De crucero por la ind¨®mita Alaska hacia el fin del mundo
Un nav¨ªo de Norwegian Cruise Line por la regi¨®n helada permite visitar enclaves marcados por la cultura de los ind¨ªegenas tlingit y la Rusia rec¨®ndita, bosques repletos de osos grizzly y glaciares
¡°Cerca del Polo existe un pa¨ªs helado, ardiente, solitario y apartado llamado Alaska¡±. El novelista Jack London anuncia con estas palabras, al comienzo de La quimera del oro (1981), la regi¨®n m¨¢s extensa de EE UU (y la s¨¦ptima del mundo), causante de tantos delirios como estragos desde tiempos remotos. Antiguo v¨¢stago del imperio ruso, los cazadores eslavos mantuvieron en secreto durante m¨¢s de un siglo el oro que escond¨ªan sus monta?as, protegi¨¦ndolo de los buscadores anglosajones. Los m¨¢s de siete millones de d¨®lares que el secretario de Estado William H. Seward empe?¨® en 1867 para la compra de este lejano territorio, desvelar¨ªa d¨¦cadas m¨¢s tarde, m¨¢s all¨¢ de las pieles y el pescado, el verdadero inter¨¦s de explotar los tesoros dorados que ocultaba.
Desde entonces, y al grito de ¡°m¨¢s al norte¡± que los primeros aventureros californianos jalearon para explorar su suelo virgen, Alaska ha gestado la leyenda de una tierra ind¨®mita bajo una blancura a¨²n desconocida del todo. Tan atrayente como peligrosa, varias generaciones han fantaseado con sus paisajes inmaculados a trav¨¦s de la ficci¨®n, como populariz¨® en los a?os noventa la serie Doctor en Alaska o en 2007 el filme de Sean Penn Hacia rutas salvajes. El esp¨ªritu idolatrado y a la par criticado por su temeridad que define a Alex Supertramp, el protagonista en la pel¨ªcula del cineasta americano que en la vida real muri¨® por un supuesto envenenamiento de unas semillas, motiva a miles de personas a recorrer la belleza salvaje que atraviesa el r¨ªo Yuk¨®n hacia el norte, hasta su desembocadura en el ?rtico.
Apenas transitable durante el invierno debido a las bajas temperaturas y la ausencia de luz solar, resulta a¨²n m¨¢s enga?oso surcar sus dominios en los meses de calor, por la crecida de los r¨ªos y la actividad de la fauna local. Es por ello que desde hace un tiempo se han popularizado los cruceros que recorren su geograf¨ªa por mar. La compa?¨ªa naviera Norwegian Cruise Line (NCL) cuenta con una flota de siete barcos que surcan desde abril y hasta octubre los puntos clave de la regi¨®n. Con salida desde los puertos de Seattle, Honolulu, Vancouver o Whittier, es la manera m¨¢s confortable de aproximarse por primera vez a los vastos dominios de Alaska, incluso con ni?os, siempre que evitemos la temporada de tormentas oce¨¢nicas al comienzo del oto?o que puede provocar la cancelaci¨®n de algunas paradas en la hoja de ruta.
En esta traves¨ªa hacia el golfo de Alaska, la centenaria ciudad de Sitka, solo accesible por mar o aire, es de obligada visita. Tras casi dos d¨ªas de navegaci¨®n, si se parte desde Seattle, el viajero ser¨¢ obsequiado ya en su camarote con unas vistas de esas que cortan el aliento del n¨ªveo monte de Edgecumbe, en el extremo sur de la isla Kruzof. Con la neblina densa como tel¨®n de fondo, se funden en la primera capital de Alaska la historia de una Rusia rec¨®ndita con una Am¨¦rica a¨²n por definir, marcada por la cultura de los ind¨ªgenas tlingit. Su peque?o entramado urbano, que recordar¨¢ a la comunidad sosegada y a veces surrealista de Cicely ¡ªel ficticio pueblo del doctor Fleischman en Alaska¡ª, contrasta con la magnitud de la selva lluviosa m¨¢s grande del mundo que la circunda: el bosque nacional Tongass, colmado de abetos gigantes y t¨®tems ind¨ªgenas. Con un caf¨¦ espumante y una raci¨®n de tarta de cerezas en el est¨®mago, como la que sirven en Backdoor Caf¨¦ (104 Barracks St), no hay tiempo que perder para adentrarse por la vida silvestre de esta regi¨®n. Bien en el puerto o bajo reserva dentro del crucero, existen multitud de excursiones.
Pescar o embarcarse en un recorrido en kayak por el miniarchipi¨¦lago que embellece el puerto de Sitka contrasta con otras actividades m¨¢s livianas y para todos los p¨²blicos. Es el caso de la visita a la reserva de aves Alaska Raptor Center, donde se pueden observar las famosas ¨¢guilas calvas de EE UU; o a la Fortaleza del Oso, en la que toparse a pocos metros con el gran protagonista de sus bosques, el oso grizzly, la c¨¦lebre subespecie parda y aut¨®ctona del pa¨ªs.
