir que en cuanto Larisa Zav¨¢dskaya, la conservadora del departamento al que pertenec¨ªan la mayor¨ªa de las piezas robadas, supo que la comisi¨®n encargada de hacer el inventario de las obras hab¨ªa descubierto las desapariciones, sufri¨® un ataque y falleci¨®.
Este fin de semana las agencias de noticias rusas aseguraron que el robo ya hab¨ªa sido aclarado. Dos hombres hab¨ªan sido detenidos y daban testimonio de los robos. Result¨® que eran el viudo y el hijo de la empleada del Ermitage muerta.
Hace seis a?os, la conservadora del museo, Larisa Zav¨¢dskaya, empez¨® a llevarse las piezas a su casa
Larisa Zav¨¢dskaya hab¨ªa montado un aut¨¦ntico negocio familiar. Todo comenz¨® seis a?os atr¨¢s, cuando Zav¨¢dskaya se llev¨® a casa las primeras piezas. Sus c¨¢lculos eran sencillos: con la cantidad de objetos que ten¨ªa su departamento -m¨¢s de 300.000-, pasar¨ªan a?os antes de que alguien se diera cuenta de su desaparici¨®n. Y como todo fue a pedir de boca -nadie se pregunt¨® por la procedencia de las piezas que vend¨ªan en tiendas de antig¨¹edades-, continu¨® sus robos.
La comisi¨®n descubri¨® que faltaban 221 piezas valoradas, en conjunto, en unos 130 millones de rublos (m¨¢s de 3,795 millones de euros). La noticia no caus¨® sorpresa en muchos expertos. Hace unos a?os ya lo hab¨ªa advertido Yuri B¨®ldirev, cuando relat¨® que durante las inspecciones en las que particip¨® como miembro del Tribunal de Cuentas, el Ermitage hab¨ªa podido presentar s¨®lo tres obras de las 50 elegidas al azar para comprobar su estado. Adem¨¢s, aseguraba B¨®ldirev que muchas obras pasaban hasta siete meses seguidos en gira en el extranjero, y en el paso de un pa¨ªs a otro no se realizaban comprobaciones de su autenticidad, y la que se hac¨ªa a su regreso era superficial. O sea, que vaya a saber usted qu¨¦ es lo que realmente ven los que visitan el Ermitage: los originales o buenas copias de cuadros robados. Verdad es que el director del museo, Mija¨ªl Piotrovski, descart¨® en su tiempo la posibilidad de que los originales hayan podido ser reemplazados por obras falsas.
En esta historia no pod¨ªa faltar el arrepentido que decide entregar lo que sabe que no le pertenece. El jueves pasado, un desconocido llam¨® a la polic¨ªa para avisar de que una de las obras desaparecidas se encontraba en el basurero de la calle Ril¨¦yev, a pocos pasos de la comisar¨ªa que se ocupa del robo de los objetos de la colecci¨®n del Ermitage. Los agentes corrieron al lugar y encontraron en perfectas condiciones un icono (Todos los Santos) de 40 por 32 cent¨ªmetros y de un valor cercano a los 200 euros.
Al d¨ªa siguiente, el due?o de una tienda de antig¨¹edades de Mosc¨² entreg¨® al Servicio Federal de Protecci¨®n de Valores Culturales un c¨¢liz de plata dorado, el n¨²mero 60 de los objetos desaparecidos. El c¨¢liz hab¨ªa sido adquirido hace dos a?os y medio en un estado lejos del ideal y fue restaurado por encargo del due?o de la tienda. Al enterarse de que pertenec¨ªa al Ermitage, el due?o lo entreg¨®. Esta devoluci¨®n permiti¨® a la polic¨ªa reconstruir el camino del c¨¢liz antes de llegar a Mosc¨² y detener al viudo y al hijo de Zav¨¢dskaya.
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