Caleidoscopio terminal
Esto ha adquirido un sorprendente aire de irrealidad, de forma que cuesta reconocer al pa¨ªs de los vascos (y vascas). Enti¨¦ndase: propiamente, nada ha cambiado y el vecindario hace como que se entretiene con las cosas de siempre, pero ya no se divierte como anta?o y hasta le cuesta encontrar sentido a algunas de las gestas fundamentales de nuestra cosa p¨²blica. Un ejemplo: este verano, como siempre, hemos tenido la bronca sempiterna sobre si se har¨ªa la batas¨²nica manifestaci¨®n agoste?a, los temores que suscita, los resquemores, los improperios arnaldianos (o de alg¨²n otro de la cuadrilla), las indignaciones, los lamentos de la leal oposici¨®n, la habitual decisi¨®n permisiva del gobierno del pa¨ªs, las consideraciones generales sobre lo mal que est¨¢ todo, el pase¨ªllo donostiarra de las tropas hachebitas... Y, sin embargo, sea porque hasta el d¨¦j¨¤ vu pierde gracia a fuerza de repeticiones, bien porque la ciudadan¨ªa est¨¢ hasta el gorro de las mismas monigotadas, o debido a que quiere algo nuevo, el incidente anual no ha desatado las pasiones de otrora.
Estamos en la fase terminal de una ¨¦poca, pero, hay que resignarse, costar¨¢ que llegue el solaz y alguna novedad venturosa. De momento, y por un rato largo, las cosas se repetir¨¢n a s¨ª mismas y se parecer¨¢n a lo de siempre, hasta los sonsonetes seg¨²n los que "estamos en un momento hist¨®rico", "es un a?o emocionante (o ilusionante)" y los presagios de que por fin atisbamos una luz al final del t¨²nel. Esto no da m¨¢s de s¨ª ni el Pa¨ªs destaca por su capacidad de despertar de pesadillas y tener ilusiones, propagandas gubernamentales al margen. La pol¨ªtica vasca se nos ha convertido en un caleidoscopio sin colores, s¨®lo un gris revenido, que ya no cambia de figura por mucho que se den vueltas al aparato.
De c¨®mo, ante el desinter¨¦s de la ciudadan¨ªa las cosas siguen como estaban lo constituye "la marcha" (es un decir) del verano de 2006, el que sobrellevamos. En el tradicional calendario de la vida p¨²blica vasca, los veranos son para hacheb¨¦, que, entre que monta alguna bronca en las fiestas y organiza su marcha b¨¦lica de San Sebasti¨¢n, ocupa peri¨®dicos y televisiones, a lo que ayuda el hecho probable pero no demostrado -oficialmente, los pol¨ªticos vascos no veranean y siempre est¨¢n en el tajo- de que los dem¨¢s se cogen vacaciones por estas fechas. As¨ª suelen ir las cosas hasta que el lehendakari vuelve al ruedo. Lo suele hacer literalmente: el retorno del lehendakari se produce, un a?o s¨ª y otro tambi¨¦n, en las fiestas de Bilbao, y anuncia el nuevo curso con unas raras declaraciones que hace siempre junto a la plaza de toros de la insigne villa. Como las c¨¢maras le cogen ante una desangelada pared semitaurina, tipo pared¨®n de fusilamiento, la imagen presenta agosto tras agosto un tono entre cutre y lastimoso. Sea como fuere, los resultados de los sue?os de verano lehendakariles entretienen (a los pol¨ªticos) un par de semanas, en las que los dem¨¢s del oficio (desde el PP a HB o como se vaya a llamar, pasando por EA, Madrazo y el PSOE) hacen las r¨¦plicas y contrarr¨¦plicas. A mediados de septiembre las cosas giran ya acerca del discurso con el que Ibarretxe sorprender¨¢ a fines de mes en el Parlamento, insomnes palabras sobre las que solemos discutir varios meses.
Pero en realidad ya nada sorprende ni tiene ning¨²n atisbo de inter¨¦s. En el ciclo que concluimos est¨¢ todo gastado y bien gastado. Sin embargo, el tradicional gui¨®n vern¨¢culo se est¨¢ desarrollando este a?o sin novedades dignas de menci¨®n y todo indica que seguir¨¢ la noria dando las mismas vueltas, sin m¨¢s funci¨®n que mantener los ritos del verano vasco. Llevamos m¨¢s de una d¨¦cada con las mismas historias.
La ciudadan¨ªa, a todo esto, a verlas venir. Y los actores de la cosa p¨²blica, que no renuevan discursos ni expectativas (ni costumbres) desde hace much¨ªsimos a?os, seguir¨¢n sin percatarse de que su tiempo ha pasado ya. Es posible que consigan detener el tiempo -haza?as m¨¢s dif¨ªciles se han visto en tierras vascas- y seguir as¨ª en el "candelabro", pero tal gesta matusal¨¦nica acabar¨¢ convirtiendo al Pa¨ªs Vasco en el parque jur¨¢sico de la Uni¨®n Europea. Todos f¨®siles. Como los diplodocus, pterodactilos y brontosaurus, que tambi¨¦n tuvieron su d¨ªa.
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