De regreso al muelle, la jornada culmina con un paseo por la huella hist¨®rica de Sitka. La aguja esmeralda de la coqueta catedral de San Miguel, la primera iglesia ortodoxa del pa¨ªs, construida a mediados del siglo XIX entre la calle principal Lincoln y Matsoutoff , desvela el pasado de Sitka como antigua capital de la Am¨¦rica rusa. Merece la pena rascar algunos minutos para disfrutar de un almuerzo al estilo lugare?o ¡ªen barra y con una cesta de calamares o alitas crujientes como las que sirven en The Bayview Pub (407 Lincoln St)¡ª o para encontrar un souvenir diferente en la tienda de Sitka Lighthouse, el hospedaje en un antiguo faro de una isla con vistas al manto nevado del interior.
Juneau, la capital helada de Alaska
Tras poco m¨¢s de un d¨ªa de traves¨ªa, aguarda la ic¨®nica Juneau. En ocasiones ensombrecida por las concurridas ciudades de Fairbanks y Anchorage, esta peque?a franja de tierra que roza el Pac¨ªfico y el canal de Gastineau ha tenido un papel determinante en Alaska primero como capital del Estado desde 1906 y, despu¨¦s, por la inmensidad de una vida salvaje que eleva esta parada en cualquier viaje de aventura por el norte de Am¨¦rica.
Junto a la imponente silueta de otros glaciares como Dawe, que atraviesa el fiordo Endicott con sus muros de granito puro ¡ªvisibles durante el crucero ¡ª, quiz¨¢s sea la estampa m¨¢s fotografiada de todo el Estado. Al suroeste abraza nada menos que 19 kil¨®metros de agua helada, en el ¨¢rea protegida del bosque nacional Tongass. Tanto en tierra como a bordo, existen todo tipo de excursiones para abordarlo, como una calmada expedici¨®n por mar desde la bah¨ªa de Auke en la que divisar leones marinos y ballenas. Los que prefieran hacerlo sobre terreno firme encontrar¨¢n en Mendenhall Glacier Visitor Center rutas de senderismo con una panor¨¢mica m¨¢s cercana al glaciar y a Nuggets Falls, las cataratas que descienden 114 metros a un lago turquesa.
De vuelta al puerto, entre el tumulto de tiendas de souvenirs, joyas artesanales y labores de alpaca que acumula la concurrida Marine St, se puede hacer una r¨¢pida visita al Alaska State Museum, con m¨¢s de 32.000 objetos arqueol¨®gicos, obras de arte ind¨ªgena y espec¨ªmenes naturales. Si hay tiempo, nada mejor que ahondar en su gastronom¨ªa, como los d¨®nuts con aroma a salm¨®n ahumado o los dumplings pel¡¯eni en el hist¨®rico mercado, con una receta rusa al vapor que, al igual que las leyendas en Alaska, sobrevive al paso del tiempo.
Otras escalas de inter¨¦s durante el crucero
- Icy Strait Point. A finales de los a?os noventa, la corporaci¨®n ind¨ªgena con fines de lucro Huna Totem cre¨® este puerto de cruceros encaramado en la isla Chicagof, el mayor hogar de la comunidad tlingit en Alaska. Desde la sede central, que alberga una f¨¢brica de conservas de salm¨®n, Icy Strait ofrece paseos en canoas tradicionales talladas a mano, experiencias en tirolina o excursiones para el avistamiento de ballenas y orcas. Un recorrido por las islas cercanas de Admiralty y Baranof permitir¨¢ observar la comunidad de osos pardos m¨¢s grande del mundo por metro cuadrado.
- Ketchikan. Dicen que para probar el salm¨®n salvaje de verdad, el m¨¢s famoso de Alaska, se tiene que ir a esta poblaci¨®n costera. Adem¨¢s del aliciente gastron¨®mico, este escondite en la ¨²ltima frontera es c¨¦lebre por la selva exuberante que la rodea, fruto de las abundantes lluvias casi todo el a?o. Tambi¨¦n es conocido por sus artes esc¨¦nicas, con interesantes muestras de danza, teatro y m¨²sica, adem¨¢s de talleres con productos artesanales.
- Skagway. Los sue?os de grandeza que desat¨® la fiebre del oro en Alaska a finales del siglo XIX comienzan aqu¨ª. Su centro hist¨®rico parece paralizado en el tiempo, y mantiene algunos edificios con la est¨¦tica de entonces, como el sal¨®n Red Onion Saloon de 1897, que funcionaba como burdel. A las afueras ofrece todo tipo de experiencias en la naturaleza, como expediciones en barco por glaciares o la visita al lago Esmeralda.
- Victoria. La ruta de Norwegian Cruise Line ofrece tambi¨¦n una parada en Canad¨¢. La ciudad m¨¢s antigua del noroeste del Pac¨ªfico permite indagar en su rostro rom¨¢ntico con excursiones por los jardines Butchart o la arquitectura victoriana del castillo Craigdarroch.
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