Noche de p¨¢nico en Ourense
El fuego obliga a desalojar a varios vecinos de un barrio de la ciudad
Tambi¨¦n le ha tocado a Ourense. La capital de la provincia se levant¨® ayer envuelta en humo despu¨¦s de una noche de p¨¢nico en la que el fuego amenaz¨® varias casas del barrio de Bobadela, justo a las afueras de la ciudad, y la polic¨ªa tuvo que desalojar a algunos vecinos.
A las once de la noche del jueves el fuego, procedente de una zona de bosque cercana a Vilar, comenz¨® a acercarse a algunas viviendas. Dos motobombas y un cami¨®n de bomberos llegaron al lugar. Para entonces, las llamas ya hab¨ªan prendido "como un reguero de gasolina", recuerda Antonio Castro, uno de los vecinos que tuvo que ser desalojado de su casa, a poco m¨¢s de 100 metros de donde las llamas devoraban los ¨¢rboles. "Fue un momento muy complicado", recuerda. "Diez u once personas quedaron atr¨¢s, en medio del fuego, y temimos por ellos. A m¨ª Protecci¨®n Civil y la polic¨ªa me desalojaron, pero nunca me llegu¨¦ a ir demasiado lejos de mi casa".
"No he dormido en toda la noche con el humo y los nervios", afirma una vecina
Como est¨¢ ocurriendo en cada incendio de estos d¨ªas, los vecinos volvieron a ser los protagonistas. "A las doce de la noche esto era una romer¨ªa, ven¨ªa gente de todos lados, con palas, y con calderos de agua", recuerda Antonio.
Olaia L¨®pez tambi¨¦n sufri¨® el incendio en carne propia. A pocos metros de su casa ard¨ªa el fuego, y su temor era que alguna llama cruzara la carretera con el viento y prendiera en unos ¨¢rboles cercanos a su vivienda. "Pas¨¦ miedo, no he podido dormir en toda la noche con el humo y de los nervios que me entraron", explica. El alcalde de Ourense, Manuel Cabezas, del PP, estuvo en la zona comprobando la gravedad del fuego, se?ala Olaia, que se queja de que la gente no limpia los montes, y luego, en cuanto prende un fuego, se expande como una tea.
A las tres de la tarde de ayer permanec¨ªan activos varios focos en la zona, sembrando de humo la ciudad. Dos hidroaviones, dos avionetas y dos helic¨®pteros segu¨ªan soltando agua por encima de las viviendas. "Mira, abuelo, ¨¦sa es gigante", dice la nieta peque?a de Antonio Castro, refiri¨¦ndose a una avioneta que descarga sobre uno de los focos. "La ha clavado, justo encima del fuego", se sorprende Antonio, que alaba el trabajo de estos pilotos. "Si los de Iberia ganan mucho, imag¨ªnate lo que tendr¨ªan que llevarse ¨¦stos".
Un par de horas m¨¢s tarde otro fuego prende con fuerza unos kil¨®metros m¨¢s all¨¢. Llega un cami¨®n de bomberos de Ourense y una brigada de extinci¨®n de la Xunta. Los vecinos les van indicando el camino. Detr¨¢s, dos polic¨ªas locales con sus motos. "Esto de hoy no es nada", cuenta Dami¨¢n, uno de ellos. "Ayer por la noche fue cien veces peor. Parec¨ªa que est¨¢bamos en la guerra. De nueve de la noche a cuatro de la madrugada yo no fui polic¨ªa, me convert¨ª en un bombero m¨¢s", recuerda Dami¨¢n.
Mientras, los miembros de la brigada y los bomberos tiran de manguera y comienzan a atacar el fuego. "Est¨¢ dif¨ªcil, las llamas prenden por debajo y complican el trabajo", se queja un miembro de la brigada, envuelto en traje amarillo ign¨ªfugo. El calor de las llamas y el propio traje le hacen sudar a chorros. El cansancio tambi¨¦n se ha acumulado despu¨¦s de varios d¨ªas. "No paramos", reconoce otro.
A los 15 minutos, el fuego est¨¢ apagado, s¨®lo queda humo, y los bomberos se retiran con el cami¨®n "adonde hagamos falta", se resigna uno de ellos. Los cinco miembros de la brigada se quedan vigilando por si vuelve a prender.
Adri¨¢n, el polic¨ªa local, se queja. "No hay una pol¨ªtica de incendios. Habr¨ªa que obligar a la gente a que tuviera limpio su terreno, ponerles un plazo, y si no lo limpian, que les multen". Porque esta zona del bosque, tal y como est¨¢, es una bomba. "No se hace nada, ni cortafuegos ni nada. Cuando salta una chispa esto arde por todas partes". Tambi¨¦n critica las acusaciones entre los pol¨ªticos. "No es una cosa de qui¨¦n lo hace mejor, que si yo, cuando estaba, pon¨ªa m¨¢s dinero, o que si t¨² lo has suprimido. Galicia es de todos y se nos quema a todos. No hay pol¨ªtica de prevenci¨®n, ni antes ni ahora. Y as¨ª todos perdemos, los de un lado y los del otro".
El polic¨ªa coge su moto y se va para comprobar c¨®mo est¨¢n las cosas unos kil¨®metros m¨¢s all¨¢. "Dales ca?a, a ver si vosotros consegu¨ªs que cambien las cosas", se lamenta. Deja atr¨¢s el monte quemado y el humo que se extiende por la ciudad.
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