Felices con Wal-Mart

Llevo d¨ªas con buenas noticias sobre Wal-Mart, la cadena minorista m¨¢s importante del mundo. Ha tenido que cerrar en Alemania. Debe negociar la sindicaci¨®n de su gente en China, cuando en Estados Unidos aconseja a sus empleados que no se f¨ªen de los sindicatos "porque quieren quedarse con tu voz". Su vicepresidente sustrajo miles de d¨®lares que gast¨® en casetas para perros y en discos de C¨¦line Dion, lo que prueba que es compatible dirigir una gran empresa y ser descerebrado. Y hoy he le¨ªdo que la empresa que de vez en cuando re¨²ne a sus 800.000 empleados para hacerles gritar ?Viva Wal-Mart! sufre p¨¦rdidas, por primera vez en 10 a?os. Entre la gente que he conocido, el espa?ol m¨¢s pr¨®ximo a la filosof¨ªa de Wal Mart ha sido Estrada Saladich. ?l tambi¨¦n reun¨ªa a sus trabajadores y les hac¨ªa gritar ?Viva Muebles La F¨¢brica! Un d¨ªa me cont¨® que en la reuni¨®n con sus ejecutivos vio que uno de ellos llevaba calcetines rojos. Le pregunt¨® por qu¨¦ y el ejecutivo le dijo: "Regalo de cumplea?os de mi esposa". "Qu¨ªteselos inmediatamente", le orden¨® Estrada. El ejecutivo, m¨¢s colorado que sus calcetines rojos, se descalz¨®, se los quit¨®, los meti¨® en un bolsillo de su americana y quiz¨¢ empez¨® a alimentar un furioso rencor que al anochecer pagar¨ªa su esposa. Estrada acab¨® mal y yo, por su filosof¨ªa empresarial y por los calcetines rojos, me alegr¨¦. Como me alegro con las malas noticias sobre Wal-Mart, que con sus precios y salarios estrangula a empresarios, competidores, distribuidores y trabajadores de Estados Unidos y terceros pa¨ªses.