La dulce magia de Omar Khayyam
?Se bebe para olvidar o para recordar? Los que est¨¢n mejor situados para opinar sobre esta filos¨®fica cuesti¨®n son los camareros, que se las ven con clientes que desean olvidar y con otros que, con sim¨¦trica pasi¨®n, insisten en recordar. A partir de cierto n¨²mero de copas, la frontera entre recuerdo y olvido se difumina. A veces incluso da la impresi¨®n de que los mismos que pretend¨ªan beber para olvidar se quedan anclados en una ci¨¦naga de recuerdos y que los que luchaban por recordar caen en una reparadora amnesia. En las pel¨ªculas, el alcohol suele resolver tantas situaciones como el agua. Son dos l¨ªquidos ideol¨®gicamente opuestos que, sin embargo, no siempre se usan para afrontar las situaciones adecuadas. Si una mujer acaba de enterarse de la repentina muerte de su marido y parece sufrir un desmayo, por ejemplo, los que est¨¢n a su alrededor le ofrecen un vaso de agua cuando, en realidad, le vendr¨ªa mejor un copazo de Chinch¨®n. Cuando un hombre toca fondo, se queda sin novia o sin trabajo, en cambio, siempre hay alguien dispuesto a invitarle a una ristra de copas que no s¨¦ yo si mejoran demasiado las cosas.
Omar Khayyam, matem¨¢tico, astr¨®nomo, reformador del calendario musulm¨¢n y poeta perseguido por los fan¨¢ticos, utilizado y repudiado por los suf¨ªs, dej¨® escrito: "?Dices que el vino es el mejor b¨¢lsamo? ?Tr¨¢eme todo el vino del mundo! ?Son tantas las heridas que punzan mi coraz¨®n! ?Todo el vino del mundo y guarde el coraz¨®n todas sus heridas!". Lo escribi¨® en el siglo XI de la era cristiana, cuando los bares y las bodegas eran bastante menos sofisticados que los actuales aunque, en lo esencial, bastante parecidos. La idea de la bebida como b¨¢lsamo ha tenido, desde entonces, grandes partidarios, aunque no son pocos los que han comprobado que la necesidad de olvido es proporcional al n¨²mero de copas ingeridas. No s¨¦ c¨®mo eran los vinos iran¨ªes que a lo largo de su vida prob¨® Khayyam (muri¨® con 85 a?os, una longevidad de crianza), pero, al leerlo, uno concluye que debieron ser muy buenos: "El vino brinda a los prudentes una embriaguez semejante a la de los elegidos. Nos da juventud, nos da lo que perdimos, y nos da lo que anhelamos. Nos quema como un torrente de fuego, pero puede tambi¨¦n trocar nuestra tristeza en agua refrescante". No hay duda que Khayyam era un tipo optimista (escribi¨® un m¨¦todo para la extracci¨®n de ra¨ªces cuadradas y c¨²bicas, un reto que s¨®lo est¨¢ al alcance de los m¨¢s optimistas). Si hubiera probado algunos de los vinos que, con toda impunidad, comercializan nuestros supermercados, lo ¨²nico que habr¨ªa conseguido es una corrosiva acidez de est¨®mago y alg¨²n desarreglo intestinal muy poco po¨¦tico.
C¨®ctel del d¨ªa: Tom Collins
Preparar directamente en un vaso alto con hielo: una copa de ginebra, un zumo de lim¨®n, dos golpes de alm¨ªbar, soda, media rodaja de lim¨®n. Remover, a?adir soda al gusto y decorar con media rodaja de lim¨®n. Cheers! (?Salud! en ingl¨¦s).
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