Pron¨®sticos cumplidos
Isinbayeva, Obikwelu y Gevaert dominan con suficiencia sus especialidades y dejan a la saltadora Berqvist como ¨²nica decepci¨®n
Lejos del fondo y el medio fondo, lejos del caladero tradicional de los atletas espa?oles, entre los velocistas, los saltadores y los lanzadores, perdieron las casas de apuestas: Gotemburgo ha coronado a los campeones previstos, ha reforzado el brillo de los nombres m¨¢s conocidos, casi no ha dejado espacio a la sorpresa y a las estrellas de nuevo cu?o. No ha habido caras nuevas. Basta revisar las pruebas de velocidad. Europa vive bajo el yugo de una pianista y un alba?il, los dos de 28 a?os. Raras etiquetas para la mujer y el hombre m¨¢s r¨¢pidos del continente. Kim Gevaert, belga, ha ganado los 100 y los 200 metros, las pruebas en las que fue plata en los Europeos de M¨²nich. Con un doble m¨¦rito: nunca antes una belga hab¨ªa logrado un oro europeo. Y no se conoce pianista alguna que lo hubiera logrado antes: Gevaert, dedos finos y estilizados, se dedic¨® a estudiar solfeo, a tocar el piano y a dar conciertos hasta los 15 a?os. Un d¨ªa vio competir a su hermano atleta. Y ya no abandon¨® las pistas.
"Para m¨ª ha sido un ¨¦xito incre¨ªble. Sab¨ªa que ten¨ªa que empezar a lo grande y eso me dio alas. S¨®lo hubo un momento en que pens¨¦: 'que vienen, que vienen", explic¨® Gevaert, logopeda adem¨¢s de velocista, nada m¨¢s ganar los 100 metros de atr¨¢s a delante, es decir, saliendo bien y aguantando, con t¨¦cnica y clase, sin fiarlo todo al m¨²sculo. Justo lo contrario que el portugu¨¦s Francis Obikwelu.
Cuando los amantes de las estad¨ªsticas colocan en un lado de la balanza lo que sabe hacer Obikwelu, oro en los 100 y los 200, se quedan sorprendidos: sabe c¨®mo acercarse a los leones, c¨®mo curar las heridas de sus pies, c¨®mo cazar y buscar alimento, c¨®mo sobrevivir en el puerto de Lisboa, alba?il clandestino proveniente de Nigeria, sin que le pille la polic¨ªa. ?Qu¨¦ no sabe hacer Obikwelu? Obikwelu no sabe salir cuando le toca correr. Obikwelu no sabe mantener la cabeza gacha, contar los pasos, contener los nervios y esperar a elevar el tronco. Y Obikwelu no sabe ganar sin ir solo, destacado, majestuoso. Porque el portugu¨¦s, que se entrena en Madrid a las ¨®rdenes de Manuel Pascua, ha arrasado en los 100 y los 200, las pruebas en las que gan¨® el oro y la plata, respectivamente, en M¨²nich 2002.
"A m¨ª me llama pap¨¢ y a mi mujer mam¨¢", dec¨ªa Pascua tras ver a su pupilo, de 28 a?os, ganar los 200. "Yo trato de ense?arle t¨¦cnica. La clase ya la tiene".
Clase por arrobas, para dar y repartir, hay en la familia Turava, bielorrusa para m¨¢s se?as. S¨®lo hay que ver los resultados del clan en Gotemburgo. Alesia, la hermana peque?a, de 26 a?os, venci¨® en los 3.000 metros obst¨¢culos. Ryta, la mayor, de 27, gan¨® el oro en los 20 kil¨®metros marcha. Su dominio fue tal que los medios, los t¨¦cnicos, todos a coro, se apresuraron a resumir su victoria con una misma frase: "Ha ganado a lo Paquillo". Las Turava son las ¨²nicas caras refrescantes del campeonato -y no son precisamente juveniles-. El resto de pruebas dejaron los campeones previstos.
Yelena Isinbayeva, por ejemplo. La rusa quer¨ªa ser gimnasta. Y lo ten¨ªa todo para triunfar: era el¨¢stica, r¨¢pida y ten¨ªa un poderoso salto. Un d¨ªa, sin embargo, Isinbayeva cumpli¨® 14 a?os, creci¨® y dej¨® de valer para la gimnasia. Entonces naci¨® la mejor saltadora de p¨¦rtiga de la historia, campeona ol¨ªmpica, mundial y europea. Como nadie le discute a Isinbayeva el dominio de su prueba, la rusa rompe r¨¦cords seg¨²n el premio. En met¨¢lico, se sobreentiende. Cuando hay medallas en juego asegura: fue oro con un salto de 4,80m, muy lejos de su mejor marca (5, 01m). Casi igual de f¨¢cil lo tuvo Carlonia Kl¨¹ft en el heptatl¨®n. Es la cara amable del atletismo, campeona ol¨ªmpica y mundial. Compet¨ªa en casa. Tiene 23 a?os. Y Barber, su gran rival, la bestia atl¨¦tica que el cuento contrapone a la bella, se lesion¨® el primer d¨ªa. M¨¢s dif¨ªcil lo tuvo la rusa Lebedeva: gan¨® el oro de triple salto en el ¨²ltimo intento (15,15m). Peor le fue -o mejor, seg¨²n se mire- a Zelezny, coleccionista de medallas, el rey de la javalina, que se llev¨® el bronce con 40 a?os. La sorpresa desagradable se qued¨® en casa: Berqvist, que se reparte con Kl¨¹ft el coraz¨®n de los suecos, fue tercera en salto de altura. Le gan¨® una belga, Hellebaut (2,03m). Y por fin la pianista tuvo compa?¨ªa.
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