Cristina Hoyos recibe el homenaje del Festival de La Uni¨®n

"Cuando me vaya, lo har¨¦ despacito y a comp¨¢s, sin parafernalia". As¨ª se expresaba el pasado martes en La Uni¨®n la bailaora sevillana Cristina Hoyos, durante el homenaje organizado por el Festival Internacional del Cante de las Minas, que en su 46? edici¨®n ha querido celebrar la impecable trayectoria de esta veterana artista que, junto a Gades o con su propia compa?¨ªa, ha llevado con ¨¦xito la danza flamenca por el mundo.

El homenaje ha incluido estos d¨ªas varias conferencias y el acto central del pasado lunes, durante el que tambi¨¦n fue presentado el libro Cristina Hoyos, el genio desnudo. El peque?o y coqueto volumen (editorial Almuzara / Ayuntamiento de La Uni¨®n), dise?ado a la manera de un pasaporte, contiene una larga entrevista realizada por el periodista y escritor Antonio Arco en la que la bailaora evoca su vida, confiesa sus emociones y ofrece su visi¨®n sobre un sinf¨ªn de cuestiones. El pr¨®logo est¨¢ firmado por el director teatral Salvador T¨¢vora.

Sin embargo, sus comienzos no fueron f¨¢ciles: "Si bailar fuese tener una gran belleza y un pelo maravilloso", dijo durante el acto, "yo ni hubiese subido a un escenario". Hoyos confes¨® que de ni?a bailaba escondida tras una cortina, porque "era fea y canija". "Cuando llegu¨¦ a Madrid, siendo muy jovencita, para trabajar en los tablaos, al principio no triunf¨¦, porque all¨ª triunfaban otro tipo de baile y de f¨ªsico".

Pero la historia de Cristina Hoyos es la de una f¨¦rrea voluntad que en estos ¨²ltimos a?os se ha desarrollado en su Sevilla natal, dirigiendo el Ballet Flamenco de Andaluc¨ªa e impulsando el proyecto de museo de baile flamenco, donde tambi¨¦n habr¨¢ escuela de baile.

Por la noche actu¨® Diego el Cigala. Hizo cantes diversos y tambi¨¦n temas de sus discos L¨¢grimas negras y Picasso en mis ojos. Se atrevi¨® incluso con cantes mineros. Algunas melod¨ªas suenan bellas (?qui¨¦n no celebra Dos gardenias?). Pero en ¨¦l acaba sonando todo irremediablemente mon¨®tono, sin matices, como si hiciese siempre el mismo cante.