Las villas silenciosas de Palladio

Hoy d¨ªa, viajar sin aglomeraciones es casi imposible. Ciertas ciudades se parecen m¨¢s a parques tem¨¢ticos que a lugares en los que un d¨ªa, adem¨¢s de turistas, hubo habitantes. Nos hubiera gustado vivir en otra ¨¦poca, en la que a¨²n quedaban lugares por descubrir y cab¨ªa la sorpresa. Nuestro ¨²ltimo viaje tiene un poco de ese sabor antiguo de los viajeros del grand tour, de los siglos XVIII y XIX, cuando los ingleses cruzaban el continente en busca de la cuna de la civilizaci¨®n occidental.

Cerca de Vicenza hay dos peque?as villas de verano construidas por Andrea Palladio para los ricos comerciantes v¨¦netos que quer¨ªan huir del t¨®rrido verano veneciano. Palladio fue uno de los primeros arquitectos del Renacimiento en ver la necesidad de volver al mundo cl¨¢sico y armonizar la naturaleza con los edificios. Por eso sus maravillosas villas se rodean de jardines. Uno duda si los jardines son esculturas que adornan la villa o si la villa es una excusa para dise?arlos. Villa Valmarana ai Nani y Villa Rotonda son s¨®lo dos de la muchas que este genio dise?¨® en el V¨¦neto, pero se grabaron en nuestra memoria por la paz y la soledad con que pudimos visitarlas.

El guarda de la Villa Valmarana nos ense?¨®, habitaci¨®n por habitaci¨®n, los maravillosos frescos de Ti¨¦polo que adornan las paredes, un poco como si fu¨¦ramos dos vecinos metomentodo que curiosean la casa en ausencia del due?o. En cambio, el de la Villa Rotonda intent¨® disuadirnos: "Mirad que son cinco euros s¨®lo por ver el exterior de la villa". Quiz¨¢ no imaginaba que nos hab¨ªamos desplazado desde muchos kil¨®metros ¨²nica y exclusivamente para verlas. Pasear en soledad por los jardines de Villa Rotonda justificaba m¨¢s que de sobra el precio y el viaje. Por un momento nos sentimos como exc¨¦ntricos viajeros decimon¨®nicos descubriendo un lugar rec¨®ndito y encantado.