Lo inimaginable: Rusia, casi sin vodka
Un programa inform¨¢tico de los servicios secretos para saber d¨®nde est¨¢ cada botella bloquea la distribuci¨®n de bebidas
El panorama que hoy se abre a los ojos del sediento de vino y de bebidas m¨¢s fuertes en las tiendas rusas s¨®lo podr¨ªa haber surgido en las peores pesadillas. Donde antes reinaba la abundancia de vinos de Europa, Estados Unidos y de las regiones m¨¢s alejadas de Rusia -?frica del Sur, Australia, Argentina y Chile-, hoy presenta escaparates vac¨ªos. Con dificultad, uno puede encontrar alguna olvidada botella de vino espa?ol o del cono sur latinoamericano. Todo el mercado de bebidas alcoh¨®licas est¨¢ colapsado. Detr¨¢s de estos estantes vac¨ªos hay una historia de estupidez burocr¨¢tica y un programa inform¨¢tico con el que los servicios secretos pretenden saber d¨®nde est¨¢n todas y cada una de las botellas que se beben en el pa¨ªs.
El culpable de tan desolador paisaje no es la sed de alcohol de los rusos -que por legendaria que sea, no podr¨ªa acabar con las enormes cantidades de vino que importa y produce Rusia-, sino el Sistema Estatal Unificado Autom¨¢tico de Informaci¨®n (SEUAI), introducido por el Servicio Federal de Impuestos para controlar on line el movimiento de alcohol e impedir el contrabando y la evasi¨®n tributaria. Pero el programa inform¨¢tico para que los participantes del mercado de alcoholes introduzcan los datos no funciona y, sin pasar los datos al SEUAI, las botellas no pueden venderse en las tiendas.
Todo comenz¨® hace un a?o, con la aprobaci¨®n de una ley que modificaba el r¨¦gimen de marcado de las botellas con un nuevo tipo de sello federal. Para empezar, mientras antes los importadores, para obtener el sello, s¨®lo necesitaban su licencia como tales, el nuevo les exig¨ªa mucha m¨¢s documentaci¨®n. Mientras, ninguna norma transitoria indicaba qu¨¦ hacer con las botellas con sellos antiguos no vendidas. Por ¨²ltimo, conectarse al SEUAI con el software espec¨ªfico que los importadores y productores tuvieron que adquirir ha resultado casi imposible de cumplir por los desperfectos del sistema.
Dicho programa inform¨¢tico es obra de la firma Atlas, subordinada nada menos que al Servicio Federal de Seguridad (FSB, por sus siglas rusas, el sucesor del KGB sovi¨¦tico). Para muchos expertos, esto puede culminar en un nuevo reparto del mercado de bebidas a favor de las compa?¨ªas que poseen "un fuerte recurso administrativo": buenas conexiones, intereses creados y palancas. Yuri Kol¨¦snikov, dirigente de la firma regional Razvitie, lo denuncia: "Las empresas que poseen recursos administrativos han comenzado a obtener los timbres antes que otras y resuelven sus problemas con el SEUAI m¨¢s r¨¢pidamente". Y Sergu¨¦i Zivenko, que encabeza la productora de vodka Cristal, pronostica que el SEUAI se convertir¨¢ en uno de los m¨¢s eficaces medios en la lucha competitiva entre los participantes del mercado de alcoholes.
Resultados de tal miop¨ªa burocr¨¢tica: estanter¨ªas vac¨ªas de botellas que reflejan la paralizaci¨®n del mercado de importaci¨®n, dep¨®sitos repletos que no pueden enviar los licores a los comercios y p¨¦rdidas colosales. S¨®lo los mayoristas moscovitas (unas 300 firmas) pierden al d¨ªa unos 25 millones de euros. La fabricaci¨®n de bebidas alcoh¨®licas (sin contar la cerveza) ha ca¨ªdo en Rusia en los ¨²ltimos meses en m¨¢s del 16%.
Mientras tanto, la venta de cerveza y otras bebidas de poco contenido alcoh¨®lico se ha disparado (s¨®lo en junio, en el 17%) junto con sus precios: una manera de recuperar las p¨¦rdidas de las tiendas.
"Con el pretexto de luchar contra el mercado negro de alcoholes, parece que estamos presenciando la destrucci¨®n planificada del mercado legal", se dice en la carta enviada por la C¨¢mara Social al primer ministro Mija¨ªl Fradkov, entre otras protestas que no han dado resultado alguno. Los optimistas se consuelan con la esperanza de que esta situaci¨®n permita disminuir, al menos temporalmente, las muertes por alcoholismo, uno de los principales males de Rusia.
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