El bestiario de los pir¨®manos
Alcoh¨®licos, bomberos-incendiarios o gamberros integran el variopinto grupo de los sospechosos detenidos en Galicia
Se busca pir¨®mano. Raz¨®n: Galicia. Requisitos: muy pocos. Ni la edad, ni el sexo ni la condici¨®n importan cuando se trata de prenderle fuego al monte. Se puede ser lo que a uno le plazca. Una viejecita perturbada que no hace m¨¢s que preguntar por sus ovejas. O un borracho problem¨¢tico y enfadado con el mundo. O un joven que se parte de risa viendo c¨®mo el fuego avanza. Hasta se puede ser un bombero m¨¢s bregado en la lectura de Fahrenheit 451 que en la del manual de extinci¨®n de incendios.
La treintena de personas detenidas hasta ayer como presuntos incendiarios (doce de ellas ya encarcelados, seg¨²n confirm¨® la fiscal¨ªa de Medio Ambiente) integran un universo l¨®brego y variopinto. Como una pintura negra de Francisco de Goya. La mezcolanza es el ¨²nico rasgo distintivo de una galer¨ªa de personajes que, como indican las autoridades, no parecen implicados en ninguna trama organizada, tal como se lleg¨® a sugerir.
M¨¢s all¨¢ de los pir¨®manos vocacionales, la investigaci¨®n a¨²n no ha aclarado qu¨¦ fines mueven al resto. Ni los investigados lo han confesado. Aunque la gran mayor¨ªa son hombres, tambi¨¦n hay mujeres. El fantasmal retablo tampoco entiende de edades. La media es de 49 a?os, pero entre los detenidos hay desde un adolescente de 17 hasta un venerable anciano de 90.
La colaboraci¨®n ciudadana ha sido clave en muchas detenciones. Enojados por la devastaci¨®n de las llamas, los vecinos denunciaron y hasta retuvieron a personas que juzgaron sospechosas. Por ejemplo, a los que aparec¨ªan en una zona donde se acababa de producir un incendio. El p¨¢nico -a una explosi¨®n, a las luces apagadas de un coche, a un hombre en el monte con la cara cubierta- se extendi¨®. Y en las aldeas, la gente sospecha de que algunas acusaciones son fruto de una venganza personal.
- El borracho del pueblo. En la aldea de A Figueira, en Boiro, viven tres familias y dos se llevan a matar. Una de ellas es la de Jos¨¦ Manuel L. T., de 41 a?os, le?ador ocasional y detenido como presunto incendiario. Su madre insiste en defenderle, aunque admite que era un hombre dif¨ªcil y que empinaba el codo m¨¢s de la cuenta. Los problemas con el alcohol son recurrentes cuando se dibuja el retrato de otros detenidos como supuestos pir¨®manos. A Ricardo S. C., vecino de A Ba?a y de 36 a?os, tambi¨¦n le consideran un borracho. Hombre solitario, hab¨ªa sufrido varios accidentes con el coche y su relaci¨®n con la familia era tensa. Tambi¨¦n responde al perfil de bebedor compulsivo Jos¨¦ A. R. (59 a?os), a quien se sol¨ªa ver paseando por las calles de Santiago de Compostela rodeado de perros.
- El bombero-pir¨®mano. La detenci¨®n de miembros de los equipos de extinci¨®n de incendios despert¨® suspicacias. La famosa "trama organizada" parec¨ªa m¨¢s cerca, pero de momento no hay nada. El caso con mayor consistencia para la investigaci¨®n es el del brigadista de San Cibr¨¢n das Vi?as J. P. D., de 38 a?os. Le sorprendieron con una garrafa de gasolina, encendedores y disolvente. Los vecinos de un barrio de Ourense le capturaron. La polic¨ªa encontr¨® en su coche ramitas de sa¨²co, muy absorbentes, que se pueden empapar en combustible y ser usadas para iniciar un fuego. No se han encontrado conexiones de J. P. D. con un grupo, aunque los vecinos dicen que pasaba estrecheces econ¨®micas. Pero s¨ª se han vuelto a hallar m¨¢s ramitas de sa¨²co, en posteriores registros efectuados por la polic¨ªa.
Otro de los que supuestamente desempe?aba el doble e incompatible papel de bombero y pir¨®mano es el brigadista de Cabana de Berganti?os J. R. C. P., de 32 a?os e ingresado en prisi¨®n. Aunque tambi¨¦n se dio a la bebida, fue otra circunstancia la que le llev¨® a la infelicidad y la depresi¨®n: su mujer le hab¨ªa dejado. Quienes le conocen lo describen como una persona despistada y pasota: "Si llegaba a la hora, llegaba. Y si no, le daba igual".
- La anciana trastornada. A Virginia O. N., la Guardia Civil le imputa 31 incendios provocados entre los a?os 2004 y 2006. Esta se?ora de 72 a?os hab¨ªa amenazado varias veces a los vecinos de Ponteareas con quemarles el monte y las casas. Viv¨ªa sola. Se llevaba mal con todo el mundo y se pasaba el d¨ªa discutiendo con sus convecinos. Cuando la apresaron no pod¨ªa dejar de llorar. No le preocupaba su futuro, sino el de sus gallinas y ovejas. Se preguntaba qui¨¦n iba a cuidar entonces de los animales que quedaban solos en su casa. La han ingresado en la unidad de psiquiatr¨ªa de Vigo.
J. L. M. tiene un a?o m¨¢s que Virginia pero responde al mismo perfil de anciano con cierto grado de trastorno mental. Seg¨²n explic¨® la Polic¨ªa Local de Ourense, los vecinos le vieron tratando de introducir unos papeles ardiendo a trav¨¦s de una alambrada en una finca del barrio de La Inmaculada. Ahora est¨¢ en un centro psiqui¨¢trico. M¨¢s extra?o es el caso de M. C. M. G., vecina de Barbad¨¢s de 45 a?os. La vieron en mitad del monte, de noche, llevando una vela entre las manos. Se defendi¨® alegando que iba a practicar un ritual para espantar a las meigas que, como es sabido, pululan por Galicia (no existen pero haberlas haylas).
- El joven gamberro. El ¨²nico menor detenido es A. B. P., de 17 a?os. Junto a su primo B. F. P. R., de 21, provocaron supuestamente el incendio que oblig¨® a desalojar decenas de viviendas en torno a Santiago de Compostela. Fuentes policiales indican que el ¨²nico m¨®vil de estos dos j¨®venes, que viven en un barrio marginal a las afueras de la capital, fue la simple y llana diversi¨®n. Quemar el monte y ver c¨®mo lo apagan.
En los pueblos de Galicia hay gente que ve como injustas algunas de las detenciones. Manuel Ponte es un emigrante que vive desde hace 40 a?os en el estado venezolano de Calabozo y que cada verano regresa al lugar de C¨®rcores. All¨ª nadie sal¨ªa de su asombro cuando se enteraron de que Manuel, de 67 a?os y car¨¢cter afable, hab¨ªa sido detenido como supuesto autor de un incendio iniciado en el municipio de Avi¨®n. Los vecinos le exculpan y aseguran que, en realidad, estaba luchando contra el fuego como los dem¨¢s.
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